¿Pueden profesionales del arte, las ciencias exactas y las ciencias sociales trabajar simultáneamente en un laboratorio? La respuesta es sí, y fue precisamente eso lo que logró el curso “Introducción a la conservación de material cerámico y lítico”, realizado entre el 2 y el 27 de julio.
El esfuerzo, organizado por el Instituto de Investigaciones en Arte de la Universidad de Costa Rica (IIArte), el Instituto Ítalo-Latinoamericano, el Teatro Nacional y el Museo Nacional, reunió a 20 especialistas de América Central quienes actualizaron sus conocimientos en el rescate de la herencia artística precolombina.
“Es un esfuerzo interinstitucional porque ninguna institución tiene todos los recursos. El Museo, por ejemplo, es el custodio de las piezas, pero también tenían que venir a la Universidad para poder trabajar y conocer los laboratorios de física, química y biología”, explica la Dra. Patricia Fumero, directora del IIArte.
La interacción de artistas, físicos, microbiólogos y antropólogos, combinada con la capacitación en tecnologías como el ultrasonido y el infrarrojo permitió, tras un mes de trabajo, la restauración de veinte piezas originales de cerámica y piedra que fueron exhibidas luego en el Museo Nacional. .
La M.Sc. Carmen Aguilar, ceramista y docente de la UCR, fue una de las participantes. Como artista, destaca la importancia de conocer no solo las nuevas tendencias en el rescate del arte si no de poder aprender a implementar las técnicas más actualizadas.
“Actividades como estas permiten ver a la conservación como una disciplina actual y contemporánea”, detalla Aguilar. “En otros momentos se decía que restaurar era llenar una obra de pintura para que se viera bonita, ahora sabemos que es algo que no puede ser superficial y que existen equipos completos para eso”, agrega.
De su participación, Aguilar resalta también el aprendizaje logrado al mezclar su trabajo con el de expertos de otras ramas. Entre otros, se muestra sorprendida por las posibilidades de estudiar los microorganismos que afectan a las piezas y sobre el insumo que ese conocimiento representa para su labor.
Con las nuevas técnicas, señala además, se facilita conseguir uno de los principios éticos de la restauración: hacer aflorar la belleza propia de las piezas con que se trabaja y realizar la menor cantidad de intervenciones, de manera que se respeta la historia que estas narran.
El taller de restauración fue el primer paso de una nueva etapa que esta disciplina enfrentará en la región.
Desde el IIArte, la Dra. Fumero explica que se continuará investigando sobre los materiales existentes, de manera que no sean solo más accesibles si no que se puedan adaptar algunos de los avances internacionales a las condiciones climáticas y biológicas de la región. En este campo ya se han realizado avances gracias a los estudios que han compartido con el Centro de Investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales (CICIMA).
En un plazo cercano, se espera también contar en la Universidad de Costa Rica con una Maestría en Restauración, una carrera que hasta la fecha no es ofrecida en ningún país de América Central.