Exhiben obras de profesores de Artes Plásticas
En el vestíbulo, casi de golpe, aparece un puño recio, firme y desafiante que nos invita a introducirnos en un universo hecho de maderas, huesos y metales. Dentro seis artistas nos permiten ahondar en su visión de la vida y de la muerte y apreciar su atracción por la escultura.
Los docentes Eméritos Néstor Zeledón Guzmán y Emilio Argüello Molina, junto a Herbert Zamora Rodríguez, Eric Morales Scholtz, Mario Parra Brenes, Xavier Villafranca Fernández y Vera Picado Fernández se han reunido en la muestra Escultura: Profesores de la Escuela de Artes Plásticas.
Sus obras se están exhibiendo en la Galería de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, e incluyen esculturas en madera y metales en pequeño, mediano y gran formato; joyería y una producción audiovisual de una pieza de Picado que se exhibe en Francia.
Esta exposición es un aporte de la Escuela de Artes Plásticas a la celebración del VII Congreso Universitario, el cual constituye "un mecanismo idóneo para repensar la institución desde el punto de vista administrativo y académico, pero también nos permite examinar el vínculo que como universidad pública tenemos con la sociedad", según expresó el director de la Escuela de Artes Plásticas, Mag. Eric Hidalgo Valverde.
Esta muestra escultórica es auspiciada por esa Unidad Académica y la Vicerrectoría de Acción Social y permanecerá abierta hasta el 9 de abril, de 8:00 a. m. a 8:00 p. m.
Desde su propia óptica
Con su obra Yo protesto, realizada en madera de cenízaro, Néstor Zeledón Guzmán llama la atención sobre la lucha que emprendió la ciudadanía costarricense, contra la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Una réplica de esta pieza, fundida en bronce, será colocará en la Plaza 24 de Abril, como monumento a la Autonomía Universitaria.
Emilio Argüello Molina ofrece un homenaje a la mujer indígena por medio de su talla directa hecha en madera de cenízaro Exuberancia tropical.
Herberth Zamora Rodríguez en su escultura de madera y hierro Momento límite busca reflexionar sobre ese límite entre la vida y la muerte.
Eric Morales Scholtz sorprende con una obra hecha de metales y huesos, resultado de la investigación efectuada para su tesis de licenciatura. Su concepto surge básicamente de la concepción de la muerte en la sociedad contemporánea.
Al respecto el artista comentó que descubrió que la muerte ha sido secuestrada por las instituciones, por los asilos de ancianos y las funerarias, las cuales ocultan el cadáver porque es un reto para la concepción de sociedad, de nuestro pasar de las cosas cotidianas.
También señaló que “la tradición nos decía que la muerte era el ente calo, el ente negro, la muerte cegadora o la que jugaba los dados. Pero si esto lo ridiculizamos comienza a perder definición, y empiezan a hacerse monstruos raros como pesadillas”.
Agregó que simbólicamente en su obra el hueso y el metal tienen un rol material. “El hueso es básicamente una partícula que promete resucitar según los hebreos; mientras que el metal es el arma del héroe, el que mata los monstruos. Pero si oxido ese metal estoy echando a perder el arma y si mezclo esos dos creo un monstruo de las promesas rotas y del arma que estaba destinada a derrotar la pesadilla de la muerte. Además, el hecho de que estén suspendidas, es que están detenidas, que están allí yacentes”.
Maderas y metales
Mario Parra Brenes elige las maderas y los metales para presentarnos cuatro esculturas y varias piezas de joyería.
En su relieve Las cuatro estaciones, hecho en madera de Guanacaste, integra las cuatro fases o partes esenciales en las que participa y se siente la presencia de la mujer. En él está la representación del cuerpo, el desnudo, la belleza y la estética del verano junto a la recolección, organización y administración de nuestros productos tropicales.
También la mujer protegida con unas botas, un abrigo y un bolso para que no sufra el frío del invierno, "de esa frialdad que cada vez se mete más en los hogares y que está casi siempre asociada con la pobreza", según dijo el artista.
Además la que significa vida, la maternidad y el nacimiento, y a la que las demás mujeres observan con nostalgia, porque siempre está mirando hacia adelante y creciendo.
En Ausencia, hecha en madera de Cristóbal, quiso dejar reflejado lo que queda después de una celebración. "El cuerpo se va y se acuesta y el vestido queda allí vivo y presente, y eso es también lo que no sabemos ver donde están los cuerpos presentes en la ausencia", señaló el artista.
En la parte superior de esta pieza le hizo unos ganchos forjados en hierro, repujados y calados en cobre, "a los que les doy pátina, les doy huella, les doy presencia a los martillos y al fuego", y a un costado está presente la familia por medio de un nudo de textiles hecho por su esposa, la artista Elizabeth Thompson.
En Maniquie le rinde homenaje a la madera llamada Cocobola, una de las más importantes del país y extremadamente exótica. A esta obra le hizo unas formas muy simples y estilizadas, para destacar los jaspes y vetas que tiene la madera natural, y le dio una competencia adicional por medio de una platina de cobre forjada, incrustada y calada, para que pueda hacer una composición a cierta altura y que se vea.
En Torso corsé, hecha en bronce, está presente la historia de la humanidad y el uso de la metalurgia, por medio de la técnica de la cera perdida, que "es la técnica de Benvenuto Cellini del Quattrocento italiano; pero que también estuvo con nuestros indígenas, con los africanos y en el Asia", concluyó Parra.
Xavier Villafranca Fernández permite apreciar varias esculturas realizadas en diferentes épocas, y la más reciente que es un conjunto de gubias talladas y piezas en madera de Laurel.
Como parte de ellas exhibe una reproducción de formas que poco a poco van generando hacia otro lugar, usando varios símbolos de la prensa, la presión y una connotación de la médula y el centro del ser humano.
También una pieza más introspectiva, que consiste en una escultura dentro de una escultura, dentro de otra escultura, y en la que dentro de la misma visión pasan escenarios, eventos y transformaciones en la pieza en sí.
Al respectó el artista indicó que muchos de sus temas tienen que ver con la metamorfosis y un poco de crítica social, como sucede en su obra Escuela, que tiene que ver con los procesos educativos y los valores que se dan en el momento que se educa, así como con las herramientas que son valiosas, pero no el fin en sí mismo. De modo que siempre hay una conjunción entre tener la herramienta, pero también la idea.
Villafranca además exhibe piezas de joyería que hizo cuando obtuvo su maestría en Suecia, y en las que hace una fusión entre diferentes metales, bronces y latón, tratando de generar otro tipo de transformación de un elemento a otro.
Finalmente Vera Picado Fernández está exhibiendo la producción audiovisual de su escultura sonora denominada Desconcierto, la cual se exhibe actualmente en Francia.
Según explicó la artista, se trata de una serie de elementos, la mayoría de recuperación: madera, metal, una caja de vino, un tablero, un péndulo, y una estructura construida en hierro que soporta el péndulo. Estos elementos se van a poner en movimiento gracias al magnetismo. También hay una serie de imanes que van a provocar el movimiento y por consecuencia el sonido.
Agregó que cuando todo comienza a moverse aparecen distintos sonidos, los más agudos son casi musicales si se quiere, mientras que los otros son más groseros.
De manera que su obra fluctúa entre escultura sonora y movimiento, tratando de que sea el movimiento el que genere el sonido, señaló la artista.
Periodista Oficina de Divulgación e Información
maria.fonuqcxsecacalvo @ucrxfnv.ac.cr
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