Lic. Jorge Umaña Cubillo.

Foto: Laura Rodríguez.

La transformación digital del Estado costarricense ya no es un proyecto de futuro, sino una necesidad urgente. La irrupción de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA) está redefiniendo la forma en que los gobiernos planifican, diseñan y prestan servicios públicos. En este contexto, la administración pública enfrenta una encrucijada histórica: adaptarse a los cambios acelerados de la era digital o rezagarse frente a las demandas de una ciudadanía cada vez más conectada, informada y exigente.

La IA y la transformación digital no deben verse como simples innovaciones tecnológicas, sino como herramientas al servicio de lo público; instrumentos que permitan mejorar la vida de las personas, garantizar mayor acceso a derechos y fortalecer la confianza ciudadana en el Estado.

Retos estructurales

A partir de experiencias recientes en Costa Rica, se identifican tres grandes desafíos que limitan el impacto real de este nuevo paradigma:

1. Barreras culturales y organizativas: el temor al fracaso, la resistencia al cambio y estructuras jerárquicas rígidas dificultan la innovación.
2. Limitaciones en datos e infraestructura: falta inversión en sistemas robustos, gobernanza de datos y disponibilidad de información confiable.
3. Déficit de competencias digitales: escasa formación en IA, tecnologías de la información y análisis de datos limita la adaptación de herramientas digitales a los contextos institucionales.

Estos obstáculos no son exclusivos de Costa Rica. Según el Informe del Grupo de Trabajo sobre creación de capacidades de IA (Unesco, 2022), casi la mitad de los países analizados carecen de una estrategia nacional de competencias digitales para abordar iniciativas de IA.
 

LEA TAMBIÉN: Voz experta: La Carta Iberoamericana de Inteligencia Artificial en la Administración Pública

Superar las barreras que enfrenta la administración pública costarricense en su proceso de transformación digital abre una ruta de oportunidades significativas para construir un Estado más eficiente y cercano a la ciudadanía. En primer lugar, se destaca el fortalecimiento de los servicios públicos, respaldado por experiencias internacionales que evidencian mejoras drásticas en eficiencia.

Un ejemplo notable es la reducción del 87 % en los tiempos de resolución de casos judiciales en Brasil, gracias a la implementación de procesos digitalizados. Además, la digitalización permite enfrentar con mayor eficacia problemas complejos como el cambio climático y las desigualdades sociales, al ofrecer herramientas avanzadas de análisis, predicción y acción que potencian la capacidad del Estado para responder de manera estratégica e innovadora.

Competencias clave para el funcionariado costarricense

El marco de competencias propuesto por la Unesco se organiza en tres áreas fundamentales:

1. Planificación y diseño digital
   • Pensamiento sistémico y visión estratégica.
   • Identificación y resolución de problemas.
   • Estrategias ágiles de gestión.
2. Gobernanza y uso de los datos
   • Alfabetización digital y toma de decisiones basadas en evidencia.
   • Privacidad, seguridad y ética en el manejo de información.
   • Promoción de datos abiertos y transparencia.
   • Comprensión de fundamentos de IA.
3. Gestión y ejecución digital
   • Centralidad en las personas usuarias.
   • Iteración y aprendizaje a partir de prototipos.
   • Ejecución ágil y liderazgo digital.

A estas competencias se suman cinco actitudes transversales: confianza, creatividad, capacidad de adaptación, curiosidad y experimentación, las cuales son fundamentales para una cultura pública abierta al cambio.

ADEMÁS: Voz experta: El líder de datos tiene un rol esencial en la transformación digital del sector público

El informe de la Unesco plantea una serie de recomendaciones que Costa Rica puede adaptar para avanzar en su proceso de transformación digital.

1. En el ámbito gubernamental, se sugiere definir una estrategia nacional de inteligencia artificial y transformación digital, acompañada de planes de capacitación continua para el funcionariado.
2. Desde la academia, se propone articular programas interdisciplinarios en IA y gobierno digital, mediante el empleo del marco de competencias como base curricular.
3. El sector privado puede colaborar activamente en iniciativas de formación y compartir aprendizajes prácticos que enriquezcan la experiencia institucional.
4. Finalmente, la sociedad civil tiene un papel clave en el impulso de plataformas de intercambio y en el monitoreo de la gobernanza digital, promoviendo una participación ciudadana más informada y activa.

Reflexión final

Costa Rica tiene el reto y la oportunidad de convertirse en un referente regional en gobernanza digital. Para lograrlo, no basta con adquirir tecnologías: se requiere invertir en capital humano público capaz de diseñar, implementar y evaluar políticas innovadoras con base en datos y ética. La transformación digital debe reafirmar nuestro compromiso con un futuro más inclusivo, eficiente y sostenible.