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Lenguas indígenas: ¿condenadas a morir?

Los esfuerzos para revitalizarlas son insuficientes, asegura especialista de la UCR
17 abr 2021Sociedad

Grace Morales Delgado y su hijo Joshua en el río

La transmisión de las lenguas indígenas a las nuevas generaciones es de vital importancia para revitalizarlas. En la foto, Grace Delgado Morales, estudiante bribri de Ciencias de la Computación de la UCR, y su hijo Joshua.

Laura Rodríguez Rodríguez

Las lenguas chorotega y huetar, que se hablaron en la península de Nicoya y en el Valle Central, respectivamente, desaparecieron entre los siglos XVIII y XIX al ser desplazadas por el español. Pero, no fueron las únicas en sufrir este proceso en Costa Rica. La lengua de los votos, que habitaron el actual San Carlos; el idioma quepo, hablado en la costa pacífica; y el chánguina que predominaba en la región sur (actualmente territorio panameño), entre otros, también se extinguieron sin dejar mayor registro de su existencia.

Este mismo camino lo han seguido otras lenguas que, aunque todavía tienen una presencia mínima en la vida de sus comunidades, ya han dejado de utilizarse de forma conversacional, tales como el boruca y el brorán térraba. De ambos idiomas subsisten saludos y algunas palabras y frases que sus herederos utilizan al hablar español.

Las únicas lenguas indígenas que se consideran vivas en el país por su uso en la comunicación cotidiana son el cabécar, el bribri, el malecu, el gnobe y el buglere. Sin embargo, todas están en la misma situación que llevó a que otros idiomas originarios se extinguieran. Tarde o temprano, estas lenguas también desaparecerán si no se toman acciones concretas para bloquear y revertir el proceso de desplazamiento que han sufrido por el español y la cultura hispano-costarricense durante siglos.

Para Carlos Sánchez Avendaño, docente de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura (EFL) e investigador del Instituto de Investigaciones Lingüísticas (INIL) de la UCR, uno de los factores que ayudaría mucho a detener este proceso es que los padres y abuelos les vuelvan a hablar a las nuevas generaciones en su propia lengua. Menciona el caso de los malecus, en la zona de Guatuso de Alajuela, donde ha contabilizado a 3 personas menores de 20 años hablantes de malecu, gracias a que sus familias se empeñaron en transmitirles la lengua.

“Está también el impacto del aparato educativo que, de alguna manera, ha servido recientemente para revalorizar las lenguas y las culturas en las comunidades. En el pasado contribuyó a desplazarlas, en el presente sigue contribuyendo a desplazarlas, pero también contribuye un poquito a revalorizarlas. Toda la política lingüística del país encaminada a visibilizar más a estas poblaciones, sus derechos, su riqueza, podría, eventualmente, tener un impacto”, agregó Sánchez.

Según el especialista, las comunidades indígenas ven sus lenguas como una garantía de su identidad diferenciada, sumada a la de ser costarricenses. Además, representan un vínculo con sus antepasados, con su cultura, con la diversidad y refuerza su concepto de continuidad histórica. “Esas lenguas están vinculadas a diferentes visiones de mundo, a diferentes maneras de conceptualizar la realidad. Eso, como lingüista, me parece sumamente apasionante, darme cuenta de cómo encontramos formas distintas de conceptualizar la realidad en las lenguas y cómo encontramos pistas del pasado en ellas”, resaltó.

De acuerdo con el investigador, la importancia de revitalizar las lenguas indígenas debe centrarse en las comunidades que las hablan y deben ser ellas mismas las que dirijan el proceso. En este sentido, considera desacertado promover la conservación de estas lenguas como un objeto de museo y desde fuera de la realidad que viven las comunidades que las hablan.

La contribución de las lenguas indígenas al desarrollo del país no radica en los supuestos beneficios que le hayan dado a la cultura hispano-costarricense, sino en formar parte de un conglomerado de personas muy distintas entre sí, con diferentes visiones de mundo, lenguas variadas y manifestaciones culturales disímiles, lo que se traduce en un país más diverso, con más opciones, más rico y más atractivo. Todo esto, Sánchez lo resume en la frase “en la diversidad está el gusto”.

