Día Internacional de la Mujer
Conmemorar el Día Internacional de la Mujer debe ser un acto de
consciencia y de esperanza, pues el verdadero aprendizaje pasa por
la reflexión, y es inspirado por un anhelo. Parte de tener esa
consciencia recae en reconocer que nuestra sociedad aún tiene
muchas deudas en materia de equidad de género y reconocimiento de
derechos humanos; por ello, esta jornada debe ser un eje sobre el
cual construyamos nuestro trabajo diario -en cualquier fecha, en
todo lugar-, para que el aprendizaje sea continuo y efectivo.
Pienso particularmente en nuestra niñez; tan vulnerable en su
capacidad de tomar decisiones sin estar permeada por los vicios y
deterioros de la sociedad, y tan expuesta a ser involucrada en su
violencia de múltiples facetas. Muy caro hemos pagado esa
indiferencia hacia nuestras niñas y niños, quienes aprenden y
crecen bajo múltiples sesgos y prejuicios. Así han nacido el acoso,
la discriminación, el aislamiento; todas culpas con las que ellas y
ellos cargan, y que a la postre se traducen en más violencia.
Una universidad, que es cuna por excelencia de la libertad de pensamiento y crítica constructiva, debe ser modelo para que las raíces humanistas potencien las capacidades intelectuales de las personas, pero también sus capacidades éticas y artísticas. Cientos de personas han contribuido para que las mujeres tengan, en la Universidad de Costa Rica y en las universidades públicas de nuestro país, una voz poderosa y representativa, que debemos escuchar con más atención y de la que debemos hacer eco.
Por ello, insto a cada miembro de nuestra comunidad universitaria a mantener esta lucha, y a reflexionar activamente sobre la jornada que hoy conmemoramos. Reconozcamos cuánta influencia ejercen sobre nosotros las vidas, anhelos y pasiones de los demás, pues cuando todas las personas sean realmente libres de expresarse y de alcanzar sus sueños, con el mismo trabajo, esfuerzo y oportunidades, entonces podremos heredar a nuestros niños y niñas una sociedad más equilibrada y protectora, en donde cada persona se sienta, especialmente, valorizada.
