Las bajas tasas de donación que incrementan listas de espera para quienes requieren un trasplante, se ha convertido en uno de los principales retos que enfrenta Costa Rica en los últimos años en materia de salud, a pesar de que los costarricenses poseen una alta disposición hacia la donación de órganos del tipo cadavérico, y los documentos que consienten esta idea podrían aumentar a más de 80%.
¿El principal desafío? La falta de comunicación del deseo de donar a familiares y allegados.
Así lo reveló la Encuesta Actualidades 2016 realizada por estudiantes de tercer año de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR) durante el curso: “Diseño de Encuestas por Muestreo”.
La investigación realizada por Dayanna Arce Quesada, Natalia Díaz Ramírez y Rocío Mora Fallas, apunta que solo el 28,6% de la población posee un documento en el que consta su inclinación a ser donante al morir. Sin embargo, más del 50% de quienes no lo poseen, estarían dispuestos a firmar el consentimiento.
Eso refleja una alta anuencia de los ticos hacia la donación. No obstante, menos del 50% ha comunicado esa petición a sus familiares quienes, según las estudiantes, en la mayoría de los casos son los que deciden finalmente si la persona fallecida puede donar o no, aunque este tenga el documento que lo acredita como donante.
“La falta de comunicación sobre este tema es evidente. Se encontró que el 94,9% de la población autorizaría la donación de órganos y tejidos de un familiar en caso de que este lo haya expresado en vida. Pero de la población analizada, solo el 48,6% ha dialogado con su familia sobre su intención de donar, y de ese porcentaje, menos de la mitad posee el comprobante oficial de donación”, afirmó Arce.
Por otro lado, el estudio también mostró que la falta de comunicación no es el único obstáculo hacia la donación de órganos. De las personas encuestadas, el 13,3% afirmó que no donarían por razones de enfermedad, desconfianza al sistema, edad avanzada e incertidumbre.
El estudio se realizó a través de una metodología de entrevista cara a cara y vía telefónica, e incluyó una muestra de 1.059 costarricenses a partir de los 18 años edad residentes de todo el territorio nacional.
De acuerdo con cifras del Ministerio de Salud, la tasa de donación pasó del 5.3% en el 2009, al 7.1% durante el 2015. Sin embargo, sigue siendo un desafío si se compara con la cantidad de pacientes que esperan un trasplante. Al día de hoy, hay un total de 948 personas listas para recibir un órgano, con base en datos proporcionados por la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).
Para enfrentar esa situación, el país cuenta con varios tipos de donación. La primera se enmarca dentro de la categoría de muerte encefálica, fallecimiento por ausencia de función cerebral, donde se encuentra la mayoría de donadores que son considerados candidatos a la donación multi-orgánica. La otra es la donación cadavérica, y finalmente, la donación por parte de personas vivas.
El Ministerio de Salud señala que el trasplante de órganos que proviene de donantes cadavéricos es el recomendado por los especialistas, y sobre este, el 72% de la población estudiada opina que para ser donante en esta categoría la persona tuvo que haberlo expresarlo en vida, consentimiento explícito; mientras que el 26% indicó que si la persona murió, y no manifestó ese deseo, debe asumirse que es donante, consentimiento presunto.
Mora manifestó que el hecho que los pacientes no comuniquen su deseo de donar con anterioridad, implica una pérdida considerable para el sistema de salud, pues dificulta el proceso de donación y de trasplante que impacta de manera importante en la cantidad de personas que podrían beneficiarse.
“Las personas en lista de espera para ser trasplantadas es de suma importancia, lo que recae en el hecho de que si a nivel médico se conoce la disposición de una persona a ser donante al morir, esto potenciará que los trasplantes sean más ágiles y sean más personas a las que se puedan ayudar” dijo Mora.
Por otro lado, el 51% de los encuestados manifestaron que si el fallecido no posee familia, el encargado del hospital es quien debería tomar la decisión, mientras que el 36,7% considera que deberían ser donantes.