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País urge definir ruta de desarrollo eléctrico

Plan de expansión del ICE contempla uso de diversas fuentes renovables
16 may 2014Vida UCR
Lago Arenal
“Hay que transformar la visión que existe, de que en Costa Rica sobra el agua: en el país por razones ambientales o sociales, el agua es escasa y debemos aprovecharla en forma óptima”, indicó Carlos Manuel Obregón, presidente ejecutivo del ICE (foto archivo ODI).

Con miras a satisfacer la demanda de energía eléctrica en el país hacia el año 2030, el país urge definir la ruta a seguir para cumplir con los objetivos y metas de largo plazo del sector eléctrico en el área de generación.

Esto es prioritario, considerando que las decisiones de expansión deben tomarse con mucha anticipación a la demanda, por el largo período de maduración de los proyectos.

Así lo manifestó el Ing. Gilberto de la Cruz Malavassi, director general de la Unidad Estratégica de Negocio (UEN) Centro Nacional de Planificación Eléctrica del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), durante su participación en el Primer Foro Institucional 2014: Diagnóstico y prospección del desarrollo eléctrico en Costa Rica, que organiza la Comisión Especial Interdisciplinaria de la Rectoría, de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Gilberto de la Cruz Malavassi
La geotermia es muy atractiva. El proyecto Pailas 2 debería ser la próxima adición al sistema hacia el 2019, indicó Gilberto de la Cruz (foto Laura Rodríguez).

Según lo indicó el Ing. De la Cruz, el Plan de expansión de la generación eléctrica y sus nuevas fuentes 2014-2035, propuesto por esa dirección y aprobado por el Consejo Directivo del ICE acorde con las políticas energéticas nacionales, propone tres rutas que tienen costos económicos similares y que deben analizarse por etapas, pero sin demora. “Entre más grande el proyecto, más influencia al resto del plan, más anticipación requiere y más impacto tiene la incertidumbre”.

Los dos proyectos más ambiciosos que contempla este plan incluyen el Proyecto Hidroeléctrico Diquís y la introducción del Gas Natural Licuado (GNL), siempre en combinación con el uso intermitente de otras fuentes renovables como la energía eólica y solar, y con un respaldo de plantas térmicas, que usan combustibles fósiles, para contrarrestar la variabilidad natural de las otras fuentes.  “Aunque la energía geotérmica es la más estable, existe el problema de que la mayoría de fuentes de ese tipo se encuentran en terrenos de los parques nacionales, por lo que el país tendría que tomar la determinación sobre si las explota o no”.

En todo caso para De la Cruz lo más importante es que la ruta elegida debe ser robusta y adaptable para atender cualquiera de los escenarios de la demanda.

Carlos Manuel Obregón Quesada
En opinión de Carlos Manuel Obregón, en este momento el modelo eléctrico nacional no es el problema, sino las fuentes de generación: “Debemos entender que nuestra producción eléctrica depende de fuentes naturales caracterizadas por la variabilidad” (foto Laura Rodríguez).

Aunque el plan propone tres rutas, la recomendada por esa dirección es la denominada Ruta 1, que fija la entrada en operación de plantas térmicas complementarias entre el 2021 y el 2022 y la entrada en operación del proyecto Diquís, óptimamente en el 2025.  “Con esto se garantizaría la satisfacción de la demanda de energía hasta el 2040”, indicó de la Cruz.

Tanto la Ruta 0 como la Ruta 2, fijan siempre la entrada en operación del complemento térmico en el 2021-2022.  La 0 requeriría de la entrada en operación de una gran cantidad de proyectos menores alternativos y la 2 el inicio de la generación eléctrica con GNL, también en el 2025.

Mientras con la ruta 0, se corre el riesgo de que no existan suficientes proyectos preparados para entrar en línea oportunamente, tanto Diquís como la introducción del GNL presentan riesgos sobresalientes.  “La pérdida o atraso importante de cualquiera de ellos puede causar graves trastornos a la confiabilidad del sistema de generación –indicó de la Cruz- por lo que se debe tener un plan alternativo en cada una de las rutas de desarrollo”.

Mario Alvarado Mora
“Hay interés del sector privado en apoyar el desarrollo hidroeléctrico del país, con proyectos competitivos de generación y asumiendo parte de los riesgos, comentó el Ing. Mario Alvarado Mora, de la Asociación Costarricense de Productores de Energía (ACOPE) (foto Laura Rodríguez).

Además de posibles atrasos, un problema adicional que en criterio del Ing. De la Cruz presenta Diquís, es que el proyecto podría resultar inviable por aspectos sociales.  Con respecto al uso de GNL, los riesgos principales están asociados a la complejidad de las contrataciones y al desarrollo de la infraestructura para el manejo del gas.

Independientemente de todo para atender la demanda de energía eléctrica a corto plazo,  el país debe agregar alrededor de 50 megavatios (MW) de una fuente renovable en el 2018.

Inversiones necesarias

Represa de Cachí
Cuando el ICE construyó el Proyecto de Cachí, entre 1960 y 1970, era una represa grande para la demanda eléctrica de la época (foto Luis Alvarado Castro).

En la misma mesa de discusión y un día antes de asumir su cargo como Presidente Ejecutivo del ICE, el Ing. Carlos Manuel Obregón Quesada, indicó que la situación tarifaria actual es consecuencia de 20 años de restricciones en cuanto a inversión en proyectos de generación, a las que fue sometido el ICE por los poderes ejecutivos anteriores.

“Creo que la lección aprendida es que a una institución como el ICE, que tiene una responsabilidad clara establecida por la ley y que tiene el respaldo de los ingresos tarifarios, se le debe permitir hacer las inversiones necesarias. Esto debería analizarse en el ámbito del país para que se conozca cuál ha sido la verdad en torno a este asunto”, sentenció.

Obregón explicó que históricamente el ICE siempre hizo con antelación las inversiones necesarias para atender la demanda, construyendo primero el embalse de Cachí, que era un reservorio grande para la época, y luego Arenal, que también tenía una capacidad superior a la demanda.

El problema es que por las razones apuntadas, no se construyó un tercer gran embalse que hoy hubiese permitido que el efecto de la sequía se reflejara mucho menos en las tarifas, ante el aumento en el uso de combustibles fósiles para la generación eléctrica. “Nos tocó una época seca con un sistema desbalanceado en cuanto a disponibilidad de recursos naturales entre invierno y verano, y eso ha tenido su efecto”, dijo Obregón.

El país, continuó, debe definir si desarrolla el proyecto Diquís o apuesta por un desarrollo eléctrico a partir de gas natural, el cual a su juicio presenta problemas principalmente por la cantidad de recursos que significan contratos por 20 años y la variabilidad de costos internacionales. “Como no contamos con gas natural en este momento, nos volveríamos dependientes como lo somos del petróleo en el transporte. A mi juicio hasta donde sea posible, deberíamos mantener la autonomía en la producción de energía eléctrica del país”.

Por eso, el nuevo Gobierno está dispuesto a establecer los mecanismos de comunicación que sean necesarios con grupos ambientalistas, indígenas y otros, con miras a explicarles la realidad sobre la necesidad de construir la represa de Diquís. “Hay que transformar la visión que existe de que en Costa Rica sobra el agua: en el país por razones ambientales o sociales, el agua es escasa y debemos aprovecharla en forma óptima”, concluyó.

Rocío Marín González
Periodista Oficina de Divulgación e Información
rocioxbqj.marin  @ucrfcwj.ac.cr

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