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Territorio indígena "La Casona"
Médico, microbiólogo y estudiantes vencen las lluvias y el barro para prevenir enfermedades en zona indígena
Docentes de la UCR, de la mano con sus estudiantes y personal de la CCSS, van al territorio indígena ngäbe a enseñar y apoyar en la atención de la salud. Su trabajo se hace con gran arraigo y respeto al conocimiento ancestral del pueblo originario
10 may 2022Salud

¿Se imagina dejar la ciudad, las tareas académicas, la docencia y la investigación para recorrer más de 260 kilómetros y llegar a una de las zonas indígenas más alejadas del país en medio del cansancio, las lluvias y el barro?

Justamente, esto es lo que hace cada mes el Dr. Jean Carlo Segura Aparicio, médico, y el Dr. Jorge Vargas Carmiol, microbiólogo, ambos docentes de la Escuela de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR).

LEA: Un proyecto con la población ngäbe dibuja las bases de una medicina y salud intercultural en Costa Rica

Ellos, de la mano con varios de sus estudiantes de la UCR, dejan San José para visitar los hogares del territorio La Casona, de la población Ngäbe, ubicada en San Vito de Coto Brus.

Al llegar, el personal de salud de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) los aguarda y están listos para planear lo que en ocasiones se convierte en una caminata de hasta cuatro horas para visitar la casa más alejada del territorio. Para ellos cada paso y gota de sudor valen cuando se trata de prevenir enfermedades, promover la atención primaria e incentivar nuevos procesos de enseñanza no formales.

Vea parte de los recorridos que realizan las y los estudiantes de la UCR con funcionarios de la CCSS

El proyecto generó alianzas importantes con otros sistemas dentro de la UCR. Entre ellos está la Escuela de Enfermería, Microbiología, Nutrición y Salud Pública. En este video están las y los estudiantes cruzando diversos caminos para realizar las visitas domiciliarias.

Hoy, su trabajo se ve reflejado en una población que posee mejores índices de salud, en niñas y niños más estimulados en su neurodesarrollo, y en madres indígenas que reciben a sus hijos e hijas desde las manos de las parteras ngäbe, con capacidades obstétricas incrementadas y con arraigo a su cultura.

Las diarreas, los vómitos, los problemas respiratorios y el contagio del COVID-19 también son parte de los enemigos que se redujeron de forma importante.

Si hay una palabra que describe todo este proceso es alianza y, desde la voz del Dr. Segura, coordinador del proyecto ED-3451 “Desarrollo de Capacidades en la Atención Primaria de la Salud en Población Ngäbe”, la palabra más representativa es respeto.

“Nosotros no solo hemos ido y enseñado como si tuviéramos la santa palabra, sino que también hacemos espacios para estas personas. El objetivo principal del proyecto es apropiar a esta población de principios de atención primaria, mediante procesos de educación no formales, para el mejoramiento de la condición en salud. Esto solo se logra de la mano con sus líderes, sus tradiciones y de respeto a su cultura”, comentó el joven médico.

En ese intercambio constante de saberes la medicina ancestral tiene un papel protagónico. Las visitas han demostrado que el conocimiento indígena, con siglos de realizarse, no difiere tanto de la medicina moderna basada en evidencia.

Precisamente ese aspecto, de contemplar las creencias tradicionales, hizo que la comunidad ngäbe validara a la UCR y a la Caja como aliados, y no como entes externos que venían a imponer su cultura o forma de pensar.

“Una de las razones del porqué nos ganamos el respeto se debe a que nosotros no venimos a competir con la medicina tradicional. Nosotros llegamos a complementar, a trabajar en conjunto y con la claridad de que no tenemos la verdad absoluta. Siempre fuimos claros con el cacique, la asociación de desarrollo y con mucha gente sobre que la salud es un tema integral y que debíamos trabajar juntos para aprender y traer beneficio a la comunidad. Eso nos abrió el camino”, amplió el Dr. William Sáenz Díaz, director en el área de salud de Coto Brus de la CCSS.

