En una sala llena de hombres y mujeres en la Biblioteca Carlos Monge, varias académicas de la Universidad de Costa Rica (UCR) plantearon una reflexión sobre cómo la mujer ha sido sujeto del sufrimiento social.
El espacio, denominado “Debate feminista: El sufrimiento en las mujeres” y organizado por el Centro de Investigación en Estudios de la Mujer (CIEM), contó con la participación de la estudiante de Sociología y Trabajo Social, Ana Beatriz Peralta; la directora del Doctorado en Estudios de la Sociedad y la Cultura, Dra.Roxana Hidalgo; la directora del Programa de Investigación sobre Violencia y Sociedad, Dra, Mónica Vul; y la directora del Instituto de Investigaciones Psicológicas, Dra. Vanessa Smith, como moderadora de la actividad.
Para iniciar la actividad, la directora del CIEM, Dra. Montserrat Sagot, contextualizó la posición de la mujer a lo largo de la historia y la forma en que ha sido sometida a través del dolor impuesto por cánones machistas.
“El patriarcado necesita de sujetos subyugados, y una de las formas en las que las mujeres hemos sido subyugadas es a través de la dolencia en sus distintas manifestaciones, que termina produciendo mujeres dolientes.” comentó Sagot.
Este dolor se extiende a distintas partes de la sociedad y se manifiesta en diferentes maneras, dentro de las que forma parte el escenario de la guerra. Según Vul Galperín en este espacio el cuerpo de la mujer es tomado como arma de guerra y se vuelve sujeto al dolor físico y psicológico.
A través de una serie de recuentos de mujeres salvadoreñas, hondureñas y congoleñas, la académica explicó que las mujeres no solo son expuestas a humillaciones y a asesinatos de sus seres queridos, sino que también sufren violaciones y agresiones que son ejecutadas como tácticas bélicas a costa de su integridad.
Su ponencia también destacó la manera en que estos conflictos son generados por intenciones capitalistas de hombres en el poder que excluyen de la narrativa a la mujer y sin embargo, son ellas las que más sufren las consecuencias de sus acciones.
“¿Son estas mujeres las que planifican la guerra? No. Allí donde se concibe la guerra, ellas no están, sin embargo, en su territorio cuerpo está el emblema de todo el territorio (...) Es la economía de muerte sobre las relaciones de producción y poder; son intereses internacionales y económicos para explotar los recursos mineros que financian esta muerte.” afirmó Vul Galperín.
No obstante, en otros ámbitos como el de la maternidad, las mujeres son señaladas como gestoras de la muerte En su presentación, Hidalgo exploró este tema buscando el trasfondo familiar y psicológico de las madres que cometieron crímenes de infanticidio.
A partir de la recopilación de entrevistas con madres encarceladas por infanticidio, la experta mostró que estas personas proceden de contextos marcados por violencia doméstica, aislamiento, y trabajo en la calle prematuro desde la infancia hasta su adultez.
“Sus vidas también nos hablan de asfixia, torturas, traumatismos, hemorragias, y heridas cicatrizadas. ¿Quién se enteró de la vida de estas mujeres cuando eran niñas? ¿Quien escuchó sus gritos desesperados pidiendo ayuda? Posiblemente nadie. Estas realidades a menudo se ignoran mientras no provoquen un quiebre en las normas morales que gobiernan las relaciones sociales.” resaltó la investigadora.
Lejos de justificar el accionar de las mujeres, la ponencia de Hidalgo problematizó las razones por las que estas mujeres cometieron crímenes y hasta qué punto la sociedad les falló e ignoró su sufrimiento hasta que las convirtió y condenó como “leonas homicidas”.
“Es el asesinato del hijo en manos de la propia madre el que horroriza, el que levanta las voces de una ‘moral’. Y de esta forma se logra canalizar el odio colectivo hacia alguien vivido como extranjero, o sea, estas ‘mujeres monstruos’.”, aseveró Hidalgo.
Desde una perspectiva sociológica, Peralta exploró la raíz de este dolor, al cual las mujeres han sido sometidas, a través de la visualización del sufrimiento como cuestión social.
En su ponencia, “La que sufre sola, pero sostiene a todxs”, Peralta explicó cómo a la mujer desde pequeña se le enseña a apoyar emocionalmente a las personas a su alrededor siendo tierna y discreta, pero también se le instruye a nunca enseñar su dolor y admitir su sufrimiento.
“Se culpabiliza a la mujer que sufre (…) Vemos que se nos enseña a sufrir, pero también se nos enseña a sostener a quién está sufriendo (...) Se refuerza ser mujer débil, pero no ser humana con condición de humana vulnerable.” concluyó la estudiante.
El espacio abrió la oportunidad para comentarios del público, el cual destacó la forma en que el sufrimiento de la mujer es impuesto a través de la socialización desde su nacimiento y luego, se esparce y afecta los distintos aspectos de sus vidas.
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