Tomás Federico Arias Castro, docente de la Facultad de Derecho
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.Voz experta: 180 años de historia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica
Como consecuencia del traslado de varios costarricenses a Guatemala y Nicaragua para cursar estudios superiores, respectivamente, en la Universidad de San Carlos Borromeo y en la Universidad de León, aconteció el pionero ingreso, a la carrera de Derecho, del joven cartaginés José María Zamora y Coronado (nacido en 1785), quien, tras sus primeros años de vida en su ciudad natal, viajó a suelo nicaragüense para convertirse en sacerdote. No obstante, tras colegir que no se encontraba preparado para la vida eclesiástica, se enrumbó a territorio guatemalteco, en cuya antes citada universidad se graduó como abogado (1809).
Hecho el anterior de especial valía y significancia para el derrotero educativo de nuestro país en general y para el jurídico en particular, pues con dicho acto Zamora se convirtió en el primer Licenciado en Derecho de nuestra historia. Así, tras la obtención de dicha categoría, comenzó a desempeñarse en labores propias de su profesión en Guatemala, trasladándose luego a Cuba, en donde llegó a ocupar el distinguido cargo de regente (máxima autoridad judicial) de la Audiencia Pretorial (1846-1847), dirigiéndose luego a España, desde cuya capital fungió como diputado por Costa Rica antes las Cortes (órgano legislativo español) en los años 1814 y 1820 (aunque no pudo ejercer el cargo por motivos ajenos a su voluntad).
Además, fue el autor de la obra Biblioteca de legislación ultramarina en forma de diccionario alfabético, cuya publicación en siete tomos (aparecidos entre 1844 y 1849) está considerada, dentro de la bibliografía jurídica española, como la última gran obra de renombre en materia doctrinaria indiana. Finalmente falleció en Madrid y su cuerpo fue luego trasladado a La Habana, donde actualmente se mantiene.
Sin embargo, lo acontecido con el Lic. Zamora y Coronado fue una excepción respecto de la otra gran realidad inequívoca que había acaecido en Costa Rica durante toda la época colonial: la casi absoluta inexistencia de entidades educativas de cualquier especie, panorama que cambiaría por completo en el siglo XIX...