“Los procesos de revitalización son de las comunidades. Eso, a veces, se nos olvida y hay que estarlo machacando. Ayuda mucho cuando hay una política nacional, lingüística, educativa, cultural a nivel nacional que contribuya a promover esa diversidad y a visibilizar esas lenguas, pero no va a ser suficiente ni va a ser el factor fundamental, porque el factor fundamental es el interés de la comunidad. Pero, no solo eso, porque puede malinterpretarse y creer que las mismas comunidades tienen la culpa y dejan perder sus lenguas, cuando la realidad es que las comunidades responden a una necesidad adaptativa”, aclaró Sánchez.

Es decir, las comunidades indígenas pueden tener mucho interés en conservar sus lenguas, pero también necesitan aprender español para tener acceso a la educación, a la atención médica y a diversos trámites administrativos. Lo que lamenta el investigador es que esta necesidad adaptativa haya implicado que pierdan su idioma, cuando lo ideal es que sean completamente competentes tanto en español como en su lengua ancestral. Para que esto sea posible se requiere fomentar el respeto al bilingüismo de estas comunidades y a su particularidad bicultural, tema en el que hace falta mucho camino por recorrer.

“Hay un discurso muy bonito de que somos un país pluricultural y multilingüe y eso nos encanta decirlo a todos, pero no pasa de ser un discurso en las relaciones cotidianas. Es muy común que estas comunidades indígenas enfrenten discriminación, hostigamiento y ridiculización por su diferencia lingüística y cultural en los territorios donde hay una interacción cotidiana con personas que no son de esas comunidades. Eso impacta muchísimo más porque se da en la vida cotidiana. Como joven, por ejemplo, lo que vivo es discriminación, se burlan de mí por como soy, por como hablo, por donde vengo. Entonces, eso es lo que va a tener un resultado negativo en mi identidad y en mi querer retener ciertas características de mis ancestros, como la lengua. Entonces, habría que cambiar esa cultura en todo el país por una cultura más de aprecio por la diversidad”, enfatizó Sánchez.

Acciones estatales y de la UCR

Entre los esfuerzos estatales para crear una cultura de respeto y de reconocimiento de las diferencias, el especialista menciona la intención del aparato educativo de incluir la lengua y la cultura de las comunidades indígenas como parte del currículum de formación, una mayor conciencia del Poder Judicial sobre la importancia de tener intérpretes en algunos procesos y el hecho de que la Caja Costarricense de Seguro Social tenga en los territorios indígenas a algunas personas que conocen muy bien la lengua y la cultura de las comunidades para servir como mediadores culturales y lingüísticos con los pacientes. Si bien Sánchez reconoce que esta situación es mucho mejor a la que había a finales del siglo XX, considera que aún es insuficiente.

Por su parte, la Universidad de Costa Rica tiene más de 50 años de estar investigando sobre las lenguas indígenas, con proyectos donde se documenta vocabulario, gramática y tradición oral de los pueblos originarios, tanto desde la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura como desde la Escuela de Antropología. Al inicio, este trabajo se caracterizó por seguir una línea académica dirigida, sobre todo, a especialistas. Posteriormente, se empezó a trabajar con y para las comunidades indígenas. Entre otros ejemplos, Sánchez recuerda que la UCR publicó un periódico en bribri a finales de los años setenta que se distribuyó en Talamanca con el fin de que la gente se familiarizara con la escritura y lectura de su lengua. Este esfuerzo se hizo de la mano con la creación de alfabetos, materiales didácticos y talleres para los maestros.

“Lo que yo diría que ha cambiado bastante en la última década es que desde la UCR estamos metiéndole más fuerza a la creación de recursos con las comunidades y recursos que están destinados a la gente de la comunidad, recursos que no están pensados para otros investigadores o para otros académicos, sino que están pensados para niños, jóvenes y adultos de las comunidades. Entonces, son recursos mucho más amigables, que tienen características pensadas en el usuario meta, con fines no técnicos, sino de uso. Entonces, los recursos ya están diseñados pensando en las personas de las comunidades y están construidos con ellos. Atrás quedó el modelo de que nosotros somos creadores y ellos son solamente receptores. Ahora, ellos también son creadores en el proceso”, destacó Sánchez.

