“Los ingenuos”: una danza entre la vida, el absurdo y la memoria
La obra de danza-teatro “Los ingenuos” invita a reflexionar sobre la inminencia de la muerte y la paradoja de vivir sabiendo que todo acaba. Foto: Danza Universitaria.
Celebrar la vida desde la certeza de que es finita y recordar lo que somos y lo que inevitablemente dejaremos de ser, a través del movimiento, la fragilidad y el humor, así se presenta "Los ingenuos", la más reciente creación de Danza Universitaria, que invita a mirar la muerte no como punto final, sino como detonante de preguntas esenciales sobre la existencia.
La obra se presentará el 7, 8 y 9 de noviembre en el Teatro de la Danza del CENAC. Las funciones del viernes y sábado serán a las 7:00 p. m. y la del domingo a las 6:00 p. m. La entrada es gratuita y el cupo es limitado, por lo que se recomienda llegar con anticipación.
La coreográfía, dirigida por Bryan Chavarría, es una celebración ante lo inevitable, la conciencia de la finitud y la fugacidad del tiempo. A través del cuerpo como territorio simbólico, “Los ingenuos” indaga en los límites de la existencia y en la capacidad humana de hallar belleza incluso en lo efímero.
El estreno coincide con las fechas de la conmemoración del Día de Muertos, tradición latinoamericana que observa la muerte como parte del ciclo vital. En este contexto, Los ingenuos apuesta por un ritual escénico contemporáneo en el que el público es testigo y cómplice de una travesía íntima y colectiva.
Los intérpretes, Verónica Monestel, Eduardo Guerra, Gustavo Hernández, Evelyn Ureña, Álvaro Murillo, Gloriana Retana, Adriana Villalobos, David Garita, Elián López, Mainor Gutiérrez y Esther Saborío, construyen un lenguaje en movimiento donde lo cotidiano y lo trascendente conviven.
La propuesta se caracteriza por un lenguaje escénico híbrido entre danza, teatro y performance.
Esta estética se refuerza gracias al diseño plástico y vestuario de Mariela Richmond; la iluminación de Mainor Gutiérrez; la asesoría actoral de Andy Gamboa y la vocal de Miguel Mejía; y la composición sonora de Jorge Salazar; y el registro audiovisual, a cargo de Hellen Hernández.
Cada función inicia con una recepción en la Galería Elena Gutiérrez, ubicada en el lobby del Teatro de la Danza. Ese espacio previo se concibe para el encuentro, que permita apreciar los momentos que quedan en la memoria.
