10 nov 2010Sociedad

Ante el aumento de la población adulta mayor de Costa Rica, las bibliotecas se vislumbran como espacios que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de esta población.

Las bibliotecas no son sólo lugares donde se almacenan libros, sino que son espacios donde se puede incentivar las actividades sociales e intelectuales, donde las personas mayores se empoderan aprendiendo nuevos conocimientos, lo que les ayuda en su autoestima, a evitar la depresión y la soledad.

Para conocer los servicios que las bibliotecas del país ofrecen actualmente a esta población, la  M.B.A. Marcela Gil Calderón, directora de la Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información  viene realizando un proyecto de investigación desde el año 2006.

Los resultados de este estudio los expuso el 25 de octubre en la conferencia El aporte de los servicios de información a la calidad de vida del adulto mayor, organizada por la Vicerrectoría de Acción Social y el Programa Integral de la Persona Adulta Mayor (PIAM) de la UCR. 

En este proyecto se propuso recopilar información de 503 instituciones públicas y privadas como universidades, hospitales, centros penitenciaros, hogares de ancianos, entre otros para conocer los servicios que ofrecen a las personas mayores. Se evaluaron aspectos como acceso, parqueos, rampas, baños accesibles, materiales como libros o audiovisuales, mobiliario, señalización y recurso humano capacitado.

El estudio concluyó que entre todas las bibliotecas se llega a menos de un 25% de la cobertura de los servicios de información que se debería estar dando para la población adulta mayor, además de que las condiciones de acceso por lo general son inadecuadas. Las bibliotecas que ofrecen servicios están concentradas en San José, mientras que en Limón, Puntarenas y Guanacaste la oferta es muy limitada.

Entre los resultados se destaca que de los 123 hogares para ancianos existentes en el país sólo 70 respondieron la encuesta y de ellos solamente 7 poseen colecciones con materiales para las personas mayores y ninguno tiene una biblioteca completa.

En el Sistema Nacional de Bibliotecas conformado por 56 bibliotecas, se identificaron diez donde dan cursos de computación, siete que ofrecen talleres, tres dan cursos de inglés y otras tres cursos de lectura, además otras cuatro que desarrollan conversatorios dirigidos a personas mayores.

Gil señaló que los retos tanto para bibliotecas públicas como privadas son mejorar las instalaciones físicas, el mobiliario, el equipo y capacitar el recurso humano para atender a esta población pues actualmente sólo el 6% cuentan con esas condiciones, además considera se debe hacer más investigación y acción social.

A su juicio, los especialistas en información deberían estar promoviendo los servicios de información o extensión bibliotecaria que pueden ofrecer las instituciones y centros de información.

Con el objetivo de colaborar en la calidad de vida de las personas adultas mayores, la Escuela de Bibliotecología de la UCR inició recientemente sistema de apoyo mediante el Programa Integral para la Persona Adulta Mayor (PIAM) de la UCR para ofrecer talleres de promoción de lectura.