Recientemente, se cumplió el primer año de la Iniciativa Institucional de Compostaje, un proyecto que nació en la Unidad de Gestión Ambiental (UGA-UCR) de la Universidad de Costa Rica, pero que ahora cuenta con la participación voluntaria de unidades académicas, oficinas administrativas y asociaciones estudiantiles comprometidas con la gestión integral de residuos en toda la Institución. ¿Cómo funciona este proceso y cuáles han sido sus resultados en la UCR? Aquí se lo contamos.
El compostaje se define como la transformación biológica de los residuos en condiciones controladas. En el método de compostaje Takakura (con el que inició la UCR), los microorganismos se encargan de degradar los materiales orgánicos hasta transformarlos en humus o material asimilable por las plantas. Este procedimiento se realiza en una caja de madera o plástico con orificios (para la ventilación), a la cual se le pone una tela y se le agrega un sustrato semilla que ayuda a degradar los residuos orgánicos.
En este proceso interactúan hongos, bacterias, levaduras, ácaros, larvas de mosca soldado, moscas de fruta y hormigas. Todos estos actores son indispensables para degradar alimentos como restos de carne cocinada, cáscaras de frutas y verduras, semillas, cáscaras de huevos, huesos, quesos, cítricos y más. Todos estos residuos deben aprovecharse, ya que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirma que cerca de un tercio de los alimentos producidos en el mundo se desperdicia cada año.
¿Para qué desperdiciar la comida que nos quedó en el plato si podemos devolverla a la tierra? Incluso se pueden agregar servilletas, pasto seco picado, hojarasca, aserrín, granza de arroz, carbón, cartones de huevos, café molido seco, filtros de café, pan y cartón para que se procesen en la misma compostera. Todo en un mismo lugar. Solo es importante no introducir aceites, líquidos (caldos, refrescos) o carne cruda, ya que no se degradan de la misma manera y pueden afectar el proceso de compostaje.
Pero, ¿por qué hacer esto? Al compostar contribuimos a reducir los gases de efecto invernadero y evitamos la contaminación que genera la materia orgánica en los centros de tratamiento de desechos sólidos, la cual puede desencadenar la contaminación de mantos acuíferos, de aire y propiciar plagas de roedores. Además, el compostaje produce un abono rico en nutrientes y microorganismos que regeneran la salud del suelo, esto puede significar un gran aporte para la agricultura.
Cuando se hace compost en el hogar o la oficina, se eliminan los insectos comunes que merodean las cocinas, así como los malos olores que dejan los restos de comida. También, se disminuye el peso de las bolsas de basura hasta en un 50 %. Para Marianela Abarca, encargada de los procesos educativos de la UGA-UCR, todos estos beneficios fueron la motivación para proponer este proyecto a toda la UCR.
"A pesar de que esta iniciativa —a nivel institucional— nació desde la Unidad de Gestión Ambiental —entidad encargada de las temáticas ambientales de la Universidad—, la idea fue adoptada a lo interno de la UCR de manera muy individual y voluntaria. Le preguntamos a la comunidad universitaria '¿quiénes quieren tener una compostera en sus oficinas?' y de esa manera obtuvimos personas que voluntariamente querían tenerla", cuenta la funcionaria.
Abarca afirma que, aunque este proyecto aún no cuenta con una política y estructura institucional que provea los recursos para ejecutarlo, está amparado por la legislación nacional. "La Ley 8839 de Gestión Integral de Residuos aboga, en uno de sus principios, por la responsabilidad compartida del consumidor. Esto quiere decir que todos los ciudadanos, instituciones y actores a nivel social tenemos una responsabilidad individual que compartimos. Así es como podemos hacer un movimiento masivo desde la individualidad", señaló.
Un total de 20 unidades o departamentos se han unido al proyecto voluntariamente. Algunos de ellos son la Biblioteca Luis Demetrio Tinoco, el Archivo Universitario Rafael Obregón Loría, la Escuela de Enfermería, las Residencias Estudiantiles, la Escuela de Medicina, la Oficina de Divulgación e Información, la Vicerrectoría de Acción Social, el Inifar, el Lanamme, el Decanato de Educación, la Sección de Transportes UCR. También se han incorporado asociaciones de estudiantes como la de Salud Ambiental. Además, se unen a la iniciativa dos compoteras de la Sede de Guanacaste y en el Recinto de Grecia existe el sistema 360.
La iniciativa inició con el lema "Adopte una compostera", con el fin de que los participantes llevaran la caja a sus lugares de trabajo e iniciaran la cultura de compostaje con sus compañeros y compañeras. Muchos funcionarios también han optado por llevar esta práctica a sus hogares y hacerla con sus familias. Gracias al éxito del proyecto, ahora se ampliará a un sistema de "padrinazgo", para que las unidades que ya conozcan el proceso ayuden a las nuevas que se incorporen con consejos y les den la mitad de su caja cuando esta se llene de residuos.
"Nosotros creemos que todo esto es un proceso de aprendizaje, más allá de solamente la gestión de los residuos, y hemos dirigido la segunda parte de este proyecto hacia la generación de comunidad", indicó Abarca. Separar los residuos luego de comer, ayudar en el mantenimiento de la compostera, sacar el abono cuando está listo, mantener un