En un escenario cargado de historia y simbolismo, el Aula Magna de la Universidad de Costa Rica (UCR) se engalanó para conmemorar uno de los aniversarios más significativos que transformó la vida de todo un país e, incluso, la del mundo.
El Instituto Clodomiro Picado (ICP), de la UCR, cumplió 55 años de generar esperanza, vida y antídotos contra el envenenamiento ofídico.
Desde su fundación el 13 de abril de 1970, el ICP-UCR ha producido cerca de 3 800 000 frascos de antivenenos que han permitido salvar vidas en Costa Rica, así como en varios países de Centroamérica: Panamá, Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador.
Su antídoto también ha llegado a otras naciones como Ecuador, Perú, Eswatini, Burkina Faso, Nigeria, Kenia, Costa de Marfil, así como a algunas regiones en las que operan las misiones de la organización Médicos sin Fronteras.
Mediante la UCR, todos esos países obtienen un fármaco del cual suelen carecer porque no es producido por las grandes empresas farmacéuticas. Los motivos son varios.
Primero, el envenenamiento ofídico tiende a afectar a regiones rurales y con altos índices de pobreza. Segundo, es una enfermedad desatendida y, tercero, el antiveneno es un medicamento de alta dificultad de producción. Por lo tanto, el desarrollo del suero se considera un negocio poco rentable.
Aún así, y con ese desafiante panorama, Costa Rica decidió anteponer el bienestar humano por encima de los intereses mercantilistas y enfocarse en un solo objetivo: salvar vidas. ¿Por qué? Porque la vida y la dignidad de cada persona, sin importar su condición social, jamás debe ser reducida a un simple negocio.
“Desde sus inicios, el ICP-UCR tuvo una misión clara: producir sueros antiofídicos con la finalidad de colaborar con el tratamiento de pacientes que sufrieron envenenamientos por mordeduras de serpientes en nuestro país. Inicialmente, el Instituto perteneció al Ministerio de Salud, pero en 1972 pasó a ser una unidad de la Universidad de Costa Rica y, como tal, se sumaron las actividades universitarias de investigación, acción social y docencia”, narró la Dra. Yamileth Angulo Ugalde, directora del ICP-UCR.
Todas las vidas merecían ser resguardadas. Tanto la de la persona agricultora, como la de la jornalera o la ganadera que trabajaban la tierra y que, por sus labores, podía perder la vida o quedar con serias secuelas después de ser mordida por una serpiente venenosa. Antes de 1970, esto no pasaba.
Casi 3 000 costarricenses perdieron su vida por un envenenamiento ofídico y en busca de una solución que no existía. Hoy, todo es diferente y la población costarricense, especialmente la campesina y aquellas más vulnerables de Costa Rica, son y seguirán siendo el objetivo principal del ICP-UCR.
“En más de cinco décadas de existencia, ustedes han aportado no solamente la generación de antivenenos —a través de investigación y de la producción mediante un método muy complejo—, sino que también han fortalecido la capacidad de otros países”, expuso el Dr. Alfonso Tenorio Gnecco, representante de la OPS/OMS en Costa Rica. En efecto.
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que a nivel internacional cerca de cinco millones de personas son víctimas de accidentes ofídicos en todo el mundo. De esa cifra, casi 130 000 personas fallecen.
En Costa Rica se calcula que ocurren 600 accidentes ofídicos cada año pero, a diferencia de los otros países del orbe, en nuestra nación no hablamos de muertes, sino de vidas salvadas mediante un conocimiento que es compartido con toda nación que así lo pida.
Ustedes “no solamente producen, sino que también generan todos los componentes terapéuticos relacionados con la aplicación y la atención integral de estas personas, así como las actividades de prevención. Más de 115 entidades, en 31 países, han recibido el beneficio de ustedes”, añadió Tenorio.
Actualmente, Costa Rica posee cinco marcas registradas de sueros antiofídicos: uno líquido y otro en polvo para tratar la mayoría de los envenenamientos por mordeduras de serpientes de importancia médica.
Luego, hay uno específico para tratar envenenamientos por mordeduras de las serpientes africanas y otro especializado en contrarrestar el veneno de las serpientes corales. El quinto es un antídoto de uso veterinario.
“El ICP-UCR ha hecho posible que muchas personas en África, Asia y América Latina continúen viviendo y que sus familias no deban soportar el dolor de la tragedia, de la ausencia de una madre, de una hija, de un padre, de un hijo o de un ser querido. Y es que la ciencia y el humanismo deben caminar de la mano como pilares fundamentales de una educación integral”, manifestó el Dr. Carlos Araya Leandro, rector de la UCR.