Un recurso que ha tomado mucha fuerza es la creación de aplicaciones para teléfonos celulares inteligentes, las cuales han tenido gran aceptación, sobre todo entre la población infantil y juvenil de estas comunidades. Entre ellas destaca el diccionario pictográfico de la casa tradicional bribri y el alfabeto de la lengua brorán. “También creamos un juego en computadora en malecu. Fue muy interesante ver a los chiquillos porque era la primera vez que había un juego en su lengua y de su cultura en la computadora. Eso tiene un impacto en la valorización de lo propio”, subrayó el investigador del INIL.

Niños malecu jugando con la computadora

Tener un juego de computadora en su lengua materna ha generado un impacto muy positivo entre las nuevas generaciones de malecus. Foto cortesía de Carlos Sánchez Avendaño.

Fomentar el trilingüismo de las comunidades

Para Sánchez es de vital importancia reconceptualizar a las poblaciones indígenas como trilingües. Para ello, es necesario que dispongan de excelentes clases de su propia lengua y de su cultura, así como de español e inglés, durante toda su educación primaria y secundaria. De esta manera, se les facilitará el ingreso a carreras universitarias dentro y fuera de país, sin que ello atente contra su lengua materna.

“Saliéndonos de este microcosmos, es como cuando una familia que habla español decide enviar a sus hijos a estudiar al extranjero en un idioma distinto. Eso no implica que los estudiantes pierdan su idioma materno ni su cultura. La condición de desarrollar un bilingüismo e, incluso, educarse completamente en otra lengua, no tiene que ir en contra de mantener la lengua de sus ancestros o de su familia ni la cultura de su familia”, señaló.

Siguiendo con la comparación que establece Sánchez, cuando una persona que habla español decide aprender otro idioma lo ve como un proceso de suma. Su intención no es olvidar su lengua materna. Sin embargo, en las comunidades indígenas costarricenses el aprendizaje del español ha significado la pérdida del idioma ancestral.

“Eso es lo que tendríamos que revertir, que no sea un proceso de pérdida, sino de suma. Es muy irreal plantear que regresemos a situaciones del pasado de monolingüismo o donde el español no tiene una relevancia en las comunidades o fuera de las comunidades para educarse o para tener acceso a la salud. Eso es materialmente irreal o muy difícil de lograr. Pero, sí podemos crear un sistema en el que adquieran un muy buen nivel del español para que puedan manejarse con soltura donde quieran, pero que también conserven un muy buen nivel en sus lenguas y en sus culturas. Esa debería ser nuestra meta, mucho más realista e, incluso, mucho más justa en relación con la situación en la que ellos viven, donde no solo es un asunto de aprender español, sino también inglés. Sería apuntar a una modalidad de trilingüismo, para leer, para el turismo, para tener acceso a viajes o para ir a universidades del extranjero”, enfatizó Sánchez.

En este sentido, la UCR también está contribuyendo en el reforzamiento del español y de otras materias entre la población indígena que está cursando cuarto y quinto año de secundaria con el fin de que mejoren su rendimiento académico e ingresen a la universidad en condiciones similares a las de otros estudiantes.

“Esto debemos tomarlo con mucha más seriedad, porque uno de los factores que lleva a los padres a cortar la transmisión de la lengua a sus hijos tiene que ver con que ellos creen que no hablan bien español y que para tener éxito académico en la escuela, en el colegio y en la universidad tienen que hablar bien el español, y le achacan ese nivel de español más bajo a que hablan la lengua indígena. Aquí es donde se produce una asociación terrible, porque tengo que dejar la lengua indígena para que mi hijo aprenda en español, para que pueda pasar bien las materias en la escuela, el colegio y la universidad. Tenemos que revertir eso. No es culpa de la lengua indígena que hablen el español que hablan. Lo que tenemos que tener son excelentes clases de lengua indígena y excelentes clases de español, para que dejen de culpar a la lengua indígena por el español”, sentenció Sánchez.