Doña Carmen es una de las principales líderes indígenas. Junto con la UCR, ella brinda talleres para todas aquellas madres en estado de gestación.

Laura Rodríguez Rodríguez

Ambas culturas han logrado compartir sus prácticas médicas y han encontrado puntos de convergencia para estandarizar habilidades en beneficio de la población. Carmen Romero Palacios, artesana y partera ngäbe, es un ejemplo de ello.

Por mucho tiempo doña Carmen se encargó de examinar a las mujeres embarazadas. Ella las palpaba y les realizaba de manera empírica lo que científicamente se conoce como maniobras de Leopold (movimientos con las manos para conocer la posición del feto y recomendar cómo debe ser el nacimiento).

Al ver cada paso que realizaba doña Carmen, y al correlacionarse con la tarjeta de control prenatal de la CCSS, era evidente que habían varios puntos en común, explicó el Dr. Segura.

“Si la Universidad de Costa Rica no hubiese venido para acá, ¿con quién comparto yo todo esto? Yo no sé leer ni escribir, pero la experiencia de la madre tierra y de la naturaleza tengo de sobra”, dijo doña Carmen.

Carmen describe la llegada de la UCR como una gran riqueza que se presentó en el momento justo. Las complicaciones de las mujeres en estado de gestación de su comunidad se incrementaron, y las habilidades heredadas de sus ancestras en algunas ocasiones no podían hacer frente a los nuevos desafíos.

“Cuando se está embarazada, y la mujer va normal, el proceso es fácil. No es lo mismo cuando se complica. Siempre está el temor de perder a un niño en las manos. Por eso, ahora cuando veo a un chiquito atravesado lo llevo directamente al hospital. Estoy feliz de que Jean Carlo nos tomara en cuenta y que ahora estemos conectados con Universidad de Costa Rica. Esto es riqueza para mí y para mi pueblo”, dijo Carmen.

Doña Carmen habla sobre el trabajo realizado en conjunto con la UCR

(De arriba hacia abajo) El Dr. Jean Carlo Segura Aparicio lidera el proyecto ED-3451 “Desarrollo de Capacidades en la Atención Primaria de la Salud en Población Ngäbe”. Por su parte, el Dr. Jorge Vargas Carmiol coordina el TCU-719: “Prevención de parasitosis emergentes y reemergentes”. Ellos dos pertenecen a la Escuela de Medicina, lo que les permite trabajar juntos.

Nuevos lazos

La alegría en la forma en cómo los profesionales de la UCR son recibidos por la comunidad ngäbe es incuestionable y algo muy pocas veces visto. El Dr. William Sáenz, de la CCSS, afirma que el componente de continuidad y de respeto es lo que ha marcado la diferencia.

“La comunidad se da cuenta de las cosas. Muchas veces llegaba gente, hacía su investigación, se iba y nunca más nadie los volvía a ver. La comunidad lo ve y lo sabe. En cambio, aquí ha habido una rendición de cuentas por parte de la Escuela de Medicina. Ellos, al ver que hay un efecto en su población, logran apropiarse del proyecto y ver lo que están ganando. Esa presencia de la Universidad y que exista esa continuidad genera credibilidad. Esto se ha ganado a la gente y ha tenido su efecto”, manifestó el Dr. Saénz.

Dicho efecto ha sido tal que se plasmó en el instante más difícil de la pandemia del COVID-19. En ese momento se propagó el virus y con él la desinformación. Doña Carmen explicó que muchas personas no querían vacunarse, ni aceptar que un niño o mujer se inmunizara porque eso era del “diablo”.

“En mi territorio había gente que no se quería vacunar y que un doctor lo podía matar. ¡Esas son puras mentiras! Entonces, hablé con la gente y le dije a Jean Carlo que me ayudara. Con él mi perspectiva ha cambiado mucho. Yo ya no tengo miedo de nada y lo que cuento es lo que necesito en mi territorio. Jean Carlo viene y me da valor porque nosotros hablamos. Nos hemos hecho como familia”, resaltó Carmen.

