La encontramos revisando una serie de cajas con documentos que ha ido guardando y cuyo contenido decide con cuidado. Es María Julia Vargas Bolaños, subdirectora de Procesos Técnicos del Sistema de Bibliotecas, Documentación e Información (SIBDI) de la Universidad de Costa Rica (UCR), quien pronto se acogerá a su jubilación, luego de 46 años de trabajo.
María Julia es oriunda de Tacares Sur de Grecia, se siente afortunada de trabajar tantos años para esta institución y específicamente para la Biblioteca Carlos Monge Alfaro, por el gran aporte que ha dado a la institución, al país y fuera de las fronteras, pues muchas otras bibliotecas de América Latina la han tomado como modelo, por su funcionalidad.
Es educadora y bibliotecaria, ejerció la docencia en la Escuela de Bibliotecología y Ciencias de la Información por 13 años y en su práctica profesional ha podido combinar con éxito dos elementos: su gran vocación de servicio y su amor y respeto a la enseñanza y a los recursos bibliográficos.
Forma parte de la primera generación de estudiantes de bibliotecología y comenzó a laborar en 1968 en la llamada Biblioteca Universitaria, ubicada en “el galerón”, un edificio de madera que existió donde hoy se ubica la Oficina de OEPI junto el Edificio Administrativo A.
A Nelly Kopper Dodero, quien fue la subdirectora de esa primera biblioteca, le reconoce su dedicación, sus enseñanzas y la selección de las mejores revistas y libros en los diferentes idiomas, en una época en que no se disponía de facilidades para la comunicación.
“La UCR ha tenido la dicha de contar con excelentes profesores, investigadores y bibliotecarios que han estado muy atentos a recomendar lo más nuevo y lo mejor en su especialidad, de ahí que la colección de revistas impresa y digital del SIBDI, es de las mejores en América Latina”, manifestó con orgullo.
María Julia Vargas está muy agradecida con la UCR por su formación y actualización profesional y porque este centro de educación superior le ha permitido hacer realidad algunos de sus sueños.
Algunos de ellos son la automatización de las bibliotecas, el acceso en línea y la etapa de transición que vive el SIBDI actualmente para integrarse tecnológicamente con las bibliotecas del Sistema Bibliotecario de la Educación Superior Estatal (SIBESE), por medio del Consejo Nacional de Rectores (Conare).
Todo esto permitirá que los alumnos y alumnas de las universidades estatales tengan acceso en línea a una mayor cantidad de recursos bibliográficos, en forma integrada.
“Eso es lo lindo de trabajar en la UCR, que es una institución de enseñanza que crea conocimiento, por lo que como profesional le exige siempre estar actualizándose, para responder a las necesidades de los usuarios”.
“Además el ambiente laboral del SIBDI me ha permitido aportar mis conocimientos profesionales, esto, aunado al paisaje universitario, a las actividades culturales, a los cambios que ha tenido la UCR a través del tiempo y a la alegría de los estudiantes, han fortalecido el amor por mi trabajo, mi profesión y por esta institución”, afirmó.
Entre sus satisfacciones por el trabajo realizado resalta su participación en el V Congreso Universitario, con una ponencia planteada por el personal de la biblioteca, que cuando llegó a aprobarse comprendía una visión mucho más amplia en materia de información y comunicación institucional. Con los años se fue desarrollando poco a poco hasta llegar al avance que tiene hoy en materia de tecnología.
También le resulta gratificante su aporte para seleccionar las primeras y mejores bases de datos bibliográficas, así como el trabajo durante la reparación que hubo que darle a la Biblioteca Carlos Monge luego del terremoto de Limón de 1991, y el haber podido contribuir desde la coordinación de la Biblioteca de Ciencias de la Salud en momentos difíciles para la administración.
Para ella fueron experiencias duras, que implicó mucho trabajo y dedicación, pero que se superaron con satisfacción.
Esta bibliotecaria aún tiene dos sueños por cumplir, uno de ellos es la construcción de un edificio para custodiar adecuadamente las colecciones semiactivas, que sirva, a la vez, para abrir más espacios para estudio en todas las bibliotecas del SIBDI.
Para ella es una necesidad y en ese sentido argumentó que le preocupa el hacinamiento de las colecciones de revistas y libros en las bibliotecas y le parece que es necesario buscar una salida pronto. Explicó que en una universidad no se debe eliminar ningún recurso bibliográfico, por falta de espacio físico o porque no se está usando, sino que se deben conservar, ya que en varias ocasiones han sido herramientas importantes en un nuevo proyecto de investigación.
Considera que cada día se requiere dar más facilidades de espacio físico a los y las estudiantes universitarios, para que puedan estudiar y hacer sus investigaciones y para que empleen sus computadoras y otros dispositivos portátiles en las salas de estudio.
“Hay que considerar que las casas cada vez son más pequeñas, entonces en la biblioteca tenemos que darles el espacio necesario para que los muchachos y muchachas estudien”, afirmó.
El otro anhelo es que el SIBDI logre un acercamiento mayor de los estudiantes de la carrera de Bibliotecología. “Esto es una mina de conocimientos, experiencias, y colecciones que para un estudiante de Bibliotecología es un privilegio tenerlas en su institución”, concluyó Vargas.
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