Lona de animales en bribri
Entre los materiales didácticos elaborados en conjunto con las comunidades indígenas figuran láminas con el nombre de los animales más comunes en sus territorios. La imagen corresponde a la lámina en bribri. Tomado de la página www.dipalicori.ucr.ac.cr

El turismo, ¿aliado o enemigo?

A simple vista, el turismo podría contribuir con el proceso de revitalización de las lenguas y culturas indígenas porque el visitante anda buscando la diferencia. Sin embargo, también podría provocar distorsiones culturales cuando el turista llega con falsas expectativas generadas, en su mayoría, por lo que ha visto en el cine y la televisión. A partir de ahí, la oferta cultural se vuelve muy complaciente y se realizan actividades y rituales ajenos a la comunidad, simplemente para satisfacer al viajero y que se vaya contento.

“Esto es muy peligroso porque fomenta la exotización y la folclorización de las culturas y, efectivamente, a veces uno ve un impacto en las lenguas. Entonces, terminan creyendo que sus hijos deben aprender la lengua para que hable cuando los turistas le hagan preguntas y diga algunas palabras en su propia lengua. Pero, es más fuerte la creencia de que es más importante que sus hijos aprendan inglés o francés y sirva de traductor a esos turistas”, advirtió Sánchez.

En esta línea, el investigador explica que, si bien el turista extranjero puede tener interés en aprender una o dos palabras de la lengua indígena, la única manera de conocer con cierta profundidad la cultura local es si el guía le habla en su propio idioma. Las comunidades son muy conscientes de esto y, por ello, consideran más importante que la escuela brinde clases de inglés que de la lengua ancestral.

“Si tuvieran un buen nivel de inglés, de español y de bribri, por ejemplo, ya no tendríamos lenguas en competición. Pero, tendríamos que lograr eso y no caer en engaños. Muchos cuestionan la enseñanza del inglés, pero esa es la realidad del mundo que vivimos. Lo importante es ver el inglés no como una competencia del bribri, sino como una nueva lengua que va a sumar ese niño”, resaltó el investigador.

¿Qué puede hacer la población no indígena?

Si el proceso de revitalización de las lenguas indígenas debe estar enfocado en las mismas comunidades que las hablan y dirigido por ellas mismas, al parecer no hay mucho en lo que el resto de la población pueda colaborar. Sin embargo, Sánchez menciona una contribución de capital importancia: tener un interés genuino.

De acuerdo con su experiencia, la comunidad malecu ha manifestado su agradecimiento con los equipos de estudiantes e investigadores de la UCR que los frecuentan porque perciben en ellos un interés genuino en su lengua y en su cultura. Para el especialista, esto tiene un impacto muy positivo en el proceso de revalorización de lo propio y en las reacciones que eso pueda generar.

“De la misma manera como en el pasado han reaccionado ante valoraciones negativas de lo de ellos, ahora empiezan a reaccionar ante una valorización positiva de lo de ellos. Pero, eso no es generalizado. Si fuera generalizado sería genial. Si ellos percibieran que la mayoría de la población costarricense está interesada en sus culturas y en sus lenguas tendría un impacto muy notorio”, señaló.

Para que este interés genuino y aprecio por las culturas indígenas sea generalizado en la población costarricense, Sánchez considera que es necesario una modificación sustancial en el aparato educativo para que los conceptos de multiculturalidad y pluriligüismo no se queden en el discurso, sino que se vuelvan una realidad.

Recursos

Las aplicaciones para teléfonos celulares inteligentes pueden encontrarse en Play Store con los siguientes nombres:

  • Casa Bribri

  • Alfabeto de la Lengua Broran

Algunos de los recursos didácticos construidos con las comunidades puede consultarlos haciendo clic AQUÍ.

Fernando Montero Bolaños
Fernando Montero Bolaños
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
fernando.modoounterobolanos  @ucrvbnv.ac.cr

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