Por supuesto, eso no es todo. Mediante la investigación se ha logrado mejorar las formulaciones de los sueros antiofídicos, al analizar el veneno de las serpientes y su mecanismo de acción. Esta labor se efectúa en el único laboratorio de su tipo que existe en el país: el de proteómica.
A partir de estos avances, los estudios también se han extendido a otros animales tóxicos, como ranas y escorpiones venenosos, específicamente, en el Laboratorio de Investigación de Animales Peligrosos del ICP-UCR. Otra línea de trabajo se relaciona con proyectos enfocados en toxinas bacterianas que causan enfermedades en animales y en humanos e, incluso, hay trabajos en inmunología y cáncer.
Tan solo en el 2024, afirmó la Dra. Teresa Escalante Muñoz, coordinadora de la División de Investigación y Acción Social del ICP-UCR, se han efectuado más de 60 publicaciones en revistas científicas internacionales a favor de la salud pública y, en las últimas cinco décadas, se han aportado cerca de 1 300 artículos científicos, añadió la Dra. Angulo.
A ello se suman otros logros de incalculable valor, como lo es la producción de hemoderivados de sangre humana para el tratamiento de diversas enfermedades. Esto se hace desde la Sección de Desarrollo Tecnológico del ICP-UCR.
“El conocimiento generado en la producción de suero antiofídico le ha permitido al Instituto plantearse la producción de otro tipo de productos derivados de sangre, como la tecnología para producir albúmina y gammaglobulina, que son dos productos estratégicos de salud pública para diferentes patologías. Esta tecnología es original (desarrollada por el Instituto) y ya ha sido posible una primera experiencia de transferencia y licenciamiento de esa tecnología a una empresa en Colombia para que se produzca en Latinoamérica”, ahondó el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, profesor emérito de la UCR.
Todo lo anterior se acompaña de una invaluable acción social. Por 55 años, el ICP-UCR ha capacitado al sector médico para la administración del suero y ha apoyado a las comunidades en riesgo como las ubicadas en Talamanca, Turrialba, Limón, Chiles y Upala.
Del mismo modo, ha colaborado con los cuerpos de socorro en la atención de emergencias generadas por serpientes —y hasta cocodrilos— en todo el país. También ha proporcionado capacitaciones al personal médico y al de enfermería.
“Para el sector de salud pública, hemos tenido un programa muy activo de seminarios, foros y capacitaciones al personal de medicina, enfermería y de otros profesionales de la salud. Lo mismo para estudiantes de las carreras de la salud. Todo esto ha ido acompañado de la división de manuales de prevención y tratamiento, de doble vía con todo el sistema de salud nacional”, expuso el Dr. Gutiérrez.”, expuso el Dr. Gutiérrez.
Por supuesto, no se puede dejar de lado la generación de política pública, nacional e internacional. Un ejemplo fue en el 2017, cuando la OMS declaró el envenenamiento ofídico como enfermedad desatendida.
Así, un legado tan invaluable como el entregado por el ICP-UCR a un país que soñó en grande, y lo logró, merece ser inmortalizado en la historia.
Por eso, te compartimos una serie de fotografías que rescatan el pasado, el presente y parte del futuro de un Instituto que está decidido a seguir dejando huella mediante una labor humanizada y olvidada por la mayoría de las grandes empresas farmacéuticas.
Ahora, sumérgete en la memoria visual del Instituto Clodomiro Picado de la UCR, en la cual la ciencia y el humismo se entrelazan en cada imagen. Esta galería histórica no solo retrata laboratorios, rostros y trabajo, sino la lucha de un grupo de personas que desearon hacer la diferencia y concretar una de las gestas de la ciencia más importantes de Costa Rica que ha permitido salvar miles de vidas.
FOTO UNO
En la imagen se encuentran Luis Bolaños (izquierda) y Clodomiro Picado (derecha), quienes extraen el veneno de una serpiente terciopelo (Bothrops asper) en el laboratorio del Hospital San Juan de Dios en la década de 1920.
FOTO DOS
Un grupo de asistentes de Clodomiro Picado sostienen una serpiente Lachesis stenophrys en el Hospital San Juan de Dios en la década de 1920. A la izquierda está Hernán Badilla, en el centro está una persona no identificada y, a la derecha, se encuentra Luis Bolaños. Ellos trabajaban con Clodomiro Picado.
FOTO TRES
En la imagen se observa el ordeño de una terciopelo en el serpentario del ICP a inicios de los años 70.