Doña Carmen relató que ella apoya la vacunación y motiva a las madres a informarse. “Cuando llegó el sarampión, la mayoría de personas se escondían para no vacunarse. Pero mi mamá sí me vacunó. Esa enfermedad me pegó pero aquí estoy. Ahora, yo le comento a las mujeres que se pueden vacunar. Estoy muy feliz porque esta información, que está trayendo la Universidad de Costa Rica, es el futuro para los jóvenes”. Laura Rodríguez Rodríguez

Una semilla que germina

Desde la formación académica, los estudiantes de la UCR (y hasta los mismos profesionales en salud ya titulados) no solo proporcionan sus conocimientos, sino que también obtienen grandes enseñanzas que brotan de la tierra.

Alejandro Salomón Palacios Palacios, líder y médico tradicional Ngäbe de 61 años de edad, utiliza las plantas medicinales para ayudar a sanar a las y los enfermos de su comunidad. Él ha trabajado de cerca con el Dr. Segura y el Dr. Vargas en el campo de la salud y, muy especialmente, como maestro de los saberes antiguos.

“Ellos aprenden de mí y yo de ellos. El trabajo que hemos hecho con la Universidad de Costa Rica es excelente y siempre me ayudan cuando pregunto. Estoy muy agradecido con la educación porque mi abuelo me dejó esto de la curación como herencia. Cuando los estudiantes de la Universidad vienen, yo comparto con cada uno de ellos esa herencia de mi abuelo, porque es la curación que usamos para toda la comunidad. En el jardín botánico siempre les presento las matas que uso para la salud. No lo hago de vanidad, es que de verdad sirven y tienen valor. Jorge y Jean Carlo me han respetado mucho. Por eso, siempre les colaboro con lo que ocupan”, afirmó Palacios.

Don Salomón explica sus inicios con las plantas medicinales

En el aprendizaje médico, eliminar el sentido de superioridad es clave. El Dr. Segura comenta que los alumnos de último año de Medicina General que realizan su internado, al conocer de cerca esa realidad, fortalecen los valores humanistas de la UCR, abren su mente a otras concepciones de mundo y robustecen el respeto a las distintas creencias culturales. Un médico que no respeta y no es capaz de ver más allá, simplemente no puede ejercer su verdadero propósito: ayudar.

“Yo no hablo mal de los muchachos de la Universidad, yo hablo bien, porque se han portado excelente en todo, son muy amables. Yo les digo cuáles matas son buenas para salvar la vida y no ando con mentiras, porque puedo ser una persona indígena y pobre, pero siempre trabajo con la verdad. Yo le doy gracias a Dios y a ustedes que vengan, nos visiten y conozcan de esta cultura natural conmigo para que lleven la historia. Como maestro, yo estoy dispuesto a explicar”, dijo Salomón.

Ioanna Yglesias Dimadi, estudiante de Medicina de la UCR, habla sobre su aprendizaje intercultural

Adicional al aprendizaje que don Salomón comparte, él también ha logrado adquirir guías de atención dadas por la UCR y la Caja que utiliza cuando realiza visitas domiciliarias a enfermos. Además, se le han dado algunos insumos para mejorar la forma en cómo se empacan, se limpian, se cortan y se usan algunas plantas medicinales a fin de evitar intoxicaciones.

Lo anterior se volvió especialmente importante en las enfermedades que más aquejan a la población. Salomón explicó que los padecimientos de mayor frecuencia son el sarampión, la hepatitis y el dolor de cabeza.

Para cada enfermedad hay plantas medicinales y yo sé cómo aplicarlas. Yo recibo de dos a tres pacientes de cada comunidad y cuando cayó la pandemia me fue muy duro porque cualquier gripe la persona decía que era ‘coronavirus’. El servicio se me llenó. Todo era coronavirus pero ninguno murió. Eso es alegría para mí”, comentó Palacios.

