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María de los Ángeles Acuña León, directora del Centro de Investigación en Identidad y Cultura …

María de los Ángeles Acuña León, directora del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.
Jornadas de investigación del Ciicla

Voz experta: Mestizaje en Costa Rica

Un costarricense promedio mantiene una constitución genética trihíbrida, genes de origen caucásico, aporte amerindio y genes africanos
1 jun 2023Sociedad

Explicar el proceso de mestizaje en Costa Rica, en términos históricos, nos transporta al período colonial, en específico a los siglos XVI y XVII y, muy en especial, al siglo XVIII.Los dos primeros siglos de ocupación española arranca con el período 1569-1690. De acuerdo a las historiadoras Fonseca y Quirós, característico de esta etapa es la explotación indígena como base de las estructuras socioeconómicas, de ahí que se le llame la era de la encomienda (Fonseca y Quirós, 1993, pp.3-15). Consideramos que este período fue la coyuntura donde se gestaron y formaron los elementos claves para explicar la génesis del proceso de mestizaje en nuestro país.

Un segundo período va de 1690 a 1821. De nuevo, Fonseca y Quirós indican que es el lapso de la consolidación de un campesinado criollo y mestizo (1993, pp.18-21). Para nosotros, constituye el período de fortalecimiento del mestizaje se enmarca entre el fin de la era de la encomienda y hasta la independencia. Identificamos dos fases en estos 130 años: De 1690 a 1760 que corresponde a la etapa de transición entre las dos estructuraciones coloniales la encomienda y la economía campesina.

En esta primera etapa, se generalizan las relaciones interétnicas, el pueblo indígena deja de ser la base de la economía colonial el ciclo de plantación y exportación cacaotera ha capturado la atención de la élite cartaginesa (Solórzano, 1987; Quirós y Bolaños, 1989).la segunda etapa, de 1760 a 1821, se experimenta el incremento del mestizaje, ocurre un aumento de la población, aparecen las pequeñas y medianas explotaciones agropecuarias y, con ellas, el campesinado, la migración y lafundación de pueblos y villas al oeste del Valle Central (Solórzano,1987; Fonseca, Alvarenga y Solórzano, 2002).

Para el año de 1566, Juan Dávila, alcalde ordinario que entró en Costa Rica junto a Juan Vásquez de Coronado, nos refiere que en el territorio se hallaban varias provincias indígenas y las incipientes poblaciones españolas, pobladas por el licenciado Cavallón en su entrada a Costa Rica, como fueron la villa de Landecho, el Castillo de Garcí-Muñoz, habitado por soldados, y la ciudad que llaman Nuevo Cartago (Acuña, 2009, p.62). Ya para el siglo XVII, el ecúmene ocupado por los españoles en la provincia de Costa Rica correspondió al Valle Central y los valles de Esparza y Matina, espacios-escenario para la génesis del proceso de mestizaje y la consiguiente aparición de los primeros mulatos, zambos y mestizos en la provincia.

La dinámica entre los mecanismos generadores de mestizajes fue de naturaleza biológica, luego matizados de carácter social y, en la larga duración, de carácter cultural. Los mecanismos para ese prístino mestizaje biológico iniciaron en las uniones formales e informales, matriz de una numerosa progenie legítima e ilegítima, elementos que propiciaron el proceso de recomposición y construcción del mestizaje en la población de la Costa Rica durante los siglos coloniales. Variables como la legitimidad e ilegitimidad de los bautizados, así como la endogamia y la exogamia de los matrimonios, permiten inferir sobre aspectos vitales en el universo colonial. Las fuentes que se utilizan en este tipo de estudios son principalmente los libros parroquiales, bautizos y matrimonios, los cuales se complementan con padrones, censos y listados, según sea el caso que se estudia y la disponibilidad y conservación de las fuentes a consultar (Chavarría y Acuña, 1991, Acuña, 2009).

En 1569 en el repartimiento de los indígenas y tierras de Costa Rica, entre los conquistadores y primeros pobladores, es clara la diferencia numérica entre 82 españoles vecinos de Cartago y Aranjuez y varias decenas de miles de indígenas (Thiel, 1983, p.16). Una de las secuelas del proceso de pacificación y colonización iniciado con el repartimiento de 1569 fue el brutal descenso de la población indígena. Para 1699 los indígenas pasaron de ser la población mayoritaria a ser la minoritaria. Se confirma la tesis de Margarita Bolaños (1986), la cual subraya que, al finalizar el siglo XVII, la mayoría de las comunidades indígenas del Valle Central habían llegado al límite de su reproducción biológica (pp.22-23), aunque nunca debemos de olvidarnos de los diversos grupos de indígenas que permanecieron al margen de la dominación española, los insumisos en la frontera de la colonización (Solórzano, 2013).

ezaron a aparecer como parte de los vecinos, estantes y habitantes de la provincia de Costa Rica. Los conquistadores-invasores van a mostrar y mantener una clara tendencia de crecimiento y los africanos secuestrados-esclavizados, con arribadas constantes, aunque en exiguas cantidades, aseguraron su presencia y pervivencia en la provincia. Para el siglo XVI, la población de Costa Rica consistía de miles de indígenas y unas decenas de españoles con sus criados negros. Ya para el siglo XVII, hacen su aparición los primeros mezclados, pero en muy pequeño número. De ahí que, entre los individuos producto del mestizaje inicial, son los mulatos los que presentan mayor presencia en esos primeros años coloniales, pauta que les permitirá, de acuerdo con Quirós y Bolaños (1989), constituirse a través del blanqueamiento en la base de los individuos clasificados como mestizos en el siglo XVIII (p.69).

En las fuentes parroquiales, actas de bautizos y matrimonios se evidencian los elementos conformadores del mestizaje inicial, los indígenas, los españoles, los negros y la aparición de las mezclas básicas en las relaciones interétnicas: el mestizo, hijo de indígena y español; el mulato, hijo de negro y español; y el zambo, hijo de indígena y negro (Chavarría y Acuña, 1991, p.17). Durante los siglos XVI y XVII, la mayoría de los bautizados son producto de uniones formales, pues el modelo matrimonial tridentino y los cánones morales sobre la sexualidad tutelaron en buena medida el comportamiento sexual de la población en la provincia de Costa Rica en este lapso (Ghirardi e Irigoyen, 2009, p.245, Lavrin, 2009, p.489). Sin embargo, no podemos ignorar la presencia de la progenie de orígenes ilegítimos, muestra de un número de hijos nacidos fuera del matrimonio, en sus categorías de naturales y espurios (Chavarría y Acuña, 1991, p.111).

Consideramos que, en el caso de Costa Rica, en los últimos cuarenta años del siglo XVI, tuvo lugar la génesis del proceso de los mestizajes, un mestizaje inicial que se descubre numéricamente más mulato que mestizo, donde el individuo llamado mestizo, no tuvo como sus únicos progenitores a españoles e indígenas. Una provincia donde, la sociedad segmentada fue la organización que imperó en la primera centuria colonial, cuyas poblaciones, tanto la indígena como la esclava africana, suministraban todo lo necesario para la vida de los españoles (Chavarría y Acuña, 1991, p.46).

El siglo XVII ejemplifica el comportamiento poblacional que corresponde a la dinámica de la configuración de la sociedad colonial, con una élite española generadora y ejecutora de las reglas de poder, control y comportamiento, con el surgimiento de grupos mezclados disociadores de la idea de las dos repúblicas y, por tanto, portadores de la mácula de la deshonra, el desprestigio y el descrédito; donde los grupos de negros, esclavos y libres, los indígenas y sus progenies mezcladas son conceptualizadas como individuos de mala calidad, comportamiento y reputación.Inicialmente, el proceso de las mezclas fue limitado, pero constante, fue ganando terreno en el transcurso de los siglos XVI y XVII y durante los primeros cincuenta años del siglo XVIII, para tener su punto máximo a partir de la década de 1760, cuando los mezclados, tanto mestizos como mulatos, se convirtieron en la mayoría numérica y consiguieron protagonismo en la dinámica de la sociedad colonial.

El siglo XVIII es el escenario de una población producto de la mezcla de las mezclas, donde crecieron y prevalecieron las poblaciones mestizas y mulatas, las cuales fundaron y repoblaron nuevos y viejos asentamientos, donde la mestización y mulatización de dichos núcleos poblacionales fue la constante. Surgió una nueva dinámica: la sociedad segmentada fue desestructurada por el peso del mestizaje y se constituyó una sociedad multiétnica. Esa población de sangre mixta migró internamente y transformó el paisaje agrario y poblacional, al establecer no solo nuevos centros de población, sino nuevas redes relacionales en diversos niveles. Los mezclados fueron adquiriendo una identidad que, junto a su protagonismo social y económico, marcó su ascenso social y amplió sus posibilidades de enlace, incluso con un segmento de la élite española.

Costa Rica colonial, el mestizaje prístino fue de naturaleza biológica, mezcla de sangre y genes de hombres y mujeres que pertenecieron a mundos plenos de diferencias entre ellos y de heterogeneidad en sus propias esencias. Un mestizaje que, a través de los dos primeros siglos, se fue transformando, rehaciéndose en nuevas formas y modos, nutrido por aspectos de índole cultural, social, espiritual y económica; emergiendo en el siglo XVIII, repleto de dimensiones y matices, donde la dinámica entre los mecanismos generadores del mestizaje fue de naturaleza biológica, pero también de carácter social; un mestizaje que presenta sus especificidades en las diversas poblaciones de la provincia, influyendo en aspectos como el número y la composición socioétnica de sus pobladores; un proceso presente y viviente en la historia de Costa Rica, el cual traspasó a la vida republicana como continuidad del pasado reciente y alcanzó la actualidad como una manifestación y testimonio del legado colonial, el cual no lo podemos pensar y considerar como tan lejano y ajeno en nuestra cotidianidad y realidad, pues como bien lo señalan Barrantes y Morera, un costarricense promedio mantiene una constitución genética trihíbrida, genes de origen caucásico, aporte amerindio y genes africanos (1995, p.52).


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María de los Ángeles Acuña León
Directora del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas
mariaignb.acuna  @ucrlczj.ac.cr

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