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Altas y bajas de la biotecnología en México

3 nov 2003


Aunque la biotecnología en México tiene por lo menos 25 años de desarrollo, y es quizás, después de la astronomía, el área de más desarrollo científico en ese país, a nivel tecnológico no han alcanzado el éxito deseado.

A juicio del experto mexicano Rodolfo Quintero Ramírez, en su país quizás 1.500 personas de muy buen nivel y por lo menos 60 instituciones están trabajando en actividades de este tipo.

“Es un área grande, e importante. Se caracteriza por estar muy bien organizada. La Sociedad Mexicana de Biotecnología e Ingeniería hace reuniones bianuales con más de 1.200 participantes y existe un fondo especial dentro del Programa de Ciencia y Tecnología para la Biotecnología en México”, dijo.

Además, publican con cierta frecuencia avances generales del área. Recientemente, el CONACIT mexicano publicó un libro donde se describe muy claramente la importancia de la biotecnología.

A través de este organismo, el gobierno brinda un respaldo importante, pero por otra parte, los investigadores mexicanos han aprendido muy rápidamente a establecer relaciones internacionales, para obtener apoyo del extranjero, en alianza con grupos en Europa, Estados Unidos, las Naciones Unidas, etc.

No obstante, el Dr. Quintero señala que la parte tecnológica es diferente, ya que no son líderes en ningún sentido, y de hecho ha habido pocos desarrollos mexicanos que lleguen hasta la industria. “En el área que más hemos avanzado es en el tratamiento de aguas, y se han formado varias empresas que han salido de la Universidad y han sido bastante exitosas”.

Destacó que en productos de más alto valor agregado, como es el ámbito farmacéutico o de alimentos, no les ha ido tan bien, y el área más preocupante es la industrial.

El especialista informó que la industria biotecnológica mexicana tradicional de antes de la genética, la de los años 60 y 70, era líder latinoamericana, y producía antibióticos, enzimas, aminoácidos y muchos productos tradicionales.

Agregó que la bioindustria tradicional se está reduciendo, y aunque tienen grupos científicos y están formando a mucha gente en licenciatura, maestría y doctorado, en la industria no han tenido impacto.

“Lo achaco a que en la bioindustria moderna tiene que haber un espíritu innovador, de riesgo, de atacar lo nuevo, lo diferente. Quizás México como país, como sociedad, la educación que hemos dado no empuja mucho a la innovación, pues es mucho más tradicional”.

Por lo tanto, considera que falta una estrategia a nivel gubernamental, así como un cambio educativo muy grande, que es de visión, de confianza en sí mismos, de apostar al riesgo para poder tener éxito y ser más agresivos.

El Dr. Quintero afirmó que “lo que hace el gobierno costarricense es muy interesante, pero ahora queremos ver cómo lo va a hacer y cómo se vuelve realidad, pero en nuestro caso cómo hacemos para que el que no ha sido innovador se vuelva innovador, cómo hacemos para que al estudiante que le hemos dicho que siempre copie, deje de copiar y ahora invente lo nuevo, cómo le decimos al banco que no le pida tantas garantías si usted va a tratar un negocio nuevo. Debe haber grandes cambios en eso”, concluyó.

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Fortalecer demanda por la investigación
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Luis Fernando Cordero Mora
Periodista Oficina de Divulgación e Información
lfcokuvdrder  @cariariethb.ucr.ac.cr

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