Saltar Navegación
Día Mundial de la Poesía, 21 de marzo

Adicto a la fragancia de las palabras cuando explotan

Carlos Manuel Villalobos Villalobos, poeta
19 mar 2021Artes y Letras
Carlos Manuel Villalobos Villalobos
Carlos Manuel Villalobos Villalobos es docente de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura y posee un doctorado en Literatura Centroamericana de la Universidad Nacional. Anel Kenjekeeva

¡Qué mejor manera de celebrar el Día Mundial de la Poesía con poesía! Para ello, le pedimos a 5 poetas de la Facultad de Letras que compartieran algunos de sus poemas y describieran, en pocas palabras, lo que ha significado la poesía en sus vidas. En esta ocasión, conoceremos a Carlos Manuel Villalobos Villalobos.

"Decía el poeta ruso Arkady Kutilov que la poesía era su autodefensa y su venganza. Me identifico con esta noción catártica que entiende el arte como un conjuro para soportar la vida. La poesía, que es lo mismo que un ensueño, es la cuerda floja donde danzan juntas la razón y la locura. En resumen, la poesía es ese el olor que dejan las palabras cuando estallan. Confieso que soy adicto a esa fragancia".

 

Ars curandera

 

Para sembrar esta luz

hay que abrir los ojales de la sombra

                      y coser con la palabra.

 

Para alumbrar esta semilla

hay que aruñar adentro

                      y aporcar el ama

                      con los arados de la metáfora.

 

No se nace sin la tijera

que corta los cordones

                      ni se vuelve a nacer de otro modo.

 

Nadie es héroe sino se sale victorioso del infierno.

No hay vuelo sin que duela la caída

Este antiguo y sanador este ritual.

Pero hay que entrar descalzo

                      y alumbrarse con la jaula de la herida.

 

El espejo oculto

A los recolectores de la basura

 

Por aquí pasan dos veces: lunes de fijo

y jueves salvo la Semana Santa.

Yo les dejo el asco, mi carroña

y toda la verdad de todo

en paquetes de silencio.

 

Ellos vienen, no preguntan,

y recogen este rastro de mi sombra.

 

Ellos vienen y se llevan

todo el polvo que le arranco

a lo que pienso.

 

Ellos vienen y tiran al camión

de la basura

las huellas que vomito por el alma.

 

Ellos vienen y recogen

uno a uno mis pecados.

 

Pasan por aquí temprano,

no preguntan

y se llevan mis olores,

los avisos de la muerte

y todas las palabras

que le sobran al poema.

 

Ellos vienen y se llevan

este espejo que ocultamos.

 

La costurera

 

Ella enhebra la saliva.

Ella mide y traza con la tiza un pájaro en la tela.

 

Su ojo cruza el ojo de la aguja.

y ata el viento a la bobina.

 

Luego corta. Luego une. Luego pega.

Luego corta. Luego une. Luego pega.

 

La tijera es un baile de muchacha sobre el hielo.

La tijera es un reptil hambriento que corre por el llano.

 

Luego corta. Luego une. Luego pega.

 

Su Singer de pedal anda por la tela

con los labios apretados.

 

Su Singer gime a todo grito su trabajo.

 

Su Singer gime a toda máquina

las ganas de un abrigo.

 

Luego corta. Luego une. Luego pega.

 

Ella sabe la puntada que lleva la costura de los sueños.

 

Ella sabe remendar el alma

cuando se hiere con las púas de la tarde.

 

Luego corta. Luego une. Luego pega.

 

Ella cose guiños y recatos.

Cose el silencio y las palabras.

 

Ella cose el ruedo de un suspiro.

Ella cose los ojales de un secreto.

 

Ella cose las sisas que ajustan unas manos a la piel.

 

Luego corta. Luego une. Luego pega.

 

La vendedora de llaveros

A la mujer que me vendió un llavero en San Pedro de Montes de Oca

 

Viste un delantal de pájaros dormidos

y su pelo es una ofrenda al color de cada nube.

 

Vende criaturas de amor

que aprenden con el tiempo

a guardar las llaves.

 

Vende vínculos nupciales de candados y llavines,

el corazón de un arco iris

y duendes disecados

que amarran los recuerdos.

 

Vende un ángel de la guarda

aunque lluevan los demonios.

 

No tiene domingos en la memoria

ni días de fiesta.

Ella simplemente sabe de las calles

y los parques y los buses.

 

Ella solo sabe de los sitios

donde hay manos y palabras

y alguien que tal vez

se acuerde de comprarle una sonrisa.

 

Carlos Manuel Villalobos Villalobos (Costa Rica, 1968) ha sido ganador del premio nacional UNA-Palabra (2019) en el género de cuento, y en poesía ha ganado los premios: Brunca de la Universidad Nacional de Costa Rica (2014), el premio Editorial de la Universidad de Costa Rica (1999) y el Arturo Agüero Chaves (1993). Entre sus publicaciones literarias están Curación de la locura (2020, cuento); Altares de ceniza (España 2019, poesía); El cantar de los oficios (2015, poesía); Trances de la herida (México 2015, poesía); El ritual de los Atriles (2014, disertaciones); Insectidumbres (2009, poesía); Tribulaciones (Guatemala 2003, cuento), El primer tren que pase (2001, poesía); El libro de los gozos (novela, 1era. ed. 2001, 2da. ed. 2019); Ceremonias desde la lluvia (1995, poesía) y Los trayectos y la sangre (1992, poesía). Es doctor en Literatura Centroamericana, máster en Literatura Latinoamericana, licenciado en Periodismo y profesor en la Enseñanza del Castellano y la Literatura. Se desempeña como docente en la Universidad de Costa Rica, donde imparte Semiótica y Teoría Literaria. En esta institución ha fungido como vicerrector de Vida Estudiantil y director de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura. Ha dictado cursos en universidades de Estados Unidos, México y España, y ha participado como escritor invitado en festivales literarios en España, Alemania, Egipto, Marruecos y en diferentes países de América Latina.

Fernando Montero Bolanos
Fernando Montero Bolanos
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
fernando.mozenmnterobolanos  @ucrbrtb.ac.cr

Comentarios:

0
    Utilizar cuenta UCR
    *

    Artículos Similares:

    Regresar Arriba