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Dr. Carlos Sandoval García

“La migración es un desafío global”

América Central expulsa cada año a miles de sus niños y jóvenes hacia rutas de muerte
21 oct 2016Sociedad
La violencia no bélica en el llamado Triángulo del Norte centroamericano sigue desintegrando familias enteras, algunas migran juntas hacia el norte en busca de su seguridad física. En la foto aparece una familia salvadoreña refugiada.  (foto www.acnur.org)

La crisis humanitaria que vive América Central se resume en estadísticas alarmantes y diversas organizaciones hacen llamados para atenderla inmediatamente. Las cifras son inquietantes.  A junio del 2016 más de 26.000 menores migrantes fueron detenidos en la frontera mexicana, todos ellos emigraron con la esperanza de que la policía de migración no truncara sus sueños de tocar tierra estadounidense.  Por su parte, miles de adultos también dejan sus poblados en pos de un sueño que se convierte en una pesadilla marcada por la explotación económica y violencia delincuencial en un trayecto ya convertido en ruta de muerte.  En total, anualmente unos 300.000 centroamericanos salen de sus países para aventurarse por una vida mejor, las cifras exactas aún se desconocen con exactitud.

Una reciente investigación de Amnistía Internacional (AI) difundida este 14 de octubre 2016 confirmó la dura realidad que viven todos ellos.  AI instó a los gobiernos centroamericanos a tomar acciones urgentes para salvaguardar la vida de los centroamericanos, quienes huyen de la violencia que aqueja a sus países.  Casi 16.000 personas han fallecido producto de esta situación, un número preocupante por la creciente cantidad de decesos en época no bélica.  Esto, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), disparó la migración entre los años 2010 y 2015 un 180%.  El año pasado 234.561 personas fueron devueltas desde Estados Unidos y México, y al concluir el 2016 se espera que la cantidad sea cercana a ese número. 

Otro llamado global fue hecho en marzo pasado por la organización Human Rights Watch, la cual denunció que al finalizar el año 2015 más de 35.000 menores de edad estaban prisioneros en cárceles migratorias mexicanas, sometidos a tratos vejatorios para su edad.  Además, que de todos los niños inmigrantes solo el 1% lograba algún tipo de estatus de protección internacional, cuando casi todos huyeron por amenazas contra su vida.  En agosto de este año Unicef se opuso a la detención de menores de edad y exigió que les brinde acceso completo a servicios de protección, atención de la salud y otros cuidados básicos, además de que se les debe permitir que vivan con sus familias siempre que sea posible.

América Central expulsa a sus ciudadanos hacia un viaje plagado de muerte y violaciones a sus derechos humanos.  Los gobiernos se niegan a reconocerlo como una crisis regional. Eduardo Muñoz

Las organizaciones internacionales han expresado su preocupación por los crímenes desenfrenados, el reclutamiento forzoso de jóvenes varones a las pandillas y la violencia sexual que enfrentan las adolescentes.  Los estudiantes que aún permanecen en las escuelas deben pagar “peajes” para llegar a sus centros educativos, cuotas que también pagan los choferes de transporte público y comerciantes.  Estos desencadenantes siguen elevando la salida de los centroamericanos de la región, para lo cual empeñan propiedades y adquieren elevadas deudas para pagar el viaje a los tratantes de personas.

Según el Dr. Carlos Sandoval García, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS-UCR) la expulsión de los ciudadanos es reflejo de las profundas transformaciones que vive América Central en este siglo.  La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula la migración mundial en un 3%, pero en América Central ese porcentaje se estima entre el 12% y 14%.  “Se trata de una realidad estructural y estructurante de la vida de millones de personas.  Sea que se considere desde la experiencia personal, los imaginarios sociales, las políticas públicas o la acción política, las migraciones son un lugar crucial desde el cual acercarse a describir, explicar o comprender la región”, afirmó el investigador al presentar la última publicación que compiló sobre la temática.

Contradicciones y represión

Para los centroamericanos que abandonan sus países el viaje inicia con una enorme cuota de temor para la mayoría y para otros el anhelo de un buen trabajo para paliar la pobreza familiar.  Algunos han tenido que adquirir deudas por miles de dólares y muchos hacen varios intentos para alcanzar su objetivo. 

Miles de menores de edad están prisioneros en cárceles mexicanas por su condición de migrantes.  Es uno de las acciones institucionales por las que más se critica al gobierno de ese país por parte de organismos de derechos humanos (foto www.unicef.org).

El Dr. Sandoval García explicó los migrantes están atrapados en una suerte de tenaza, por un lado América Central los expulsa pero por otro se les impide el paso; y en el medio quedan a merced del crimen organizado, el narcotráfico y la políticas migratorias mexicanas.  Pero el empeño de pizar tierra estadounidense es mayor que la posibilidad de muerte, como el caso de Yuca, Luis Alonso Valiente, un salvadoreño de 18 años que huyó de las pandillas, conocidas como maras, y tras intentarlo varias veces logró llegar a Los Ángeles, California, y con tan solo poner un pie ahí ya tenía un adeudo de $10.000 y las mismas precarias condiciones laborales que hubiese tenido en su país.  Este es un relato que se repite por miles y está contenido en el libro Migraciones en América Central. Políticas, territorios y actores, una compilación de artículos académicos y testimonios de primera mano sobre la experiencia de la migración internacional.

Esta una nueva obra del sello Editorial UCR se une a otras que abordan el tema de la migraciones.  El Dr. Sandoval dijo que el fin es debatir desde las ciencias sociales centroamericanas, y para ello se unieron voces de todos los países, excepto Belice y Panamá.  En total “Migraciones en América Central. Políticas, territorios y actores” contiene 16 artículos, 3 testimonios y una crónica.  Un trabajo colectivo de 25 personas de universidades del istmo, de la Red Jesuita con Migrantes de Centroamérica y la Iglesia Sueca.