FOTO CUATRO
La imagen retrata el proceso de sangría de caballos a inicios de los años 70. En la imagen está Richard Taylor, quien fue una de las personas más destacadas del equipo fundador y ayudó a la creación de un proceso que mejoró la elaboración de sueros antiofídicos. Ese proceso se adaptó a las condiciones del país en ese entonces.
FOTO CINCO
En la imagen se puede ver el proceso de envase de un lote de suero antiofídico a inicios de los años 70.
FOTO SEIS
En la fotografía está Róger Bolaños, excatedrático de la Facultad de Microbiología de la UCR, quien ofrece una conferencia sobre envenenamiento ofídico y sueros antiofídicos a un grupo de estudiantes universitarios a inicio de de la década de 1970 en la sala de seminarios del ICP. Hoy esa sala es ocupada por el Laboratorio General 2.
FOTO SIETE
En la imagen está Álvaro Flores. Él efectúa el proceso de ordeño de un espécimen de B. asper en el serpentario del ICP a inicios de la década de 1970.
FOTO OCHO
En las imágenes podemos ver las primeras instalaciones del ICP-UCR a inicios de la década de 1970.
FOTO NUEVE
En la imagen se aprecia al Dr. Álvaro Flores, médico veterinario, sujetando un especimen de Bothrops asper en el serpentario del ICP a inicios de la década de 1970.
FOTO DIEZ
Aquí está Richard Taylor en el proceso de revisión visual de un lote de suero antiofídico en el ICP a inicios de la década de 1970.
FOTO ONCE
Arriba a la izquierda está un campesino entregando una serpiente en el ICP en los primeros años de la década de 1970. Arriba derecha se observa un ordeño de una terciopelo. Abajo izquierda está Carlos Ramírez (izquierda) y Richard Taylor (derecha) preparando a un caballo para la sangría. Abajo a la derecha se encuentra Richard Taylor en el proceso de sangría de un caballo. Las fotos corresponden a los primeros años del ICP en la década de 1970.
FOTO DOCE
En la foto podemos ver una serpiente cascabel (Crotalus simus). La fotografía fue tomada en el Hospital San Juan de Dios en la década de 1920.
FOTO TRECE
Hernán Badilla y Luis Bolaños sostienen a un ejemplar de Bothrops asper en el Hospital San Juan de Dios en la década de 1920. Ambos trabajaban con Clodomiro Picado.
A lo largo de la historia, han existido mentes excepcionales que, con su visión, entrega y valentía intelectual, abrieron senderos antes impensados en la ciencia. Ellas y ellos son líderes cuyo legado no solo transformó el conocimiento, sino también la vida de múltiples generaciones. Aquí mostramos sus rostros.
Dr. Roger Bolaños Herrera
El primer reconocimiento se dio al Dr. Roger Bolaños Herrera, director del ICP-UCR de 1970 a 1980. El reconocimiento fue póstumo y lo recibió su hija.
Dr. Luis Cerdas Fallas
El segundo reconocimiento fue dado al Dr. Luis Cerdas Fallas, director del ICP-UCR de 1980 a 1988. El reconocimiento fue póstumo y lo recibió su esposa, Elizabeth Castro.
Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez
El tercer reconocimiento fue dado al Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, director del ICP-UCR de 1988 a 1996.
Dr. Gustavo Rojas Céspedes
El Dr. Gustavo Rojas Céspedes, director del ICP-UCR de 1996 al 2004, también fue llamado para recibir el reconocimiento. Sin embargo, no asistió.
Dra. Yamileth Angulo Ugalde
La Dra. Yamileth Angulo Ugalde, actual directora del ICP-UCR, fue reconocida por haber sido directora del Instituto del 2004 al 2012.
Dr. Alberto Alape Girón
El siguiente reconocimiento fue para el Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP de 2012 al 2020.
Dra. Cecilia Díaz Oreiro
La Dra. Cecilia Díaz Oreiro también fue reconocida. Ella fue directora del 2020-2024.
Hoy, el Instituto Clodomiro Picado de la UCR avanza con paso firme hacia un futuro cargado de esperanza científica. Con el mismo espíritu visionario que lo vio nacer, sus investigaciones abren nuevas rutas en la salud global, como el desarrollo de un innovador suero antiescorpión.
Este esfuerzo no solo representa un hito en la ciencia regional, sino también una promesa viva de protección y bienestar para las comunidades más vulnerables. En la siguiente galería te mostramos un poco de su trabajo diario.
Manejo de serpientes
Manejo de serpientes
Estudio de las serpientes
Estudio de las serpientes
Producción de sueros
Producción de sueros
Suero antiescorpión
Suero antiescorpión
Suero antiescorpión
Investigación
Investigación
Investigación
Producción de sueros
Estudio de las serpientes