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Valeria Castro Obando, investigadora del Prosic-UCR

M. Sc. Valeria Castro Obando, Investigadora en el Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento (Prosic-UCR)

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Voz experta: ¿Qué es la prospectiva? ¿Y por qué es un elemento clave para cualquier organización?

4 nov 2024Sociedad

Cuando pensamos en el futuro, se nos vienen a la mente muchas cosas. Podría ser que lo primero que pensemos sea una imagen o no, una idea concreta o medio difusa de algo que suponemos que podría llegar a pasar en algún momento y que no necesariamente coincide con nuestro presente. Puede que el horizonte temporal que nos tracemos nos lleve a pensar en lo que ocurrirá al día siguiente, en una semana, un mes, un año, tres, diez, o inclusive en 50 años.

Pero, si el futuro es algo para lo que no siempre tenemos una respuesta, ni tampoco sabemos con certeza qué es lo que podría llegar a pasar, ¿por qué deberíamos preocuparnos? ¿Qué tiene de importante pensar en el futuro? ¿Acaso es algo que podemos gestionar de alguna manera? Y, finalmente, ¿qué es el futuro?

Para responder estos interrogantes debemos hablar del pensamiento de futuro. Esto es una capacidad que ayuda a comprender y dar sentido a posibles cambios o a la incertidumbre sobre lo que podría llegar a suceder. Es una habilidad esencial que nos permite desarrollar la creatividad y nos ayuda a prepararnos, de alguna manera, ante lo que pueda traernos el porvenir. Pero ¿por qué es importante el pensamiento del futuro?

Cuando pensamos en el futuro solemos sacar conclusiones precipitadas, asumimos supuestos desde el sentido común o de nuestras experiencias pasadas y damos por sentado que todo se mantendrá tal y como ha sido hasta ahora. Conservar esta forma de pensar ante los complejos desafíos locales y globales a los que nos enfrentamos puede terminar siendo poco productivo, porque genera sesgos y puede hacernos creer que nada cambiará.

Y es que, aunque podemos anticipar algunos de los impactos que estos desafíos tendrán en nuestras sociedades, siempre y cuando tengamos acceso a suficiente información o evidencias, nuestra mirada no siempre está lo suficientemente afinada para ir tras los indicios de potenciales cambios o de disrupciones aparentemente imprevisibles que pueden terminar por generar incertidumbre y volatilidad.

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En ello puede sernos muy útil el pensamiento de futuro, pero ¿cómo podemos ejercitar esta habilidad? Lo primero sería cuestionar nuestras suposiciones, entendiendo de dónde proceden, el peso que tiene la cultura, nuestras experiencias personales y la influencia del entorno. Tener una mente abierta también puede sernos de gran ayuda, sin embargo, para desarrollar un proceso mucho más sistemático y organizado no basta con pensar qué podría llegar a pasar, sino que se requiere de un enfoque que nos permita identificar problemas y desafíos a largo plazo, así como analizar sus implicaciones.

Este enfoque lo podemos encontrar en la prospectiva. Pero ¿qué es esto? No existe una única forma de definir la prospectiva, pues se puede entender de varias maneras. Podemos considerarla como un medio que nos ayuda en la anticipación y preparación ante lo desconocido; un campo de estudio dedicado a la exploración del futuro – o una forma de hacer investigación de escenarios futuros –; un campo interdisciplinaria que comprende distintas metodologías para identificar cambios emergentes – sutiles y poco evidentes en la mayoría de los casos – y megatendencias; o un medio para discutir ideas útiles sobre el futuro y desarrollar distintos escenarios, entre muchas otras cosas.

La prospectiva cuenta con métodos y técnicas diversas que nos ayudan a indagar las dinámicas de cambio y a describir qué podría llegar a pasar en el futuro. Estas particularidades pueden facilitarnos una comprensión más profunda de aquellos aspectos que podrían llegar a cambiar.

Sin embargo, esto no implica que la prospectiva busque hacer predicciones o pronósticos, sino que lo esencial está en comprender el contexto, el entorno actual y las múltiples formas en que este puede evolucionar en el futuro, así como estimular el debate entre diversos actores. Para esto es necesario comprender las distintas visiones de futuro que puede haber. Desde este punto de vista, la prospectiva es más un arte que una ciencia e implica el desarrollo de habilidades de pensamiento de futuro y cambios importantes en nuestras estructuras mentales.

Por otro lado, lo que diferencia a la prospectiva de otras disciplinas es su forma de aproximarse a la realidad, su énfasis en el futuro y los procedimientos metodológicos que se emplean para ello, los cuales no siempre serán los mismos y deberán ajustarse según el proceso que se esté desarrollando. Por lo tanto, un buen analista de futuros deberá ser imaginativo, adaptarse y aprender a leer las condiciones en que trabaja para saber cuáles herramientas y enfoques serán los más adecuados para aplicar en un grupo, organización o comunidad, evitando vender recetas estandarizadas.

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Un principio básico de la prospectiva es que es una disciplina muy creativa y flexible, por lo que se recomienda que cada proyecto sea diseñado y adecuado a sus respectivas particularidades. Un estudio puede ser distinto en términos del propósito con que se realice. Por ejemplo: se pueden constituir procesos a pequeña escala (a lo interno de una organización) o a gran escala (en un territorio o a nivel nacional), lo que determina su nivel de complejidad y los requerimientos técnico-metodológicos que deben emplearse.

Más allá de explorar diversos futuros, esto puede servirnos para desarrollar procesos mucho más organizados y sistemáticos mediante los cuales podemos abordar la incertidumbre en nuestras organizaciones, territorios y comunidades.

Sobre esta base, es posible construir mayor resiliencia y prepararnos mejor para el futuro e, inclusive, podemos crear mejores políticas, planes y estrategias con la información generada por este tipo de procesos. A su vez, esto contribuye a establecer sistemas de gobernanza anticipatoria para abordar desafíos sistémicos y de largo plazo.

¿Y si la prospectiva nos ofrece tantas ventajas, ya la estamos implementando en Costa Rica? La respuesta a esto es sí, y es que, aunque el tema de la prospectiva no es nuevo en el país, esta aún no ha llegado a masificarse. Tenemos algunas experiencias y estudios que se han realizado en esta línea; sin embargo, esta aún no se extiende como una práctica común para organizaciones públicas y privadas.

Todo lo anterior puede servirnos como un llamado para ampliar nuestra mirada hacia el fascinante campo de los estudios del futuro y preguntarnos, a nivel personal, organizacional o nacional, si tenemos pistas de qué podría traernos el porvenir, si creemos estar preparados para ello, si deberíamos empezar a prepararnos, si consideramos oportuno realizar un proceso prospectivo y si creemos que eso podría ayudarnos.


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M. Sc. Valeria Castro Obando
Investigadora en el Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento (Prosic)
valeriafxmt.castro  @ucruvoe.ac.cr

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