El vínculo de Joan Manuel Serrat con la Universidad de Costa Rica tiene historia y se remonta a marzo de 1972, cuando el cantautor catalán ofreció un concierto ante tres mil jóvenes en el Centro de recreación, que corearon una a una todas sus canciones.

Cincuenta años después, al despedirse Serrat de los escenarios, la UCR honra esta relación estrecha otorgándole el título de doctor honoris causa, máxima distinción que confiere esta casa de estudios superiores.

En un acto que estuvo cargado de emotividad, recuerdos y agradecimiento, Serrat señaló que el reconocimiento no era personal, sino que también se hacía extensivo a “un colectivo de mujeres y hombres que han construido su vida a partir del oficio de cantar y de escribir canciones y para quienes el valor y la fuerza de la palabra es fundamental en su quehacer”.

Su discurso no fue extenso, pero si robusto en su mensaje. Empezó por su oficio y manifestó lo privilegiado que se siente de hacer lo que le gusta.

“Cantando conjuras los demonios y conviertes sueños en realidades. Cantando compartes lo que amas y te enfrentas a lo que incomoda”, señaló.

Con sus canciones y su guitarra bajo el brazo ha podido recorrer los caminos del mundo, conocer distintas personas, distintos lugares y costumbres.

“Todo ello, lejos de llevarme a consolidar y concretar una idea de patria sublimada y distante, me fue consolidando en el descubrimiento. La patria para unos es el territorio, para otros es el idioma, para otros la niñez y a algunos algo con lo que llenarse la boca y otros por lo que llenarse la bolsa”, recalcó.

Su madre le enseñó que la patria estaba donde sus hijos podían comer, lo que probablemente pensarán los miles de madres que a lo largo y ancho del planeta caminan con sus hijos a cuestas huyendo del dolor y de la guerra, dejando atrás la tierra que los vio nacer. Así cuestionó y criticó a la Europa mezquina y desalmada que mira impávida y con desdén, como a la orilla del Mediterráneo llegan cada día cientos de personas en busca de una nueva patria.

La reflexión también se centró en el tiempo actual y sus desafíos. “Un tiempo de confusión y angustia, de soledad, de falta de referentes, donde se ha perdido la confianza en el sistema, en sus representantes y en sus instituciones”.

Serrat demandó la necesidad de recuperar los valores democráticos y morales, restaurar la memoria y reclamar un futuro para una juventud que necesita reconocerse y ser reconocida.

Y además destacó que es un momento "donde más que nunca nos necesitamos los unos a los otros, porque todos somos importantes, porque todos tenemos que sentirnos importantes”.

Pero que mientras tanto “los músicos no paren de hacer sonar sus instrumentos y que los poetas no dejen de alzar la voz, que los gritos de la angustia no nos vuelvan sordos y que lo cotidiano no se convierta en normalidad capaz de volver de piedra nuestros corazones”, concluyó.

La ceremonia

La entrega del doctorado honoris causa se llevó a cabo en una sesión solemne del Consejo Universitario (CU) en al Aula Magna.

La iniciativa para condecorar al cantautor catalán surgió de la Escuela de Artes Musicales y fue aprobada por el CU.

La distinción es un reconocimiento a su trayectoria y a su invaluable aporte, desde la música, al desarrollo de una conciencia crítica a favor de un modelo de sociedad justa y equitativa.

El Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta, rector de la UCR, expresó de manera cálida y rememorando su propia experiencia con la música de Serrat, la importancia y el poder de las letras y las canciones del maestro catalán.

“En su música aprendimos que por la libertad hemos de sangrar, luchar y pervivir, y que podemos ser como el árbol talado que retoña. Sus canciones han llevado la luz y el olor del Mediterráneo por donde quiera que usted ha ido. Quizá como ninguno, el Mediterráneo es un mar que une pueblos, como su música”,

Además, resaltó como la música y la poesía de Serrat han unido generaciones y cruzado fronteras. Habló del disco Mediterráneo y de cómo en este disco "perfecto" se asoma algo que tiene que ver con el tiempo de una sociedad y con el tiempo de una vida.

Para cerrar, le recordó que el campus de la UCR no es un extranjero, que no se olvide de lo que fue y siga componiendo y cantando a la vida y a las luchas.

Por su parte, el Dr. German Vidaurre Fallas, director del Consejo Universitario, inició su discurso con la letra de la canción y poema “Hoy puede ser un gran día", a la que llamó una de sus piezas de mayor optimismo, actitud que mucha falta hace en los días presentes.

Se refirió a Serrat como un cantante, compositor y poeta, que es referente para muchas generaciones, tanto para quienes se dedican profesionalmente a la música, como para el pueblo latinoamericano, que por años ha usado como estandarte su voz crítica, hecha poema, hecha canción, para apoyar a los movimientos de lucha y reivindicación de la libertad y en general de todos los derechos humanos.

Vidaurre aprovechó este momento para hablar sobre los objetivos para el desarrollo de la educación artística de la Unesco y se cuestionó el por qué si el arte es tan importante, es tan difícil para los estados invertir en esta área.

Por último, le agradeció a Serrat porque a través de sus canciones hace un llamado a asumir un compromiso para luchar y promover una sociedad mejor, por demostrar que se puede ser un ciudadano activo y, en fin, por dejar huella.

La actividad cerró con broche de oro con la presentación de la Orquesta de estudiantes de la Escuela de Artes Musicales, dirigida por el maestro Alejandro Gutiérrez. La agrupación interpretó la Suite para Joan Manuel Serrat, basada y estilizada para la orquesta, sobre las canciones “Cantares”, “Penélope”, “Aquellas pequeñas cosas” y “Mediterráneo", con los arreglos de Paul Rubinstein.