Don Salomón cultiva variedad de plantas medicinales que muestra y explica a los estudiantes de la UCR. “Yo estoy muy agradecido con que la Universidad venga. Mientras esté vivo, yo voy a compartir con ellos si me hacen cualquier pregunta. Sí, yo voy a compartir con ellos”, afirmó don Salomón.

Laura Rodríguez Rodríguez

Llegada del COVID-19

El momento de la pandemia fue un antes y un después para la comunidad nägbe. Cornelio Bejarano Quintero, asistente indígena de la CCSS en La Casona, indicó que la llegada de la pandemia hizo que la comunidad viviera importantes retos.

No solo era la incertidumbre y el miedo de un virus del cual no se conocían detalles, sino que también llegaron medidas preventivas difíciles de entender y de asimilar. En el caso de la mascarilla, Cornelio narró que muchas personas no contaban con el suficiente dinero y no podían comprar una. Además, el precio llegó a ser exorbitante. Una mascarilla desechable llegó a valer hasta 1 000 colones y muchos no podían pagarla.

“Hablamos con Jean Carlo y la UCR nos donó unas telas para hacer mascarillas. Esto permitió que se repartieran y que las personas tuvieran una, lo cual redujo el impacto del COVID-19”, dijo Cornelio.

El proceso de elaboración de las mascarillas con las telas donadas por la UCR se dio mediante una capacitación proporcionada por la UCR a las mujeres artesanas y grupos organizados de La Casona.

Zelmira Pérez Hernández, asesora cultural de la CCSS, lideró la enseñanza junto con Jean Carlo. Los dos siguieron los lineamientos que en ese momento divulgó el Ministerio de Salud, por ejemplo, usar tela antifluidos. En todo esto, lo más significativo es que todas las mascarillas contemplaron los elementos distintivos a su cultura.

“Las señoras artesanas me correspondieron muy bien. Eran 10 personas y en esas 10 había un costurero. Lo que me gustó fue que ellas se beneficiaron, porque nosotros les dábamos las telas y ellas nos daban las mascarillas. A nosotros nos daban un porcentaje para el Ebais que repartíamos gratis a quienes no podían comprar una y las otras eran vendidas por las mujeres a 500 colones. Ellas se beneficiaron y nosotros también. Yo salí muy contenta y se trabajó bastante bien”, recordó Zelmira.

Zelmira Pérez Hernández, asesora cultural de la CCSS, habla sobre el vínculo con la UCR

Asimismo, con el proyecto de acción social se le brindó a la comunidad panfletos sobre cómo efectuar el correcto lavado de manos, el adecuado uso de la mascarilla y un túnel COVID-19 en el Ebais. En ese túnel se colocaron banners en el idioma ngöbe relacionados con la prevención del contagio del SARS-CoV-2.

“En el año 2020 se vio en el Ebais una disminución importante en las diarreas y enfermedades respiratorias. Antes habían hasta 10 niños pegados con el salbutamol, cosa que no se vio en esos años, y las diarreas casi desaparecieron. Entonces, estoy muy contenta porque sí se vio el cambio con el uso de la mascarilla, el lavado de manos y los insumos que nos han dado los doctores”, amplió Zelmira.

En la imagen está doña Zelmira entregando una de las mascarillas culturales generadas en el proyecto. "Estas son acciones a largo plazo, pues los cambios no se ven de un día para otro. En un día no se acabarán los problemas. Se requieren de esfuezos prolongados para ver cambios en promoción de la salud”, compartió el Dr. Sáenz. Karla Richmond

Mucho por hacer

Según el Dr. Saénz, a nivel de Caja hay muchas fortalezas. No obstante, sí reconoció que hay otras partes en las que necesitan robustecerse como lo es la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y la parte educativa, aspectos en los cuales el Dr. Segura y el Dr. Vargas han logrado subsanar con el eje de la acción social de la UCR.

