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Entrevista

Kyle Boza: apasionado por contar historias

Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría en la categoría de Dramaturgia
12 feb 2021Artes y Letras

Kyle Boza reflejado en una ventana de Artes Dramáticas

Como si fuera un rompecabezas, Kyle Boza pasa varios meses recopilando piezas para sus obras a partir de anécdotas, imágenes e ideas. Luego, se sienta por dos o tres semanas a armar la historia y a darle vida a sus personajes. Muchas piezas nunca llega a utilizarlas.

Anel Kenjekeeva
Cuando Kyle Boza hizo la prueba para estudiar Artes Dramáticas en la Universidad de Costa Rica se enfrentó a la pregunta obligatoria que hacen todos los docentes: “¿por qué quiere estudiar esta carrera?” Él no titubeó en su respuesta porque la tenía más que clara: “porque quiero contar historias”.

Sin embargo, su mirada estaba puesta más en la actuación que en la dramaturgia. Fue con el transcurrir de la carrera y de su experiencia profesional que descubrió cuánto disfruta escribir las obras que va construyendo a partir de anotaciones de lo que ve por aquí y por allá.

“Cuando uno entra a esta carrera lo que quiere hacer es teatro, actuar. Después va descubriendo otras cosas. Yo tenía claro que quería contar historias, pero nunca pensé en escribirlas. Empecé a llevar talleres dentro de la misma Escuela y afuera, y me empezó a gustar, a la vez que fui llevando todo lo demás. Fui técnico, actor, titiritero, director últimamente y, en los últimos años, probé con la dramaturgia. Ahí es donde me he quedado más y creo que es por lo que dije al ingresar a la carrera”, recordó Boza.

La obra con la ganó el Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría en la categoría de Dramaturgia se titula “Nuestros muertos”, una pieza ambientada en una funeraria donde una extensa familia se reúne a velar un cuerpo y se dicen verdades incómodas y se revelan secretos ocultos por años.

Según el fallo del jurado, la obra posee un magistral manejo de la tensión argumental y efectúa una radiografía sumamente significativa de las dinámicas familiares que pueden darse en el ámbito con personajes muy bien construidos y caracterizados.

“La idea debajo de la obra es a quién estamos velando, pero en realidad lo importante es quién es esta familia y todo lo que le pasa. Al final, esa familia puede ser la nuestra. Creo que el tema no se restringe solo a Costa Rica, hay muchas cosas de las familias latinoamericanas que pueden identificarse”, reveló el autor.

Boza reconoce que no tiene un proceso sistemático para escribir sus historias, sino que todas salen de diferentes maneras. Lo que sí hace en todos los casos es tomar nota de ideas, anécdotas, recuerdos y otros estímulos durante varios meses. Luego, se sienta por dos o tres semanas a darle forma a la historia hasta que la culmina.

Para este estudiante del posgrado en Artes hay dos momentos muy gratificantes a la hora de escribir una obra. Uno es cuando el texto cobra vida por sí mismo y toma sus propias decisiones. El otro es cuando culmina la redacción, lee lo escrito y se descubre afectado por lo que está leyendo.

“Me gusta muchísimo cuando todas las ideas que tenía no calzan, cuando lo mismo que estás escribiendo te dice ‘no es por aquí, vamos a irnos por este otro lado’ y te das cuenta que tiene razón. Esta es una de las cosas maravillosas que hacen los procesadores de palabras, poder bajar cuatro páginas, escribir algo, después recortar, pasarlo para un lado o para otro”.

En un mundo azotado por una pandemia que ha obligado al cierre de los teatros y en un país donde es muy difícil vivir del arte, Boza ha logrado consolidarse como uno de los dramaturgos jóvenes más galardonados gracias al apoyo incondicional de su familia, la cual lo respaldó desde que decidió cambiar la Informática por las Artes Dramáticas.

Previamente a que la obra “Nuestros muertos” ganara el Premio Nacional de Literatura, ya había resultado ganadora del Tercer Concurso de Dramaturgia Inédita del Teatro Popular Melico Salazar y de la Editorial Tinta en Serie del año 2019. Gracias a este último reconocimiento, Boza pudo publicar la obra y presentarla un año después para los Premios Nacionales del Ministerio de Cultura y Juventud.

“Se vuelve una alegría saber que le pegó a un jurado primero y, luego, año y resto después, a otro completamente distinto. Entonces, uno dice: hay algo que funciona bien, por lo menos para esa cantidad de personas que creo que son como ocho o nueve”, manifestó.

Aunque la obra ya recibió estos dos reconocimientos no ha podido llevarse a los escenarios por motivos de la pandemia del virus SARS-CoV-2. Boza espera montar la obra para finales del 2021, cuando haya más apertura de los teatros y el público tenga mayor confianza de acercarse a ellos. Por el momento, sigue trabajando en la recopilación de datos para sus obras y en la redacción definitiva de un musical que viene madurando desde hace seis años.

Kyle Boza sentado en la sala de maquillaje de Artes Dramáticas.

Con paciencia, Boza espera que el mundo pase la página de la pandemia para llevar su obra al escenario a finales del presente año.

Anel Kenjekeeva

A continuación, un extracto de la entrevista con Kyle Boza:

¿Qué te llevó a escribir “Nuestros muertos”?

KB: Tiene muchas cosas. La primera imagen del funeral viene de una serie de Netflix en la que hay un capítulo donde todo ocurre en una casa funeraria. Cuando la vi me pareció una muy linda imagen, muy teatral. Además, ya habían traído a Costa Rica un espectáculo de una vela, pero en una casa y trabajada diferente. La imagen del ataúd es muy potente. Luego, anécdotas de familias. En la obra hay una anécdota demasiado fuerte que me hace preguntarme ¿cómo puede uno vivir con eso? Después se empiezan a juntar miles de cosas. De hecho, ayer hacía un repaso con mi mamá de los apellidos de nuestra familia del lado materno y no hay forma de saber cómo deberíamos de llamarnos. Esa es una parte que sucede en la obra, la forma en la que nos hemos ido perdiendo al nombrarnos. Todo eso se fue juntando y surgió la necesidad de contar todas esas anécdotas y ponerlas juntas.

¿Qué papel juega esta obra en medio de la discusión nacional en torno al concepto de familia?

KB: Creo que hay una necesidad de enterrar ciertos conceptos. Hay una defensa muy grande hacia formalismos que ya pasaron. Precisamente, la obra expone cosas que están por debajo, que se ocultan dentro de la misma familia. Esta es una temática que ha estado jugando en otras obras y creo que debemos explorarnos desde ahí. Considero que tenemos muy romantizadas algunas ideas y la familia es una de ellas. Posturas como el respeto absoluto a la familia, la creencia de que el padre de familia es la posición suprema y aceptar todo lo que venga del círculo familiar, no siempre funciona. Creo que hay que hacer un análisis de qué familia tenemos y cuál familia estamos dispuestos a aceptar. En el caso de la obra, la familia va a seguir igual, hay una añoranza a otros tiempos. Pero, hay otro montón de cosas por debajo que no todos los miembros añoran.

La obra termina con la frase “Hay cosas que mejor dejarlas así”. ¿Es mejor dejar los ataúdes cerrados?

KB: No sé. Yo creo que a los esqueletos hay que sacarlos de vez en cuando a pasear. Creo que en las familias hay un montón de anécdotas que no se cuentan, de preguntas que no se hacen y eso siempre ha llevado a un montón de complicaciones de no saber exactamente quiénes somos y de dónde venimos. Considero que todos, en algún momento, deberíamos hacer el ejercicio de encararnos y sentarnos a hablar. Inclusive, dedicar tiempo a escribir la historia porque, de pronto, nos ordena la vida, porque nos damos cuenta de cosas que le dan sentido a la realidad que nos ha tocado vivir y terminamos comprendiéndonos mejor. Tampoco digo que destapemos todo y lo publiquemos. En algunos casos quizás sea necesario. Pero, hay otras cosas que es mejor enfrentarlas a lo interno de la familia, como hacer preguntas y cuestionar cosas. Para los personajes es mejor dejar el ataúd cerrado. Para mí, lo mejor es sacarlo y hablar.

¿Cómo es la vida de un escritor ganador de un Premio Nacional de Literatura?

KB: La vida es igual, tranquila y serena. Hay que seguir pulseando, hay que seguir buscando por dónde. Un reconocimiento como este no le resuelve la vida a nadie y mucho menos en este país, donde la literatura de teatro no es muy apetecida. Entonces, no es que a mí me llega un cheque a final de mes por lo que escribo o he escrito. Nunca me ha llegado un cheque por nada de lo que he escrito. Es igual. Sigue siendo lo mismo. Casi que se escribe por amor porque muchas veces ni se publica.

Libro

“Nuestros muertos” puede adquirirse directamente con su autor por medio del Facebook: kyle.bozagomez

Anel Kenjekeeva

Fernando Montero Bolaños
Fernando Montero Bolaños
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
fernando.mooachnterobolanos  @ucrbpfs.ac.cr

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