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CICES-UCR. Proyecto Ucrea-UCR
En octubre inicia el análisis del único estudio sociodemográfico del país sobre COVID-19

Este estudio es la piedra angular que sostendrá nuevas investigaciones destinadas a entender mejor el virus en diferentes circunstancias sociales.

Karla Richmond
El tiempo de duración de la enfermedad podría no solo depender de factores biológicos
12 oct 2020Salud

¿Podría una persona de Cartago estar más días enferma por COVID-19 que una persona de Puntarenas? La respuesta podría ser sí y su sexo biológico, e incluso el tipo de trabajo que realiza, pueden influir en la duración de la enfermedad. Para ayudar a esclarecer esas, y otras interrogantes, por primera vez en el país el COVID-19 será analizado desde los determinantes sociales de la salud.

Dicha labor será liderada por profesionales del único Centro de Investigación en Cuidado de la Enfermería y Salud del país (CICES-UCR), quienes en estos momentos se preparan para analizar, a partir de octubre, los datos que recibirán del Ministerio de Salud.

Los resultados que se obtengan serán insumos para que el Ministerio desarrolle estrategias sanitarias acordes a grupos poblacionales específicos e incentivar la reactivación económica oportuna con menores riesgos de contagio.

Pero, ¿qué son exactamente los determinantes sociales y por qué son tan importantes? Los determinantes sociales de la salud son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen. Esas circunstancias, más allá del aspecto biológico, son las que suelen definir muchos de los padecimientos que tendrá una persona.

Sin embargo, cuando aparece una nueva amenaza (como el COVID-19) lo primero que se estudia es su comportamiento, forma de transmisión y efectos en el cuerpo humano. Si bien, la importancia de esos aspectos es incuestionable, se suele dejar de lado la parte social que, al fin y al cabo, incide de manera importante en cómo se comporta la enfermedad.

“La mayoría del sector salud trabaja la respuesta biológica humana, el comportamiento del virus y sus efectos. Pero en ocasiones se olvida que el proceso de salud (o enfermedad) es muchas veces producto de la dinámica social y el colectivo humano. En Enfermería siempre abordamos esta área. Por ejemplo, no es cierto que tenemos altos índices de hipertensión y altas tasas de mortalidad por infartos en el país debido solamente a condiciones biológicas. Parte de las razones es porque aprendemos en sociedad estilos de vida que nos llevan a padecer ciertas enfermedades”, manifestó el Dr. Noé Ramírez, docente de la Escuela de Enfermería y coordinador del proyecto.

El proyecto se enmarca dentro del único Centro de Investigación en Cuidado de la Enfermería y Salud del país (CICES-UCR), que es parte de la Escuela de Enfermería de la UCR.

Anel Kenjekeeva

En este caso particular, los investigadores de la UCR pretenden analizar la cantidad de días que el COVID-19 está activo en el cuerpo de una persona contagiada desde los determinantes y sus comparaciones entre la edad, el sexo, la profesión, la provincia y el cantón.

Por ejemplo, se sabe que los niños y las niñas poseen síntomas menos severos ante el COVID-19. Pero, se desconoce cuánto tardan en recuperarse y la comparación con otros grupos etarios. Esclarecer este dato podría revelar si un niño es infectocontagioso por más tiempo que un adulto. El conocer esta información sería vital para guiar acciones concretas ante un eventual inicio de clases presencial.

“En este proyecto pensamos en algo fundamental como lo es la equidad social y los determinantes sociales de salud. Será que, ¿tener una profesión brinda una condición de menor riesgo?, ¿las probabilidades de contagio son distintas para un hombre o para una mujer?, ¿un niño se recupera más lento que un adulto? En Enfermería la salud se visualiza al individuo, como seres multidimensionales, y eso nos llevó a plantear este estudio”, amplió el Dr. Ramírez.

De acuerdo con la Dra. Vivian Vílchez Barboza, investigadora y también de la Escuela de Enfermería de la UCR, los resultados del estudio aportarían a la generación de gran cantidad de acciones dirigidas a prevenir la infección.

“Al ser un estudio que contempla la mirada de enfermería nos interesa ir dirigidos al cuidado de la salud y ver el COVID-19 desde el ámbito social. El objetivo final es contar con un perfil epidemiológico que permita generar estrategias de tipo asistencial y preventivo, para la toma decisiones en salud que tengan repercusión a nivel económico y en el acceso a la salud basado en la equidad”, comentó la Dra. Vílchez.

El diseño metodológico descriptivo, comparativo, retrospectivo hace que esta investigación sea una piedra angular para el país debido a la poca evidencia a nivel mundial y nacional sobre el tema, comentó la Dra. Vivian Vílchez. 

Anel Kenjekeeva

La lógica detrás

Cuando los datos finalmente sean recolectados por el Ministerio de Salud y enviados al CICES-UCR, el equipo de investigación analizará a todos aquellos pacientes diagnosticados con COVID-19 que no estuvieron hospitalizados. La idea es conocer cuántos días tardaron en ser dados de alta.

Con esto nace una nueva pregunta: ¿por qué el estudio solo incorpora a recuperados que no fueron hospitalizados? Desde el punto de vista de la Enfermería, la respuesta es evidente.

“Las investigaciones actuales se han enfocado en la enfermedad y en personas hospitalizadas. Ese es el paradigma biomédico en el que se sustentan la mayoría de profesiones de la salud, porque solo la persona enferma es de interés. A nosotros nos interesa no solo al enfermo, sino también la posible evolución o cuadros que se podrían generar en el hogar de las personas. Por eso partimos de los planteamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que indican que la enfermedad está condicionada por procesos sociales. ¿Qué quiere decir? Que una persona en condición de pobreza lo hace susceptible a tener un grupo de enfermedades específicas distintas a un grupo socioeconómico alto y, claro, también a la inversa”, ahondó el Dr. Ramírez.

Los datos que se contemplarán en la investigación van desde que se registró el primer caso (el 06 de marzo de 2020) hasta el 30 de septiembre de 2020. La información será analizada bajo un enfoque descriptivo, comparativo, retrospectivo, y se usará el software SPSS para el análisis estadístico y la combinación de variables.

“De este estudio se pueden desprender otras investigaciones de mayor profundidad de acuerdo con los resultados que nos brinde el análisis”, manifestó la Dra. Vílchez. En otras palabras, el proyecto generará la materia prima (hipótesis) que otorgará, posteriormente, la oportunidad de profundizar procesos sociodemográficos determinados.

La metodología del abordaje ya fue definida por los investigadores. El primer paso será efectuar una depuración con base en los criterios de inclusión del estudio, pues los datos que dará el Ministerio, conocida como “Dinámica del COVID-19”, posee muchas variables. Entre los criterios de inclusión más importantes se destacan que la persona presentara al menos un síntoma y que se le haya dado de alta.

“A estos datos también se les analizará la ‘normalidad’ con un test estadístico que se llama Kolmogorov Smirnov. Con ello sabemos cómo se comportan los datos y su variabilidad. Posteriormente, según dicha variabilidad, emplearemos la estadística que más se ajuste, ya sea la paramétrica o la no paramétrica”, indicó el Dr. Ramírez.

De acuerdo con el Dr. Ramírez, lo más importante es entender que la mayoría de las enfermedades son prevenibles dependiendo de la conducta humana.

Anel Kenjekeeva

Aportes fundamentales

Si los investigadores logran ver que hay diferencias comparativas entre los tiempos de alta de personas de Puntarenas o Cartago (por citar un caso) el resultado del estudio generá una hipótesis fuerte en donde la zona geográfica podría determinar el tiempo de recuperación de individuos por COVID-19.

Si bien, se requiere que la hipótesis sea interiorizada en otro estudio, esos primeros resultados aportarían al desarrollo de un protocolo diferenciado según la zona geográfica, reducir incapacidades, incentivar reaperturas controladas, motivar un inicio más temprano de labores (que impulsaría la rápida reactivación económica), así como disminuir las probabilidades de que una persona sea infectocontagiosa.

“En relación con el COVID-19 no hay información y los estudios sociodemográficos son escasos. Entonces, al haber tan pocos antecedentes, no podemos decir que A influye en B. Lo que nos corresponde hacer desde el punto de vista ético es que los resultados generen hipótesis que luego sean profundizadas”, ahondó el Dr. Ramírez.

En el estudio están participando tres investigadores nacionales. Dos son del CICES-UCR, el Dr. Ramírez y la Dra. Vivian Vílchez; y una de la Escuela de Salud Pública, la Dra. Ingrid Gómez Duarte.

Las otras dos investigadoras que pronto se incorporarán son la Dra. María Olga Quintana Zavala, de México, y la Dra. Paula Andrea Ceballos Vásquez, de Chile. Ellas se encargarán del manejo de datos estadísticos y análisis de resultado, respectivamente.

Los resultados preliminares se esperan obtener durante en enero de 2021, siempre y cuando no surja algún imprevisto, y será el Ministerio de Salud el único ente oficial que manejará los hallazgos finales para orientar sus futuras acciones.

Jenniffer Jiménez Córdoba
Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Área de cobertura: ciencias de la salud
jenniffer.jiodebmenezcordoba  @ucretkb.ac.cr

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