“Tenemos mucho conocimiento en la CCSS. Con 18 años ya sabemos cómo es la comunidad, en qué enfocarnos y qué necesita. Lo que pasa es que a veces no solo es llegar a repetir los mismos temas, porque esto cansa a la gente. Debe ser algo atractivo para ellos, que les guste ese tipo de presencia y por eso es tan importante el apoyo de la comunidad pues, por más que se vaya, sin ese apoyo no se logra nada. Jean Carlo y Jorge lograron su espacio, la facilidad para relacionarse y ser parte en esa interculturalidad. Esto da mucho valor para el área de salud”, mencionó el Dr. Saénz.

“Jean Carlo y Jorge nos han venido a reforzar ese impulso, ese vínculo con la comunidad, y nos meten mucho el hombro en el territorio indígena. Hay que saber cómo entrar y saber cómo ir buscando los enlaces. Ellos comparten mucho con ellos y ya tienen toda esa pertinencia con la cultura, lo cual es muy importante, y que hay que tenerla para desarrollar  en conjunto  acciones de promoción de la salud”.
 Dr. William Sáenz Díaz, director en el área de salud de Coto Brus de la CCSS

Según Saénz, el área de salud de San Vito de Coto Brus atiende, en promedio, a 45 000 personas. En el caso específico del territorio La Casona son cerca de 4 000 usuarios. Estos incrementan a casi 14 000 (10 000 más) en el periodo de septiembre y enero, cuando inicia la cosecha del café.

Aunque ya hay acciones estandarizadas que se centran en el tema de la prevención de los parásitos, las diarreas, los virus y las enfermedades infectocontagiosas, el proceso es muy dinámico y la UCR modifica sus aportes de acuerdo con las necesidades que requiere la población, como lo fue la pandemia.

De igual forma, cuando se acerca la población nägbe de Panamá en el periodo de cosecha de café, se efectúan acciones adicionales, incluso, contra el trabajo infantil.

“Tenemos una población muy grande que viene de Panamá por seis meses a recolectar café. Aunque son del mismo pueblo originario, son muy diferentes. Con ellos trabajamos temas de salud más básicos y gestionamos las Casas de la Alegría, que son unos tipos de guardería dentro de las fincas cafetaleras para la prevención del trabajo infantil. Ahí los niños y niñas están seguros, estimulamos su dieta, fortalecemos su salud y su neurodesarrollo. Todo va cambiando según la necesidad que se tenga”, dijo Saénz.

Asimismo, complementario a la enseñanza y a la atención, también se han repartido bolsas con insumos que tienen jabón y pasta dental. En el caso de las mujeres embarazadas, ellas reciben algunos recursos y panfletos en forma de semáforo que las guía para asistir a los controles prenatales, charlas y cursos de preparación para el parto liderados por doña Carmen.

El Dr. Jean Carlo Segura Aparicio amplia sobre las acciones del proyecto

Ahora, como parte de las metas a futuro, el proyecto tiene nuevos retos. Las acciones tienen la intención de impactar a una mayor población indígena, basado en un acompañamiento en educación, información y capacitación en temas de salud.

Lo anterior, mediante la metodología de la educación no formal, que permita ver resultados positivos entre la comunidad y las personas que participan. Preliminarmente, desde principio de año el área de salud de San Vito y el proyecto de la UCR han estado hablando sobre su objetivo de extenderse y salir del territorio indígena.

Dentro de sus planes está realizar nuevos vínculos con el colegio científico de la zona, que abrió sus puertas en el 2021. La idea es darles cursos de soporte avanzado y motivar a los jóvenes estudiantes con giras a la UCR.

“No hacemos algo extraordinario, esto es lo que nos toca. Lo que en realidad estamos haciendo es devolverle al país lo mucho que nos dio a nosotros”, concluyó el Dr. Saénz.

Jenniffer Jiménez Córdoba
Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Área de cobertura: ciencias de la salud
jenniffer.jitbbnmenezcordoba  @ucrqmxa.ac.cr

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