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Corredores biológicos son clave en la conservación de los jaguares

Conectar entre sí a las áreas protegidas es vital para el bienestar de esa y otras especies
16 nov 2018Ciencia y Tecnología
corredores
Algunos animales como los jaguares y pumas son monitoreados por las organizaciones del Estado y privadas mediante cámaras trampa (foto cortesía de Ian Thomson). 

Panthera Onca es el nombre científico del jaguar, uno de los mamíferos más amenazados en el territorio mesoamericano. La caza y el conflicto con personas dedicadas a la ganadería son algunas de las amenazas más latentes para este y otros felinos de Costa Rica. Además, como le ocurre a la mayoría de animales silvestres, la pérdida de su hábitat es la que surte los mayores efectos negativos para su población.

Por esto, las áreas silvestres protegidas se han constituido en el último refugio para muchas especies de mamíferos, de acuerdo con Melvin Cartín Núñez, biólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR).

“No obstante, si estas áreas se manejan como islas separadas unas de otras, el esfuerzo en conservación hecho hasta el momento sería insuficiente, pues estos organismos requieren de grandes extensiones para movilizarse y muchas de las áreas silvestres protegidas no tienen el tamaño o los recursos necesarios (como alimento) para mantener poblaciones sanas”, explicó el experto.Los corredores biológicos, sitios que articulan a las áreas protegidas entre sí, son de gran importancia al servir como ´puentes´ para los animales terrestres y brindar de conectividad a los jaguares y otros felinos del país.

Según Eduardo Carrillo Jiménez, profesor e investigador del Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre (Icomvis) de la Universidad Nacional (UNA), los animales necesitan tener conectividad entre diferentes subpoblaciones.

“Si no hay conexión, esas poblaciones se van a aislar y eso produce problemas de entrecruzamiento genético o si hay alguna catástrofe ambiental puede desaparecer la subpoblación, por ejemplo”, explicó.

De hecho, como parte de las estrategias para conservar a dichos seres, se pretende incrementar el conocimiento sobre la relación genética de las diversas poblaciones de jaguares a nivel continental y nacional, para conocer la relación de las subpoblaciones.

Diversos estudios han indicado que a lo largo de América del Sur y América Central, hasta extenderse a México, las poblaciones de jaguares han compartido sus genes. Por esto, llevar a cabo planes para su protección a nivel regional es el objetivo de varias organizaciones.

Corredores biológicos

Hace algún tiempo, una iniciativa conocida como Corredor Biológico Mesoamericano trató de darle conectividad a las áreas protegidas en toda la región. Actualmente, la organización Panthera Costa Rica, dedicada a la conservación de felinos silvestres, le da continuidad mediante el Corredor del Jaguar, un programa que busca comunicar la especie a lo largo de seis millones de kilómetros cuadrados.

Corredores biológicos
El corredor biológico Montes del Aguacate, ubicado en San Ramón de Alajuela, es getionado por un comité local integrado por actores de las municipalidad, asociaciones y asadas de la zona.  Laura Rodríguez Rodríguez

De acuerdo con Roberto Salom Pérez, director de la organización, la protección del jaguar funciona como “sombrilla” para otras especies, al ser uno de los mamíferos más grandes del territorio.

“Al proteger al jaguar no solo estamos protegiendo a estos, sino a todas las otras especies que él necesita, a los bosques y a los servicios que nos dan a nosotros los humanos”, explicó Salom.

Con lo anterior coincide Carrillo, al recalcar que los jaguares se encuentran en lo más alto de la cadena alimenticia, por lo cual su presencia puede significar que los ecosistemas se encuentran sanos.

“El jaguar se utiliza como un indicador de la salud del bosque. Por eso es tan importante estudiar su ecología y sus poblaciones”, añadió Carrillo.

Algunos expertos calculan que en el país hay dos centenares de estos animales. Otros, prefieren ser más entusiastas y confían en que la cifra alcanza los 500 ejemplares.

Además, sus concentraciones varían mucho de una zona a otra, siendo el Área de Conservación Guanacaste el sitio donde más abundan. De acuerdo con Carrillo, en la región de Osa, en el sur del país, los ejemplares de jaguares han disminuido de forma considerable producto de la caza furtiva.

Aunque los corredores biológicos son pensados para el paso de fauna de una área protegida a otra, algunas especies los convierten en un sitio para reproducirse y vivir.

Costa Rica cuenta con más de 40 corredores biológicos distribuidos en todo el territorio. Esto es considerado como la segunda estrategia de conservación más importante, en cuanto en territorio y alcance, del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), por medio del Programa Nacional de Corredores Biológicos (PNCB).

Corredores biológicos
Los corredores biológicos en Costa Rica representan alrededor del 32 % del territorio nacional, de acuerdo con el Programa Nacional de Corredores Biológicos del Sinac (imagen cortesía del Sinac). 

Para Jairo Sancho Rodríguez, coordinador del PNCB, el programa cumple con lo dispuesto internacionalmente en el proyecto del Corredor Biológico Mesoamericano y con los convenios suscritos por el Estado en la conservación de la vida silvestre.

En los monitoreos realizados con ayuda de cámaras trampa en algunos sitios, como el corredor Montes del Aguacate en San Ramón, se han observado saínos, guatusas y pumas, animales que están utilizando los corredores biológicos como refugio permanente, y no únicamente como puente.

Alianzas

El Sinac ha incluido en la estrategia a los actores locales, mediante plataformas participativas denominadas Comités Locales de Corredores Biológicos.

La mayoría de las zonas de conexión se encuentran en manos privadas (fincas, plantaciones, entre otros espacios). Por esto, se han generado alianzas con la población a través de proyectos de desarrollo económico y ecológicamente sustentables, así como de apoyo técnico y la búsqueda de buenas prácticas productivas.

“Nosotros apoyamos a las comunidades y a los actores locales para que ellos gestionen estos corredores, el Sinac ha tenido que cambiar el disco y pensar no solo en conservación, sino en desarrollo económico, en turismo local comunitario, en producción y en darles capacidades a los pequeños empresarios”, explicó Sancho.

En algunos corredores biológicos del país se realizan proyectos como huertas comunitarias, lideradas por mujeres, que contribuyen a la economía local y al uso de prácticas sostenibles para el ambiente.

Entre los retos a los que se enfrenta Costa Rica, en cuanto a la protección de corredores biológicos, se encuentra la búsqueda de mecanismos de financiamiento para proyectos comunitarios y la voluntad de la población a destinar sus territorios como lugares para proteger a la fauna.

Asimismo, las autoridades ambientales coinciden en que se debe promover el involucramiento de las municipalidades en la gestión y conservación de los recursos naturales.

 

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¿Qué es un corredor biológico?

De acuerdo con la definición del Sinac, es un territorio continental o marino-costero cuyo fin es dar conectividad entre áreas silvestres protegidas, así como entre paisajes, ecosistemas y hábitat naturales o modificados, ya sean rurales o urbanos, para asegurar el mantenimiento de la biodiversidad y los procesos ecológicos y evolutivos.

Además, estos espacios buscan promover la inversión social en conservación y su uso sostenible, a través de modelos de gobernanza compartida (foto cortesía de Panthera). 

Paula Umaña González
Periodista Oficina de Divulgación e Información
paulatyxc.umana  @ucrbhri.ac.cr

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