Bryan Chavarría Campos y Camilo Regueyra Bonilla son los directores de Yunta Arte Escénico, agrupación que presentó Un pajarito me contó que estamos hechos de historias. Foto: cortesía de Valery Aguilar.
Diálogo entre el profesor de psicología Javier Tapia Balladares y los artistas Camilo Regueyra Bonilla y Bryan Chavarría Campos
16 feb 2022Artes y Letras
"Hacer de la diversidad,
Universidad; del archipiélago, continente;
de las partes, un todo".
Rodrigo Facio Brenes,
Discurso Ciencias y Letras
(1957)
En el 2019, bajo el sello editorial de la Universidad de Costa
Rica, se publicó el libro Biopoética de la adolescencia.
Identidades, creencias, vínculos, de Javier Tapia Balladares,
docente e investigador de la Universidad de Costa Rica. A lo
largo de esta voluminosa obra, no solo advertimos la rigurosidad y
la seriedad propia de los estudios académicos, sino también el
cuidado y el entusiasmo con los cuales fue escrita. No en vano, en
el 2020, mereció el Premio Nacional de Investigación Cultural
2019.
Mientras tanto, en otra latitud llamada Yunta Arte Escénico,
se gestaban procesos artísticos que, en principio, podríamos
pensar, no se relacionan con una investigación académica. Sin
embargo, esos dos archipiélagos —como diría Rodrigo Facio— se
convirtieron en continente en el 2021.
Cuenta Tapia que un día lo sorprendió un correo electrónico,
no era un mensaje ordinario como tantos otros, por el contrario,
tenía "el aire de un acontecimiento extraordinario. Era
extraordinario en el curso de mi propio acontecer
profesional".
El remitente era Camilo Regueyra Bonilla, estudiante de Artes
Dramáticas de la UCR, bailarín, coreógrafo y codirector de la
agrupación Yunta Arte Escénico. Regueyra le contaba a Tapia
sobre su proyecto Un pajarito me contó que estamos hechos de
historias, una obra escénica que fusiona la danza
contemporánea con el teatro.
Regueyra, junto con Bryan Chavarría Campos, estudiante de
Filología Española de la UCR, bailarín y también codirector de
dicha agrupación, estaba preparando una propuesta artística que se
concentraba en el tema de la identidad de las personas jóvenes: los
mecanismos y procedimientos que intervienen en su conformación. Tal
y como pueden ir sospechando nuestros lectores, ese es el tema que
une las historias de Tapia, Regueyra y Chavarría. Los artistas
estaban utilizando Biopoética de la adolescencia como
insumo teórico para redactar su creación coreográfica. Y, por
eso, le solicitaban a Tapia asesoría teórica y metodológica.
Para Tapia, esto "contenía la posibilidad de abrir un proceso
de transferencia de conocimientos en el campo de las artes, desde
el Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP)" que él dirige.
Para los artistas, significaba la oportunidad de retroalimentarse
de un saber académico.
En palabras de Regueyra, "yo, como artista escénico, siempre
estoy soñando despierto, buscando temáticas de interés. Cuando
comenzamos a conceptualizar el proyecto, a buscar bibliografía y a
investigar para enviar la propuesta al ProArtes, encontré la
publicación de Javier Tapia. Ese libro nos funcionó de insumo
teórico para plantear el proyecto. También contactamos al IIP para
solicitarle a Tapia la asesoría a lo largo del proceso de creación
de la coreografía".
Y así fue como se entrecruzaron las vidas de estos tres
universitarios, gracias a la búsqueda de nuevas formas de
conocimiento. Quizá se encontraron como Eduardo Galeano
descubrió a Muriel Rukeyser. "Los científicos dicen que estamos
hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos
de historias", citó el uruguayo. Y ese "pajarito" fue la poeta
neoyorquina Rukeyser. "El universo está hecho de historias, no de
átomos", expresó la estadounidense. No puede haber duda, ¡somos la
confluencia de historias y conocimientos!
Antes de subir al escenario
Quizá los espectadores no suelen pensar que los procesos
creativos (y las consecuentes obras) siempre parten de una premisa
conceptual que respalda la propuesta artística. Por eso, este breve
comentario pretende acercarse al trabajo desarrollado antes de
subir al escenario y no a la puesta en escena de Un pajarito me
contó que estamos hechos de historias, ni al análisis de la
investigación Biopoética de la adolescencia.
