El libro realiza un estudio comparado del uso del maíz entre las tradiciones chibchense y mesoamericana en Costa Rica. La publicación puede descargarse gratuitamente.
Laura Rodríguez RodríguezEn tortillas, atoles, guisos, tamales, bollos y bebidas, el maíz ha sido fundamental en la dieta de los pueblos de tradición mesoamericana y chibchense y, por herencia, ha estado presente en un sinnúmero de platillos costarricenses desde la época colonial.
Pero, más allá de su función alimenticia, el maíz ha constituido toda una forma de vida para las comunidades indígenas del país. Es por ello que la antropóloga Vania Solano Laclé realizó un estudio sobre la relación de las culturas originarias con este grano y publicó un libro con sus principales hallazgos.
La publicación se titula “El maíz: semilla, trabajo, alimento, vida en las tradiciones indígenas mesoamericana y chibchense de Costa Rica”. Con ella, se inaugura la serie digital Tsirík del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas (Ciicla) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El libro se divide en 4 grandes capítulos. El primero aborda el tema del maíz como semilla, desde su domesticación y dispersión hasta la selección de la semilla, sus variedades y el almacenamiento del grano. El segundo apartado versa sobre el cultivo del maíz y detalla aspectos sobre su manejo, ciclos agrícolas y cosechas.
El tercer capítulo abarca más de la tercera parte de la obra y habla sobre el maíz como alimento. En esta sección, la autora se detiene a brindar pormenores de las tradiciones culinarias de los pueblos indígenas, como la nesquezar el maíz, el uso de hornos de barro, la fermentación de bebidas y el hervido de algunas comidas.
La última sección resume los principales hallazgos de la investigación y reflexiona en torno al maíz como patrimonio biocultural que permite la vida. Además, señala los principales problemas que enfrentan las comunidades indígenas para mantener el uso cultural del maíz y su soberanía alimentaria, como la privatización y el despojo de sus territorios y de la tierra cultivable, el modelo de producción agrícola nacional y el cambio climático.
Vania Solano Laclé, autora del libro, reflexiona sobre su obra y su importancia para la sociedad costarricense:
-¿Cuál fue su motivación para desarrollar esta investigación?
VSL: El proceso de domesticación y apropiación cultural del maíz lleva más de 8 000 años. Su origen es mesoamericano, pero se ha adaptado a paisajes y altitudes inimaginables. Forma parte de nuestro patrimonio cultural y gastronómico en todo el continente americano, incluso más allá. Me apasiona la cocina y me preguntaba sobre dos temas: ¿Qué ha pasado con el maíz en nuestro país? ¿La cocina expresa la diversidad o es la diversidad la que expresa la cocina? Esto me llevó a tratar de comprender, desde una perspectiva antropológica, las relaciones simbióticas que durante todo este tiempo han establecido los pueblos indígenas y campesinos con esta planta. Estas relaciones nos han procurado la alimentación, la vida.
-¿Cuál es el objetivo que persigue con esta publicación?
VSL: Brindar un aporte concreto, a partir del estudio sobre el uso de maíz en las tradiciones culturales mesoamericana y chibchense de nuestro país, para que ampliemos nuestra perspectiva de que los grupos humanos existimos porque formamos parte de la naturaleza y en esta permanente interacción hemos experimentado y creado posibilidades para nuestra supervivencia como especie. Muchas de las decisiones colectivas que llevaron tanto a la domesticación de plantas y animales como a formas particulares de consumirlos y de manejo agroecológico se basaron en una optimización compleja ensayada a lo largo del tiempo. El maíz es un ejemplo de ello. Es por esto que el conocimiento generado por los grupos indígenas y campesinos de todo el planeta constituye uno de los ejes culturales que le ha dado sustento material, sentido y pertenencia social a la vida humana en todos los continentes. Desde esta perspectiva, puedo afirmar que la noción actual de propiedad intelectual, aparte de individualista, se sostiene desde una memoria muy reducida, padece de un vasto etnocentrismo y su proyección temporal es de corto plazo.
-¿Por qué es importante recuperar el maíz como parte fundamental de nuestra dieta y de nuestra vida?
VSL: El maíz es una planta fascinante, creada y dependiente de la mano humana para crecer. Es un excelente alimento cuando se utiliza y procesa a partir del conocimiento que han desarrollado los pueblos indígenas y campesinos. Por ejemplo, se mejora su valor nutricional con la tecnología del nesquesado -conocida también como nixtamalización-, o por su combinación con frijoles y vegetales, la cual se inicia desde la producción, mediante los sistemas agrícolas de policultivo como la milpa. Todo esto ha dado como resultado una diversidad gastronómica en la cocina y que el alimento se convierta en medicina, en salud. Cuando se desconocen sus usos tradicionales por ignorancia o racismo hacia los pueblos que le dieron origen y cuando se enajena para usos industriales y comerciales, se convierte en alimento prioritario para ganado, en vez de humano; en jarabe aditivo, en lugar de energía saludable. Es un sistema que va extinguiendo las variedades del maíz, así como la diversidad de conocimientos para cultivarlo, procesarlo y comerlo. Retomar el maíz, desde su uso cultural, es replantearnos quiénes hemos sido como pueblos en nuestra trayectoria histórica, cómo queremos seguir comiendo - y produciendo-, por ende, hasta cuándo queremos vivir.
La Colección Tsirík tiene el objetivo de guardar las memorias del conocimiento que se genera en el Ciicla. Se trata de un repositorio digital de libros, cuadernos, ensayos y artículos académicos que podrán descargarse de manera gratuita.
El sitio reunirá trabajos de diversas áreas de estudio académico en el ámbito de la cultura, como sociología, antropología, psicología, historia, literatura, lingüística y filosofía. “Se reunirá en este espacio toda esa colección de materiales diversos para darle a las personas interesadas en estos temas el acceso directo y gratuito, con solo hacer un clic, como corresponde a la obligación de la universidad de servir, de poner a disposición de todos los resultados de su labor diaria”, reza la introducción a esta serie.
En las culturas bribri y cabécar la palabra “tsirík” es una colección de pieles, plumas, semillas y plantas utilizada por el awá para comunicarse con los seres del mal y curar a los enfermos. Ese diverso conjunto de elementos naturales guarda el conocimiento sobre el origen de la enfermedad que se está tratando. En este sentido, puede decirse que el “tsirík” es un repositorio, un espacio de comunicación donde el awá busca la información para encontrar la sanidad del enfermo.
Al igual que el “tsirík” bribri y cabécar, la colección digital del Ciicla procura reunir los frutos de la investigación, la reflexión y la escritura sobre las culturas e identidades latinoamericanas para estar accesible a todo aquel que se acerque en busca de conocimiento y sabiduría.
María de los Ángeles Acuña León, directora del Ciicla, enmarca la inauguración de la colección Tsirík dentro del carácter multidisciplinario del Ciicla, desde donde se ha generado conocimiento en torno a las identidades culturales latinoamericanas en sus diversas formas, elementos constitutivos, manifestaciones, dimensiones y características.
“El Ciicla invita a la comunidad universitaria nacional e internacional a incursionar en un espacio para compartir conocimiento y para encontrar sabiduría. Iniciamos de la mejor manera esta nueva etapa en el quehacer del Ciicla con un libro que nos hace volver la mirada y la memoria hacia nuestros pueblos originarios, hacia la experiencia y conocimiento ancestral con ese producto tan característico de nuestra América antigua en su cultura e identidad: el maíz”, subrayó Acuña.
En el siguiente enlace puede acceder a la serie digital y descargar gratuitamente el libro: