Las rutas para acceder a la información se han convertido en el camino imprescindible para que las personas puedan desarrollarse y ejercer sus derechos como ciudadanos en un mundo donde los datos se han vuelto omnipresentes
En este contexto, la información estadística parece saturar la realidad. Los medios de comunicación brindan constantemente visualizaciones e interpretaciones basadas en datos, mientras que las organizaciones públicas y privadas producen masivamente nuevos datos que con frecuencia cuentan con acceso libre. Por su parte, las redes sociales han incrementado las posibilidades de las personas para acceder a la información.
Por primera vez en la historia, las personas ciudadanas cuentan con un amplio espectro de posibilidades para transitar el camino de la información.
Si bien vivimos en un mundo de oportunidades aparentemente ilimitadas, también es cierto que no siempre la información estadística se presenta de la mejor manera, siendo en ocasiones ambigua y, otras veces, favoreciendo el sesgo y la interpretación tendenciosa. Hoy resulta fundamental contar con los conocimientos y las habilidades básicas para leer e interpretar datos de manera critica.
Las instituciones de educación superior tienen, entonces, el reto de colaborar con el desarrollo de una ciudadanía que cuente con las habilidades propias de la alfabetización estadística y así fomentar en la sociedad la presencia de una perspectiva crítica ante los datos para minimizar el efecto de noticias falsas y datos ambiguos, erróneos o manipulados. (Zapata-Cardona, 2011; Rodríguez-Muñiz et al., 2020).
Desde el surgimiento de sociedades complejas en la antigüedad, en paralelo con la aparición de la escritura (Vallejo, 2021), los datos estadísticos han estado presentes en toda actividad humana. Es a partir del siglo XVII que las universidades la empiezan a incluir elementos de estadística, aplicada a las decisiones estatales, en la formación universitaria; sin embargo, los conceptos que subyacen a la Estadística pueden rastrearse desde épocas remotas, en las primeras civilizaciones de Mesopotamia, Egipto, China y la India, más adelante en la antigua Roma y las culturas mesoamericana.
En Inglaterra a finales del XVII se origina la llamada aritmética política, cuyo objetivo era: estudiar desde un punto de vista socioeconómico estados y ciudades (o regiones) por medio de datos relacionados con la composición de la población, industria, agricultura, comercio, etc. Desde allí se elaboraron metodologías que hoy podemos relacionar con la estadística y la demografía, incluyendo estimaciones de la población en Londres, cálculos y metodologías que se extendieron en diversos países europeos.
La etimología de la palabra estadística proviene del latín medieval status, y desde la edad moderna se entiende como la “exposición sistemática y ordenada de las características más notables de un Estado”. Goethe en un viaje a Italia en el año 1798 señala lo siguiente sobre el término:
“Muchos se sorprendieron primero por el uso que yo hago de las palabras estadística y estadígrafo...En el curso de un viaje muy extenso a través de las partes septentrionales de Europa, viaje que emprendí en 1786, comprobé que en Alemania estaban entregados a una especie de indagación política a la que habían dado el nombre de estadística. Por estadística se entiende en Alemania una indagación destinada a determinar el poderío político de un país o cuestiones relativas a asuntos del Estado; pero la idea que yo agregué a ese término es la de una indagación sobre el estado de un país con el fin de determinar hasta qué punto llega la felicidad de que gozan sus habitantes y los medios de su futuro mejoramiento”. (Hacking, Ian, 1995 p. 38).)
En nuestro país, los primeros conteos poblacionales para estudiar su composición fueron realizados durante la colonia. Después de la independencia, en 1824 bajo el mandato de Juan Mora Fernández se realizó un nuevo conteo de población en coordinación con los ayuntamientos y los curatos de parroquia obteniendo como resultado una población igual a 57 147 habitantes. Los datos muestran un incremento poblacional posterior que se acelera a partir de la segunda mitad del siglo XX con el aumento de la natalidad y la disminución de la mortalidad. Además, de los conteos de población, a finales del siglo XIX se empieza con la recolección y publicación de estadísticas vitales: nacimientos, defunciones y matrimonios (INEC, 1998).
Ya en el año 1864 se había realizado el primer Censo de Población con rigor científico. A partir del 1 de enero de 1951 se creó la Dirección General de Estadística y Censos (DGEC), la cual se mantuvo hasta 1998, momento a partir del cual se denominó Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
A partir del año 2019 se conformó el Sistema de Estadística Nacional (SEN), entre otros, que aglutina a instituciones públicas que generan estadísticas, y preside el INEC. Un aporte importante del SEN ha sido la creación del código de buenas prácticas estadísticas.
El interés del Estado costarricense por formulación de políticas públicas orientadas a garantizar la calidad del dato y del procedimiento estadístico en las instituciones es muestra del papel fundamental que las estadísticas representan para la consolidación de las democracias contemporáneas. Sin embargo, estas políticas no siempre han logrado permear a todos los niveles de la sociedad, incluyendo los gobiernos locales y las personas ciudadanas individuales. En esta época densamente poblada de datos, es fundamental para las democracias contar con una ciudadanía capaz de hacer un uso informado y crítico de las estadísticas. Los recientes avances del autoritarismo y otras amenazas a la convivencia democrática han precisamente aprovechado estos vacíos para levantar agendas fundamentadas en la desinformación y el uso sesgado de los datos.
Por todo lo anterior, hoy es fundamental fomentar la comprensión crítica de los conceptos e información estadísticos en toda la población. En este contexto, surge en la Escuela de Estadística el proyecto de Trabajo Comunal Universitario (TC-793): La alfabetización estadística: una propuesta para el empoderamiento de la ciudadanía y el fortalecimiento de las políticas públicas.
Este TCU tiene como objetivo principal generar capacidades en la ciudadanía, en gobiernos locales y en organizaciones no gubernamentales para la lectura crítica de los datos: leer dentro de los datos y más allá de ellos, en relación con el uso de la información estadística por parte de instituciones públicas y medios de comunicación, así como analizar el uso de la evidencia empírica en la formulación de proyectos y políticas.
Referencias
Hacking, I. (1995). La domesticación del azar: El desarrollo de la estadística moderna (M. Murillo, Trad.). Gedisa.
Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). (1998). Anuario estadístico de Costa Rica 1993–1998. https://admin.inec.cr/node/51395
Rodríguez-Muñiz, L. J., Aguilar, M., Camacho, M., Moreno, A., & Vásquez, C. (2020). La alfabetización estadística en Iberoamérica: Una revisión de investigaciones relevantes. Revista Unión, 59, 6–24. https://funes.uniandes.edu.co/20635/
Vallejo, I. (2021). El infinito en un junco: La invención de los libros en el mundo antiguo (Edición bolsillo). Debolsillo.
Zapata-Cardona, L. (2011). ¿Cómo contribuir a la alfabetización estadística? Revista Virtual Universidad Católica del Norte, (33), 1–17. Fundación Universitaria Católica del Norte. https://revistavirtual.ucn.edu.co/index.php/RevistaUCN/article/view/166
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