El quehacer previo a la presentación de dicha coreografía
incluyó cuatro sesiones de diálogo, en las cuales —narra el
investigador— "nos sentamos, literalmente, en un piso de madera
acabado y cuidado con esmero, en el Parque La Libertad de
Desamparados, en uno de esos salones que muestran un poco de lo
que es capaz de dar la ternura del Estado a su gente. Nos
sentamos a discutir escenas, a mostrar mi ignorancia, mi sed de
saber, mi búsqueda en el movimiento del cuerpo".
En la primera reunión, el profesor Tapia les dio una charla
sobre algunos elementos teóricos relacionados con la identidad
adolescente. En las otras tres, los acompañó para hacer una lectura
de lo que Regueyra y Chavarría iban creando y, a partir de esa
lectura, les daba perspectivas sobre cómo se podía seguir
trabajando la propuesta.
El investigador narra que a pesar de que solo compartieron
cuatro sesiones, fueron "suficientes para suscitar un interés
cercano al asombro, como si se estuviese filosofando, construyendo
una casa o escribiendo poesía". Para él, esta experiencia "se ha
tratado de un acto de integración interdisciplinaria, convocando,
desde la danza y el teatro, a la psicología del desarrollo de la
adolescencia, a una sensibilidad con capacidad de crear puentes,
articulaciones, vínculos. Era la ocasión de desplegar en la
práctica un acto biopoético".
De esta manera, desde la perspectiva de Tapia, tal experiencia
"ha sido la del diálogo". "Camilo y Bryan me han mostrado la
conexión del cuerpo, del movimiento, de la palabra. He recibido con
esta experiencia más de lo que merezco. De ahí que siento una
enorme gratitud por haber participado y haber descubierto esta
dimensión para el Instituto. Para mí como profesional de la
investigación en psicología, esta experiencia deja una estela
productiva. El mayor deseo es que pueda repetirse la confluencia de
investigación en psicología y arte. Se configuraría así un
horizonte novedoso para el Instituto, más allá de nuestro proyecto
de transferencia de conocimiento".
Por otra parte, desde la perspectiva de Regueyra, el hecho de
poderle presentar la coreografía al profesor y, a partir de eso,
recibir retroalimentación hizo que el proceso creativo se
enriqueciera de otros lenguajes: "el intercambio de conocimiento
fue muy ameno, nutricio para la propuesta". Y, aunque cada proceso
artístico es diferente —explica Regueyra— y, por tanto, parten de
distintas lógicas, él decidió incluir el conocimiento académico, ya
que como estudiante universitario se nutre de ese tipo de saber, le
resulta cercano y no lo desprecia: "creo que aporta formas de
entendimiento, realidades, conceptos, como en este caso, la
identidad".
No hay duda de que en esta experiencia, Tapia —como
investigador de la psicología— y Regueyra y Chavarría —como
artistas y estudiantes— se asomaron "con simpatía al huerto del
vecino" y comprendieron "que su propio huerto no se confunde con el
mundo entero ni es la primera de todas las cosas" (Rodrigo Facio
Brenes).
Las historias no se detienen
Actualmente, en Arte Yunta Escénico están trabajando para enviar un
proyecto a la convocatoria de El Centro Cultural de España El
Farolito. Igualmente, remitieron la propuesta Piel a la
Compañía Nacional de Teatro, un texto que gira en torno a la
desnudez física y emocional, y que problematiza la belleza
hegemónica, así como las narrativas con una perspectiva
falocéntrica de la sexualidad. Además, realizarán una coproducción
con la Compañía Nacional de Danza y presentarán la obra Un
pajarito me contó que estamos hechos de historias durante el
mes de agosto del 2022, en el Teatro de la Danza.
Por su parte, Javier Tapia continúa sus investigaciones. Entre ellas, "Comunicación y supervisión sobre procesos de desarrollo psicorreligiosos y socioculturales en el ciclo vital", "Intervenciones en infancia temprana para reducir la desigualdad en las oportunidades educativas" y "Apoyo a procesos académicos del Instituto de Investigaciones Psicológicas", además de su trabajo como docente y director del IIP.
Por su parte, Javier Tapia continúa sus investigaciones. Entre ellas, "Comunicación y supervisión sobre procesos de desarrollo psicorreligiosos y socioculturales en el ciclo vital", "Intervenciones en infancia temprana para reducir la desigualdad en las oportunidades educativas" y "Apoyo a procesos académicos del Instituto de Investigaciones Psicológicas", además de su trabajo como docente y director del IIP.

