Los jóvenes Alejandro Campos Rojas, Carlos Felipe Shum Apuy, Esteban Quesada Fallas y Luiscarlos Hernández Hernández representaron a Costa Rica en la edición número 38 de la Olimpiada Iberoamericana de Matemática, que se llevó a cabo en Río de Janeiro, Brasil, del 6 al 13 de setiembre de 2023.
Al equipo le acompañaron los profesores David Masís y Marvin Abarca Fuentes, de la Escuela de Matemática del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC). La competencia contó con la participación de 82 estudiantes de 22 países.
Shum y Campos fueron galardonados con una medalla de oro y una de bronce, respectivamente. Esta es la segunda vez que el país alcanza la medalla de oro en esta competitiva olimpiada, la primera presea de oro se logró en el 2011.
Cabe destacar que Costa Rica fue uno de los cuatro países en obtener el oro en Brasil y fue el único centroamericano en lograrlo.
Estos reconocimientos son la suma de un gran esfuerzo, no solo de los estudiantes, sino también de todos sus profesores, familiares y amigos. Los cuatro alumnos afirman que fue muy importante haber compartido y haber forjado una amistad tan fuerte entre ellos. No lo hubieran logrado si no se hubieran sentido acompañados en el proceso, destacan.
La participación en esta competencia formó parte de un proceso desarrollado por el proyecto de Olimpiadas Costarricenses de Matemática (Olcoma), en la que participan las cinco universidades estatales, entre estas la Universidad de Costa Rica (UCR); el Ministerio de Educación Pública (MEP) y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt).
En 2022, alrededor de 150 clasificaron a la ronda final de la edición 34 de Olcoma. Estos finalistas fueron invitados a participar en entrenamientos a partir de enero de 2023 y, posteriormente, la delegación fue seleccionada mediante una serie de exámenes clasificatorios.
Los participantes
Esteban Quesada, del Colegio Científico de Alajuela, menciona: “Con una corta trayectoria en este tipo de competencias, desde el inicio del año ha sido una meta personal la participación en una olimpiada en representación del país. Fue una experiencia muy enriquecedora ser capaz de convivir con equipos iberoamericanos y, en especial, con el equipo nacional. Poder explorar el mundo y la ciudad maravillosa de Río de Janiero con estas personas fue una de las mejores partes de la olimpiada".
Al ser esta una participación destacable de la delegación de Costa Rica, fue muy especial ser parte del equipo y haber hecho amistades con los otros miembros. Espero seguir compartiendo esta clase de momentos para el próximo año. Me gustaría agradecer en especial a los profesores que me han ayudado para mi formación olímpica en los últimos dos años”, agrega Quesada.
Por su parte, Luiscarlos Hernández, quien es estudiante del Colegio Yorkín, ubicado en San José, expresa que “a raíz de la pandemia, esta fue mi primera olimpiada internacional a la que pude viajar. Tras muchos años de participar en el ámbito nacional, la Ibero fue un respiro de aire fresco a mi experiencia matemática. Conocer a tantas personas con el mismo amor a las matemáticas, con las que además desarrollé rápidamente una fuerte amistad, me motivó a continuar en las matemáticas más que nunca".
"Más que un viaje de recompensa por mi trabajo —manifiesta—, siento que es un punto de partida para mi último año en olimpiadas, en el que daré mi máximo esfuerzo para representar a mi país dignamente y también volver a ver a mis amigos extranjeros”.
La experiencia no solo fue enriquecedora para los estudiantes, sino también para los profesores acompañantes. Esta fue la primera olimpiada internacional presencial a la que asistió el profesor Masís como jefe de delegación. "La experiencia fue increíble", comenta y añade: "Espero seguir colaborando en más competencias de este tipo. La competencia tuvo un alto nivel de dificultad; sin embargo, el equipo tuvo un muy buen desempeño y estoy muy contento con el trabajo realizado por ellos y con los resultados obtenidos”.
Por su parte, el profesor Abarca subraya que “se compite a un alto nivel con países con mucha trayectoria en la preparación de estudiantes para olimpiadas matemáticas, como son Brasil, España, México y Perú, entre otros. Obtener una medalla de oro y una de bronce representa un gran orgullo y a la vez sirve de motivación para que las nuevas generaciones de jóvenes talentosos sigan dedicando mucho tiempo y esfuerzo a su preparación.”
El equipo coincide en que, además del crecimiento matemático que alcanzaron debido a su preparación para la competencia, las experiencias vividas resultan sumamente gratificantes. Para Alejandro Campos, “la experiencia estuvo repleta de momentos mágicos y hermosos, que espero algún día poder contarle a mis nietos. La competencia como tal también significó demasiado para mí, porque era la última en la que podía participar. Después de muchos años de esfuerzo y crecimiento personal, pude terminar mi vida olímpica con una medalla.”
Por su parte, Carlos Shum enfatiza en el valor de la amistad y compañerismo en su preparación. “Estoy muy feliz de haber podido estar en la última olimpiada de Alejandro, quien no solo fue una gran influencia en mi vida olímpica, sino también un muy buen amigo”, opina. Concluye que su admirable logro es fruto de un esfuerzo colectivo: “Me gustaría agradecer a todos los profesores que forman parte de Olcoma. Sin la ayuda que he recibido durante los últimos años y todo el esfuerzo que ellos demuestran, nunca hubiera logrado recibir una medalla de oro.”