La música es uno de los puentes que conecta a la UCR con las comunidades del Caribe
El Ensamble de Verano de las Artes UCR es dirigido por Cristian González Kharina (al centro). Foto: Paola Carpio
En su más reciente edición, el grupo Ensamble de Verano de las Artes llevó una gira de conciertos sinfónicos a diferentes comunidades del Caribe, donde se incluyeron las zonas de Valle La Estrella, Gavilán y Matina; en esos lugares, la música se convirtió en el eslabón que unió a estudiantes, docentes y pobladores.
Todo esto sucede desde el proyecto Tejiendo Redes, impulsado por la Vicerrectoría de Acción Social (VAS-UCR), instancia que continúa fortaleciendo la regionalización universitaria mediante el diálogo y la colaboración entre la academia y las comunidades del país.
“Tejiendo Redes es una iniciativa que busca formular y ejecutar planes de trabajo por ejes temáticos junto a actores locales, instituciones públicas, el sector académico y otras universidades de Conare. En nuestro caso, la actividad se realizó a través de la Banda de la Sede del Caribe UCR”, explicó el profesor Cristian González Kharina, director artístico del ensamble.
Más allá de hacer y disfrutar de la música, el objetivo principal es democratizar el acceso cultural en comunidades que usualmente no cuentan con espacios dedicados a los conciertos sinfónicos.
“Queríamos que las personas del Caribe, incluso de zonas alejadas o con aislamiento geográfico, pudieran apreciar estas obras. También fue importante que los músicos conocieran estos territorios y su gente”, señaló González.
Durante la gira, la orquesta interpretó obras de Beethoven, Mozart y Haydn; lo que representa lo mejor del clasicismo vienés.
El Ensamble de Verano de las Artes realiza ensayos periódicamente, para que sus presentaciones estén a la altura de lo que esperan sus espectadores. Foto: Paola Carpio
“Son compositores universales que forman parte del patrimonio cultural de la humanidad. Quisimos que el público viviera la experiencia de un concierto sinfónico completo, con obertura, solistas y sinfonía final”, agregó el director del ensamble.
Uno de los momentos más memorables surgió en Gavilán, donde una joven de la comunidad cantó en lengua cabécar y fue invitada a unirse a la gira. “Esa conexión entre la orquesta y la comunidad es lo que buscamos, para generar lazos que permitan nuevas colaboraciones y fortalecer el tejido cultural”, expresó González.
El impacto fue visible, tanto en los estudiantes como en el público. “Ver y escuchar una orquesta en vivo es una experiencia impresionante, llena de color, movimiento y sonido. Recibimos mucho agradecimiento y entusiasmo; fue una experiencia sumamente exitosa”, comentó González.
La coordinación entre docentes y estudiantes también fue fundamental. “Contamos con profesores del Preuniversitario en Artes Musicales, quienes tocaron junto a sus alumnos. La calidad docente es muy alta, lo que permitió que los resultados fueran artísticamente sobresalientes”, destacó el director del ensamble.
Sobre la respuesta del público caribeño, González reconoció que la convocatoria depende de factores propios de la región, como la dispersión geográfica o inclusive las lluvias, pero aun así afirmó que la gente aprecia mucho estas actividades y hasta piden que continúen.
“El Caribe tiene para mí un valor muy profundo. Dirigir un concierto bajo la lluvia suave, con poca luz, fue una experiencia mágica. En un momento sonaba, incluso, un gallo durante Beethoven y sentí que la naturaleza también era parte de la orquesta. Las comunidades reciben la música con gratitud y entusiasmo; ojalá podamos seguir brindando estos espacios de diálogo, convivencia y crecimiento”, concluyó González.