'Pero yo ya no soy yo': un juego escénico sobre la identidad y el duelo

La obra 'Pero yo ya no soy yo' es una propuesta de Luis Ernesto Solís Badilla que se basa en el Romancero gitano de Federico García Lorca. Foto costesía de la producción del espectáculo.

Como cada año, el Teatro Universitario de la Universidad de Costa Rica organiza el concurso Jóvenes Dirigiendo para impulsar a las personas estudiantes recién egresadas de la Escuela de Artes Dramáticas hacia su primera experiencia profesional en dirección escénica.

En esta ocasión, la obra selecciona fue Pero yo ya no soy yo, una propuesta de Luis Ernesto Solís Badilla que se basa en el Romancero gitano de Federico García Lorca, y que, además, es un experimento escénico donde las personas intérpretes comparten sus propias historias para construir una voz colectiva.

El jurado seleccionador eligió el proyecto porque mostró ser viable en la combinación de recursos materiales y humanos, y por ser una propuesta coherente y bien fundamentada teóricamente.

Pero yo ya no soy yo es una creación escénica colectiva que emerge desde las fisuras de la identidad y el duelo. No se trata únicamente de llorar a los muertos, sino también de llorarse a uno mismo, a lo que ya no está, a lo que se rompió, a lo que fue arrancado, silenciado o ignorado. "Esta obra transita entre el dolor de la pérdida como un proceso vital y poético, donde el duelo no es sólo lamento, sino también transformación", anotó el director de la puesta en escena.

A través de fragmentos de memoria, rituales íntimos y ecos del Romancero gitano de Federico García Lorca, la escena se convierte en una silla rota donde el personaje de “Ella” se trasforma en cada parte de su vida para reconstruir un reflejo entre lo que fue, lo que ya no es y lo que aún duele ser.

Para el director, la obra nace también del cansancio de cargar con lo que no se dice: los duelos que no tienen nombre, los abusos normalizados, las pérdidas no legitimadas, la presión por definirse, el mandato de ser fuerte. Desde nuestras propias biografías, esta puesta en escena es una forma de decir basta, de abrir espacio a la fragilidad, de permitirnos reconstruir lo roto, aunque sea desde una flor caída o una silla vacía.

En la puesta en escena, seis intérpretes encarnan presencias que acompañan el tránsito del duelo. No son personajes fijos, sino ecos, fragmentos, sombras que dan forma a lo innombrable.

A nivel de diseño escénico, la iluminación; construida en claroscuros, revelará caminos, esconderá heridas, delineará los momentos en que “Ella” se disuelve, se transforma y resurge junto a las demás presencias. Por su parte, el diseño sonoro y la música construyen la atmósfera emocional y simbólica mientras tejen un paisaje sonoro que ubica al público en un tiempo suspendido.

Para Luis Ernesto Solís Badilla, Pero yo ya no soy yo no es solo una obra de teatro, sino también una experiencia íntima y colectiva que nos invita a detenernos y mirarnos por dentro; que habla del duelo desde un lugar profundamente humano; no como un final, sino como un tránsito, una transformación, una herida que también florece; porque combina poesía, biografía, ritual y juego escénico para construir un espejo donde, tal vez, puedas verte, reconocerte o simplemente acompañarte.