Un estudio estadístico elaborado por profesionales de la Escuela de Nutrición de la Universidad de Costa Rica (UCR) en agosto del 2009 reveló que un 50% de las familias en Costa Rica realizó cambios en su alimentación y la gran mayoría de los encuestados (87%) afirmó que dichos cambios son negativos.
Según la encuesta, que forma parte de los Foros de Discusión en Seguridad Alimentaria y Nutricional que lleva a cabo el Programa de Posgrado en Nutrición Humana, los ticos ahora compramos menos alimentos, de menor calidad, más baratos y hasta sembramos algunos de ellos para ahorrar.
Además indica que los ticos percibimos ahora un consumo mayor de comidas rápidas, que existe menos tiempo para comer, hay más problemas de obesidad, las comidas tienen muchos químicos y que el costo de la vida no nos permite alimentarnos bien.
La encuesta, que fue presentada por la M.Sc. Irma Sandoval y el Dr. Luis Fernando Fernández miembros de grupo responsable del proyecto, se aplicó en el contexto de una apertura comercial y crisis energética, aderezada con el deterioro tanto del recurso natural como del ambiental.
“Los estudios de opinión visibilizan lo que la población opina sobre un determinado tema, en el caso de la seguridad alimentaria nos dimos cuenta que existe un gran porcentaje de la población del país que hace ajustes en su alimentación para poder ajustarse al alto costo de la vida: si bien las familias hacen otros ajustes en otros rubros, la alimentación ocupa el tercer lugar en la escala de las cosas que cambian”, señaló la M.Sc. Sandoval.
Impacto de la crisis en seguridad alimentaria
La encuesta telefónica que se titula “Implicaciones de la Crisis de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en la Población Costarricense”. se aplicó a 800 personas mayores de 18 años.
Dentro de sus conclusiones destaca que el origen de la crisis en seguridad alimentaria se da por varias razones, entre ellas la reducción del poder adquisitivo, la dependencia del mercado externo, la poca producción de alimentos básicos como maíz y frijol por su baja rentabilidad, así como por la producción de biocombustibles y el calentamiento global.
Los entrevistados consideran que esta crisis produce más pobreza, aumento en el precio de los alimentos, migración, hambrunas y ventas ambulantes, entre otras variables.
Dentro de las acciones más recomendadas por los ticos y ticas para que las autoridades de gobierno aseguren una buena alimentación para la población están: brindar más educación en temas nutricionales, estimular la producción local de alimentos y mejorar el control de precios en la canasta básica.
“El trabajo en seguridad alimentaria es fundamental por las implicaciones que tiene, inclusive para la estabilidad democrática de la nación: el país tiene que ver cómo logra satisfacer las necesidades de alimentación pero sin caer en problemas de vulnerabilidad. Cuando hablamos de seguridad alimentaria nos referimos a la producción, disponibilidad, acceso y aprovechamiento de insumos para producir alimentos”, profundizó Fernández.
Cuando se les consultó a las personas sobre cuál es la percepción que tienen del manejo de los alimentos en establecimientos comerciales, el 76% dijeron que no hay una buena manipulación debido a que: no aplicación de prácticas higiénicas, hay limitados controles sanitarios y los alimentos tienen altos niveles de grasa y preservantes.
Por último, un 62% consideran que tienen un buen peso corporal, mientras que 30% se sienten con obesidad. Además, 37% contestaron afirmativamente al preguntarles sobre si existen problemas de obesidad en sus familias.