Desde pequeño, Sebastián tenía claro que quería ser escritor, inventor o “algo así”. Por eso, en el colegio empezó a crear historias y a elaborar poesías que sometía al escrutinio de un naciente taller de escritores en Heredia. El paso natural en la universidad fue estudiar Filología y Literatura. Ahí se encontró con un personaje imaginario al que llama “gramático”, el cual se convirtió en un pequeño monstruo que lo limitó en su procesos creativos. Sin embargo, con el tiempo ha aprendido a domar a esa pequeña criatura para disfrutar plenamente de su ejercicio como escritor, sin perder la compostura que debe tener el idioma para una acertada comunicación con quien lee sus obras.
Originario de Barva de Heredia, Sebastián se traslado a vivir a Liberia, Guanacaste, para asumir un tiempo docente en la Sede de Guanacaste de la UCR. Pero, desde que iniciaron las medidas sanitarias por la pandemia del COVID-19 decidió refugiarse en Playas del Coco para hacer este tiempo más llevadero. Ahora su oficina es un banco de arena donde se tiende a repasar los escritos de Virginia Woolf, Jorge Luis Borges y Vladimir Nabokov, entre otros.
Consciente de que sus primeros escritos tenían una fuerte dosis de nihilismo, confiesa que ahora piensa distinto y que se asombra cada vez que lee Emigrar hacia la nada, su primer poemario. Sin dejar sus posturas existencialistas de lado, prefiere pensar en que siempre hay un mañana, aunque sea el fin del mundo; se inclina por escribir todas las experiencias que la vida le suple, porque, según dice, “la poesía es una forma de inmortalizarse un toquecito”.
Esta palabra es mía abordó a Sebastián para conocerlo un poco mejor y leer “Entre líneas” algunas de sus obras, entre las que destacan los poemarios Emigrar hacia la nada, Variantes de una herida y La grieta en el espejo. Algunos de ellos están disponibles en las bibliotecas de la UCR.
- ¿Cuándo decidiste empezar a escribir?
SAO: Sé que desde pequeño yo ya había ubicado que quería ser escritor o inventor o alguna cosa así. En el colegio ya escribía. Durante esos años conocí la librería Nezahualcoyotl en Heredia. Fue cuando comenzamos a tallerear fuertemente y a exponer los textos a otras personas y ver qué reacciones había. Siento que ese fue el inicio.
- ¿Por qué escribir?
SAO: Es una forma de expresión y de comunicación muy útil, muy práctica, tiene muchos recursos que se pueden aprovechar y lo podés juntar con otras cosas, porque uno se da cuenta que escribir no solo es escribir un cuento o un poema, sino que también podés hacer ensayos o artículos. Después uno no puede parar simplemente. En La grieta en el espejo está ese diálogo con Enrique Lihn de por qué escribí. También es como dejar un rastro de la particular subjetividad que tienden a tener los escritores.
- ¿Por qué género literario te sentís más atraído?
SAO: Por cuentos y las narraciones, cualquier cosa en la que pueda mezclar diálogos y narraciones. Eso me llama, me encanta. Crear personajes. Ahorita estoy escribiendo puros cuentos y cuentos cortos, pero igual a veces escribo poemas. Últimamente he estado escribiendo poemas en inglés. A veces me siento a tallerear con una poeta de California en español y en inglés, es una loquera. Pero, a mí me llama mucho la atención las novelas, la narración.
- ¿Qué valor tienen los microcuentos en esta época de la inmediatez?
SAO: Nosotros miramos la realidad completamente filtrada, a través de las aplicaciones, de los videos, una perspectiva acerca de algo. Siento que el microcuento te enseña algo muy inmediato, un chispazo que es sorpresivo y que, además, es inesperado. Eso lo decía Borges. Algo tan chiquito tiene que mostrarnos algo fuerte. Yo uso mucho eso. Sé que en la poesía tiene que estar y lo estoy usando mucho en narraciones. Es usar la excusa de que me llegó un video de un hombre que lo apuñalaron frente a una licorería para hacer otras historias a la par de esa. El microcuento te tiene que enseñar que algo pasa, algo se movió en lo que pasó y compactito. También siento que las formas de leer ahora son muy distintas. Leerse una novelota puede ser muy rico, pero cuesta mucho ahora. Ahora las lecturas están hechas como para ser cortas y directas.