El libro se enmarca en los esfuerzos interuniversitarios costarricenses, los que gracias a recursos del Fondo CONARE para iniciativas de investigación, que adjudicó el año pasado $30.000 para la realización de un documental que reflejará los factores de expulsión y las razones por las que miles de personas siguen migrando hacia el norte; así como las redes solidarias que se han constituido a lo largo del mortal trayecto.  La realización está a cargo del Programa de Producción de Material Audiovisual de la UNED y el IIS-UCR, basado en la investigación “Discursos y prácticas institucionales antiinmigrantes y enfoques normativos en Centroamérica”, parte del trabajo que el Dr. Carlos Sandoval García ha realizado en el IIS-UCR.  Un anticipo de ese proyecto fue la publicación del libro No más muros. Exclusión y migración forzada en Centroamérica, también de la Editorial UCR. 

Muchas mujeres emigran hacia el norte, las jovenes huyen de la violencia sexual a la que son sometidas por parte de los líderes de las pandillas, conocidas como maras (foto www.acnur.org)

En todos los casos, afirmó Sandoval, los centroamericanos tienen el derecho a no emigrar, pero también lo tienen si deciden hacerlo.  Sin embargo, se han endurecido las regulaciones y las violaciones institucionales y las acciones delictivas atentan contra la normativa internacional en derechos humanos de las personas en tránsito.  “Irónicamente al tiempo que se incrementan los controles, tanto de las migraciones internacionales sur-norte como de las sur-sur, estas constituyen un factor fundamental en los estilos de desarrollo de las economías contemporáneas.  Sea en la agricultura, la construcción, el comercio o el trabajo doméstico remunerado, las migraciones son indispensables para la producción y reproducción de la vida”, aseguró el investigador.

Dólares sangrientos

Como han denunciado organizaciones regionales e internacionales, ni los países de origen ni los receptores reconocen a la migración centroamericana como una crisis humanitaria.  “Al no haber reconocimiento alguno ni del Gobierno, ni de la sociedad, salvo por escasos sectores, como las organizaciones de la sociedad civil, la condición de clandestinidad los vuelve sujetos invisibles, vulnerables y vulnerados de manera sistemática”, expresó el Dr. Rafael Hernández López, profesor mexicano y defensor de los derechos de las personas en tránsito por Guadalajara, México.  Él es uno de los articulistas del libro que desnuda el sangriento negocio que esto representa para muchos.

Quienes logran llegar a tierras mexicanas son despojados de su dinero por parte de autoridades policiales corruptas y hasta la población civil lo hace, lo que es asumido como el “costo normal” por pasar por ese país. También sufren agresiones físicas, secuestro y violación sexual.  En el año 2009 la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México contabilizó en solo seis meses 9.758 secuestros de migrantes, por los cuales se pidió a sus familiares un rescate promedio de $2500, ese año se calculó que el crimen orgnizado obtuvo al menos $25 millones; dos años después de este primer informe las víctimas aumentaron a 11.333 en un lapso similar.  La invisibilidad del fenómeno esconde una cruda realidad que los gobiernos se niegan todavía a mostrar.

Migrantes africanos
A los migrantes centroamericanos se unen a otros procedentes de África y del Caribe.  En la frontera sur de Costa Rica cientos provenientes de países africanos acentuaron la crisis humanitaria de la migración  Laura Rodríguez Rodríguez

“Un tema que aun debe investigarse es el efecto del cambio de la intervención del Estado en la vida social en Centroamérica, producto de la implementación de medidas neoliberales y del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos.  Además, falta conocer cómo esta dinámica está promoviendo situaciones de presión económica en las familias de la región que ven en la migración la única oportunidad para asegurarse la subsistencia”, aseveró la magister Laura Paniagua Arguedas, coordinadora del TCU Promoción de una cultura de respeto y solidaridad en el contexto de las migraciones en Costa Rica y articulista invitada del libro.

El libro Migraciones en América Central. Políticas, territorios y actores deja claro que no hay una única forma de comprender esta realidad ni una sola para resolver la expulsión de los ciudadanos de la región.  Y deja como un vacío le emigración de las poblaciones indígenas y del Caribe centroamericano, contribuciones que podrían surgir en los años por venir, acotó el Dr. Carlos Sandoval.

La publicación está a la venta en la Librería Universitaria, o para recibirlo a domicilio debe solicitarse al correo electrónico librelmkoriaucr  @ucrdaqz.ac.cr, y tiene un costo de ₡6000, que se cancela vía transferencia bancaria, y en zona metropolitana tiene la opción del pago en efectivo.

La migración mundial afecta a otras poblaciones en Medio Oriente, que también enfrentan fuertes restricciones de ingreso a países de la comunidad europea (foto www.acnur.org)
     Entre 2006 y 2016 se han efectuado 1.7 millones de deportaciones desde Estados y México.  La …
Entre 2006 y 2016 se han efectuado 1.7 millones de deportaciones desde Estados y México.

La crisis humanitaria afecta principalmente a ciudadanos de Guatemala, Honduras y El Salvador.

Según el ACNUR, el número de personas procedentes de estos tres países que solicitan asilo en el mundo se ha multiplicado por siete desde 2010

El Ministerio de Educación de El Salvador asegura que 39. 000 estudiantes abandonaron la escuela a causa del acoso o las amenazas de las maras en 2015, el triple que en 2014
 

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